Discurso de la Rectora en la graduación provincial “75 aniversario de la Universidad de Oriente”

Estimada: Beatriz Johnson Urrutia, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, integrante del Consejo de Estado y Gobernadora de la provincia.

Distinguidos Ex Rectores, Doctores Honoris Causa y Profesores Eméritos que nos acompañan.

Estimados miembros del Consejo de Dirección:

Estimados invitados:

Queridos profesionales que hoy se gradúan:

Esta noche nos hemos reunido en este histórico lugar para realizar el acto más simbólico de nuestras tradiciones universitarias. Este parque que lleva el nombre del Padre de la Patria, no solo es el corazón, sino el símbolo por excelencia de la urbe santiaguera, a sus laterales sobresalen edificaciones que poseen, además de un inestimable valor patrimonial y cultural, el privilegio de ser escenarios de momentos épicos de nuestra  la historia. Desde el balcón a sus espaldas, se proclamó el triunfo de la Revolución Cubana en la voz de Fidel, que haciendo realidad junto al Ejército Rebelde el sueño frustrado de los mambises, entró victorioso a Santiago de Cuba y desde esta plaza libre se dirigió a su pueblo, a toda Cuba y al mundo.

Aquí volvió nuevamente al conmemorarse el 25 aniversario de la Revolución, y desde el mismo balcón le confirió a Santiago de Cuba el Título Honorífico de Ciudad Héroe de la República de Cuba y la Orden Antonio Maceo, en justo reconocimiento a su invaluable contribución en el logro de la victoria e independencia definitivas.

Estar hoy aquí, a pocos días de celebrar el 64 aniversario de ese extraordinario momento, es también motivo de evocación y homenaje a su invicta figura.

En unos días regresaremos, como ya es tradición, para esperar el año nuevo y con él, otro aniversario de nuestra Revolución izando la bandera y entonando las notas del Himno Nacional. Por tanto, no es casualidad que lo hayamos escogido para entregarles hoy los títulos que los acreditan como licenciados, ingenieros y arquitectos.

Y es que justamente los nexos de la historia los que nos hacen recordar también que a pocos metros de aquí se oficializó, en acto Solemne celebrado en los salones del Palacio Provincial de Oriente, la creación de la Universidad de Oriente, hecho trascendental para toda la nación cubana del que festejamos el pasado 10 de octubre su 75 aniversario.

Los estatutos fundacionales de esta casa de Altos Estudios, redactados 75 años atrás, sintetizaron lo mejor del propósito de los creadores de este centro de cultura superior, que respondió desde sus orígenes a las necesidades y las luchas del pueblo cubano. Dichos estatutos expresaban: “Los fines y actuaciones de la Universidad de Oriente responderán siempre a una elevada función de utilidad social y de servicio al pueblo.”

Con tal premisa, hacer este acto de Graduación Provincial de la Universidad de Oriente en este escenario, simboliza además la profunda identidad y carácter popular de nuestro centro que se renueva a diario en la equidad de su acceso y su vocación de servir al pueblo al que se debe. Oficializar su condición de graduados desde aquí significa un doble compromiso: el primero con el Alma Mater oriental, que siempre les deja abiertas sus puertas; y el segundo con nuestro país, que necesita de sus mejores esfuerzos como profesionales para el desarrollo en todas las áreas del conocimiento que ustedes representan.

Este acto constituye el cierre de un fecundo período. En cinco años han vivido momentos trascendentales, que han pasado a formar parte de la historia institucional.

La gran mayoría de ustedes ingresó a nuestro centro en el año 2018. Desde entonces y hasta hoy, hemos protagonizado importantes sucesos académicos, culturales y políticos.

Para el país y específicamente para nuestra universidad, este último lustro ha devenido en un período de retos, superación y resistencia ante las dificultades.

Determinado en parte por el recrudecimiento del bloqueo económico comercial y financiero del gobierno de los Estados Unidos y el golpe de la pandemia de la Covid-19. Sobre esto último no podía pasar por alto las infinitas horas de entrega, sacrificio personal y colectivo, trabajo, sudor y lágrimas aportadas por nuestra comunidad universitaria.

Los meses posteriores nos hallaron ya no solo como voluntarios, pesquisadores, productores de alimentos, procesadores de muestras para PCR en el laboratorio, sino que esta universidad acogió vacunatorios y fuimos miles los que de forma inmediata participamos en los ensayos clínicos de la hoy vacuna Abdala, con la que el país venció a la pandemia. En cada una de esas urgentes y vitales tareas encontramos la entrega, talento y energía de ustedes.

Participaron como auditores o asesores en diversas tareas, aportando ideas para el mejoramiento de Santiago de Cuba, desarrollando trabajo social, tocando desde el corazón a los más vulnerables. Fueron observadores y activos participantes en el proceso de consultas de varias leyes fundamentales para el presente y futuro del país, desarrollaron capacitaciones y lograron incidir y transformar desde sus aulas hasta sus comunidades de residencia.

Nos queda la satisfacción del deber cumplido y el reconocimiento al trabajo realizado. Nunca antes se puso más en alto la vocación humanista de nuestra universidad con la respuesta valiente y altruista que dimos a la convocatoria de las autoridades de la provincia.

