Nunca imaginó la italiana, nacionalizada inglesa, Florence Nightingale, que su devoción casi excéntrica para la época que le tocó vivir, por salvar vidas, trascendiera. En data tan lejana como el siglo XIX transformó la imagen de la enfermería, la dignificó; llegó a convertirla en una profesión imprescindible en la medicina.
En su libro “Notas de Hospital”, de 1863 expresó:
“La observación indica cómo está el paciente, la reflexión indica que hay que hacer, la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo; la formación y la experiencia son necesarias para saber cómo pensar y que pensar”.
Este concepto es la base sobre la cual los profesionales de la enfermería desarrollan con éxito está genuina labor. Por los imprescindibles aportes de Florence Nightingale, que impregnaron aún mucho más humanismo a su labor, es que se escoge su fecha de nacimiento, 12 de mayo, como el Día Internacional de la Enfermería.
Los nativos de este archipiélago tenemos la suerte de contar con muchos profesionales de suficiente valía en esta rama de la salud.
En tiempos de COVID-19 los enfermeros cubanos han desempeñado una labor primordial, para lograr disminuir el impacto de esta pandemia; y no solo es así en nuestro país, sino en muchas otras tierras.
La vocación humanista y sensible de esta excepcional mujer fue heredada por los profesionales de la enfermería a nivel global.
Aunque cuando esté reportero era muy pequeño le temía a las enfermeras y a sus inyecciones, hoy, pasados unos años, ese reflejo infantil se traduce en admiración y respeto hacia una labor que salva vidas.
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