“La fuerza del ejemplo es decisiva en toda obra humana”

A los claustros de profesores y estudiantes de las carreras Filosofía y Psicología.
Al Consejo de Dirección de la Facultad de Ciencias Sociales.
Al Consejo de Dirección de la Universidad de Oriente.

Queridos compañeros, todos y todas!

Durante la pasada semana, desde Mindelo, Isla de San Vicente, en Cabo Verde, seguí paso a paso el proceso de acreditación de ambas carreras. Ya conocí los resultados. Siento tremenda alegría y orgullo, porque estos son los resultados que ustedes han conquistado.

Pero ahora, lo que les quiero decir, es lo siguiente: en la medida en que nuestras capacidades y potencialidades se acercan a las realidades, necesariamente, se realizan los sueños por cuya realización trabajamos. De ahí, pues, que la presencia de cada uno de ustedes en ese proceso que acaba de concluir, y que tuvo por su parte elección y decisión, no fue una presencia formal, sino la demostración fehaciente del compromiso por exhibir, ante evaluadores externos, la competencia profesional fundamental de cada uno de ustedes, docentes y estudiantes: la de ser, esencialmente, hombres y mujeres con saberes y ética.

En ese camino arduo del último año, me parece fundamental subrayar que cada uno de ustedes desplegó su accionar en condiciones complejas, en las que nos hallamos en cada lugar de nuestro ámbito. En la misma medida en que nos hicimos capaces de reconocer la capacidad para actuar mejor, nos ha sido posible asumirnos como seres transformadores. En este sentido, debo aprovechar esta oportunidad para dar testimonio de mi reconocimiento a cada uno de ustedes, y reafirmar el compromiso con la realización de una práctica educativa mejor, más esencialmente dialógica y, por tanto, de recibimiento humano.

Hay algo más de lo que la vida me ha convencido en el transcurso de mi experiencia de cuatro décadas en la Universidad de Oriente: la labor educativa constituye una parte importante, pero somos estudiantes y profesores, un par dialéctico inseparable. Cuanto más auténticos seamos en lo vivido, tensión dialéctica en las relaciones entre educador y educando, tanto mejor estaremos capacitados para superar, razonablemente, las contradicciones que naturalmente se han de suceder.

En torno a esto ha sido esencial la organización y la disciplina, que se deriva de la práctica necesaria, difícil de realizar a veces, pero que debemos hacer. El rechazo de la tentación de la autocomplacencia nos forja como sujetos éticos, difícilmente silenciosos y sí muy batalladores por causas nobles y justas. Educarnos y coeducarnos tiene sentido, porque el mundo no es necesariamente esto o aquello; porque los seres humanos somos proyectos y; a la vez, podemos tener proyectos para el mundo. Eso es lo que se requiere, que todos trabajemos por el perfeccionamiento de nuestra sociedad, con compromiso real.

Soy de las que se exigen a sí misma el cumplimiento de ciertas tareas, entre las cuales está la de hacer posibles algunas de las que se consideran inviables. Como educadora, pero también como quien se entrega al ejercicio crítico y permanente de pensar en la propia práctica para teorizarla, esto es lo que voy aprendiendo a hacer y, cuanto más aprendo, más me gusta entenderme como promotora y socializadora, no solo de conocimientos, sino de acciones prácticas. La fuerza del ejemplo es decisiva en toda obra humana.

Finalmente, deseo expresarles que la importancia de este proceso de acreditación tuvo mucho que ver con la seriedad con la que fueron llevadas a cabo las tareas, con el respeto que hubo al ejecutarlas, con el respeto a los otros en beneficio de los cuales las realizamos, con la lealtad al sueño, que se plasma en la realidad en que se vive. Este constituye el principio y valor esencial de un profesional que aspire a ser coherente, y debe ser el sentido ético con el que las tareas deben “empaparse” de la competencia con que las llevemos a cabo, el equilibrio emocional con que las efectuemos, y el brío y amor con el que luchemos por ellas.

Les felicito de todo corazón, y abrazo colectivamente, porque todos merecen nuestro respeto: profesores y estudiantes, jefes de departamentos y carreras, consejos de dirección de la Facultad y la Universidad de Oriente.

Dra.C. Alisa N. Delgado Tornés

Mensaje de la Dra.C. Diana Sedal, anterior Decana de la Facultad de Ciencias Sociales

A los profesores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Oriente.

Gracias a todos por su entrega, una vez más, a los procesos que de conjunto enfrentamos en favor del desarrollo académico y profesional. Me he sentido, a pesar de la distancia, muy identificada y satisfecha con los resultados obtenidos en la acreditación de las dos carreras; los cuales seguí minuto a minuto, a través de los testimonios que me llegaron a diario.

Dichos resultados me han ratificado que somos una Facultad con un claustro muy profesional y comprometido con las prioridades del MES y de la Universidad, y que estamos dispuestos a estar en la avanzada, a pesar del fatalismo geográfico, y del espíritu de los escépticos.

Sin dudas hemos alcanzado un acumulado de trabajo que le podemos entregar, con confianza, a las nuevas generaciones. En sus manos está la responsabilidad de darle continuidad a un trabajo que se resume en el 100 % de carreras y maestrías acreditadas y, como siempre digo, en una Facultad que no se parece a ninguna, por su esencia y naturaleza.

Sé que las jefas de carrera y de departamento brillaron en su desempeño académico, y que los claustros las siguieron en esta dura misión. No es casual que ello ocurra en nuestra Facultad, donde la unidad no es excepción sino regla. Por eso les pido que trasmitan a todos mis felicitaciones, ya que materializaron, en conjunto, uno de mis mayores sueños.

Este es sólo el arranque. Nos esperan metas superiores que, de seguro, vamos a alcanzar con el esfuerzo de todos. Muchas felicidades por los resultados de las evaluaciones. Muy merecidos. Saludos desde el Distrito Capital, República Bolivariana de Venezuela.

Dra.C. Diana Sedal Yanez