También, más recientemente, desarrollaron las actividades del Décimo Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria, que en pocos días celebrará su centenario, donde debatieron las múltiples inquietudes que poseen, sobre temas propios de la organización estudiantil, así como locales, nacionales e internacionales.

Igualmente, en sus temas de tesis, desarrollaron investigaciones vinculadas a problemas sociales y técnicos, aportando soluciones específicas; tal como corresponde a la misión que hizo surgir a nuestra Universidad: misión de servicio social.

La pandemia y demás circunstancias difíciles vividas y superadas les dejan una huella como generación que supo ser resiliente, creativa y capaz de apropiarse de las herramientas necesarias para no dejar de formarse incluso fuera de los espacios docentes. ¡Nunca se dieron por vencidos! De la mano del claustro y de sus familias hoy ven el premio a ese esfuerzo coronado.

Durante esta estancia en la universidad han logrado desarrollar nuevas e impensables potencialidades y  ahora serán capaces solos de afrontar los nuevos desafíos. Nuestra mayor aspiración, como personas y como institución, es que esa transformación integral que han experimentado haya sido para bien, que el modelo de universidad científica, humanista, innovadora, solidaria, internacionalista y comprometida con su pueblo y con su época que aquí han encontrado, lo trasladen a su vida profesional.

Por eso celebramos la vida en esta graduación y en este 75 aniversario. Porque la mayor realización de esta universidad, es la capacidad de desarrollar el talento, somos el espacio que ha propiciado la búsqueda incansable de la verdad y del conocimiento. Nos hemos multiplicado: primero en toda la región oriental y luego en todos los municipios de Santiago de Cuba.

La Universidad de Oriente nació con la voluntad de no discriminar a sus alumnos. Setenta y cinco años atrás, nuestros fundadores vieron materializado su sueño de que el centro de cultura superior que habían creado, fuera público. Con ustedes han obtenido el título de graduados en nuestro centro, más de 70 mil profesionales. En cada joven que sonríe victorioso en esta noche, más allá de su color de piel, sexo u origen social, está el éxito de nuestro proyecto. Ese es el mayor y mejor símbolo del ejercicio de los derechos humanos, plasmados en la Constitución de la República.

La selección de Vanguardias Integrales, Premios al Mérito Científico y Títulos de Oro, que aquí se halla reunida muestran su alta participación en la vida universitaria y la sólida preparación adquirida durante la etapa de aprendizaje. Por tanto, contemplarlos nos hacen sentir seguros de que son dignos herederos de los héroes y las grandes figuras de la historia, en particular y tratándose de Santiago de Cuba, justo es mencionar que mañana recordaremos el aniversario 126 de la caída en combate del Mayor General Antonio Maceo y el 88 del natalicio de Frank País, dos de los más brillantes hijos de esta indómita tierra a quienes honramos también desde los espacios universitarios que llevan sus nombres.

En una de sus hermosas frases José Martí decía…

las fuerzas que nos hacen vivir son: la dignidad, la libertad y el valor

Defiendan estas fuerzas que hasta hoy hemos compartido con ustedes.

Comienzan ahora a hacer sus propias obras. La única manera de trascender será esa. Al igual que trascendieron, en cada uno de ustedes, los fundadores de esta Casa, orgullosamente cubana y universal. Nosotros, los responsables por esta graduación, creemos que lo lograrán, pues al entusiasmo, la capacidad y la energía de estos años, le sumamos el carácter, la voluntad, el amor a la patria y la responsabilidad por los cambios que logren alcanzar desde su desarrollo profesional.

Ustedes son, ante todo, profesionales. Representan lo mejor y más avanzado del conocimiento, unido a ese maravilloso tesoro que es la juventud. Sean consecuentes con sus valores. Siéntanse orgullosos de lo que han alcanzado y no permitan que las rutinas, o los posibles obstáculos, los limiten.

No pierdan la voluntad ni la pasión de hacer bien las cosas: es el único camino posible a la excelencia.

Queridos graduados, las despedidas son difíciles de describir, mezclas de emociones: alegrías-tristezas, pero hoy cierran esta fase y han culminado exitosamente esta etapa de sus vidas y les esperan otros nuevos y soñados caminos. Llegar a esta jornada y estos asientos que han ganado por mérito propio, es la síntesis de todos los esfuerzos y logros que han alcanzado.

Los invito a recordar, con mucho cariño, a sus profesores que supieron hacer de ustedes mejores personas, al mismo tiempo que los convertían en profesionales. Den un fuerte abrazo a cada persona que será inolvidable. Otorguen a este momento la solemnidad y la trascendencia que ya posee en sus vidas.

 Esta Alma Mater, se honra de haber acogido la alegría, las sonrisas, la ira, el llanto y todas las emociones que han compartido durante estos fecundos años.

En nombre de todo nuestro claustro, a ustedes, a quienes les dedicamos intensas horas de pensamientos, consejos, conocimientos, valores y enseñanzas, les extiendo el más cálido y sincero abrazo.

Para todos las puertas de esta su Alma Mater quedan abiertas, aquí encontrarán siempre ciencia y conciencia para adquirir y compartir y seguro estamos que volverán a andar los predios universitarios. Por eso, mi inmenso privilegio de decirles “hasta pronto”.

Muchas felicidades y muchos éxitos.

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