La historia de la Revolución Cubana tiene que emocionar

El reciente Premio de la Crítica Histórica Hortensia Pichardo recibido por el Dr.C. Frank Josué Solar Cabrales motiva un acercamiento a la obra de este joven historiador, quien es profesor del Departamento de Historia y Patrimonio Universitario, Historiador de la Universidad de Oriente, también Presidente de la Cátedra Honorífica para el Estudio del Pensamiento y la Obra de Fidel Castro e investigador adjunto de la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República.

Hablemos de su trabajo bibliográfico enfocado justamente en la reconstrucción de esa época pre-revolucionaria. Es fascinante la reconstrucción que hace de situaciones, de contextos, de relaciones interpersonales entre los jóvenes del Directorio Revolucionario y el Movimiento 26 de julio.

Vengo trabajando este tema desde la licenciatura. Me llevó muchos años de investigación. Buscar documentos, entrevistar combatientes, encontrar esos testimonios. Y cuando comienzo a hacer la tesis de doctorado, me intereso no sólo la historia del Directorio, sino por la dinámica de las relaciones entre el Directorio y el 26 de julio. O sea, ¿Cómo se comportaron las relaciones entre ellos durante esa insurrección? Y comprender cómo se dio el tema de la unidad entre ellos. Cuáles eran sus concepciones y sus prácticas sobre la unidad. Puedo decir que hubo muchos desafíos, que de alguna manera me impulsaron en la investigación porque hubo como una especie de pacto entre ellos de no hablar de ese tema. Se trataba de una historia que fue en determinados momentos muy conflictiva, con desacuerdos y con desencuentros y acordaron dejarlo en el pasado para consolidar la unidad después del triunfo de la Revolución. Sin embargo, estoy convencido que si temas tan importantes no se explican, quedan espacios vacíos que son aprovechados para la manipulación y la tergiversación. Entonces me parecía que era necesario investigarlos y explicarlos.

Ha ido convirtiendo el cúmulo de años de investigación en publicaciones. Coménteme  cómo ha sido este proceso.

Si, es una gran satisfacción para mi. Primero tuve una incursión en libros colectivos y luego, presenté el resultado de mi tesis al Premio de Ensayo Histórico Social  Juan Pérez de la Riva en 2017. Lo gané, lo cual implicaba su publicación, aunque este no fue mi primer libro publicado dada la crisis editorial de esos años y luego los avatares de la pandemia.

En 2021, a partir de una polémica en redes sociales alrededor de los sucesos del 13 de marzo,  publiqué en el sitio digital La Tiza una serie de tres artículos donde trataba este tema, específicamente La Carta de México y a raíz de este trabajo, el Dr.C. Eduardo Torres Cuevas me sugirió que convirtiera esos artículos en un libro. Así lo hice y surgió el libro Entre la Carta y el Asalto.

También tuve la oportunidad de ser el coordinador y compilador de un libro que se llama Historias de Rebeldía fruto de un evento convocado por la Unión Nacional de Historiadores, y está el texto que seguro conocen un poco más, 26 de julio: el asalto que incendió las nubes publicado este año por Ocean Sur, que resultó una compilación de testimonios y entrevistas de los protagonistas del 26 de julio que estaban dispersos.

Queda mucho material inédito luego de una tesis de doctorado ¿qué sigue en su lista de publicaciones?

Tengo especial interés en abordar El pacto de Miami. Quiero dedicar un volumen a este tema para que se comprenda ampliamente, que se conozca lo difícil que fue conseguir la unidad y la grandeza de Fidel en unir a todos esos jóvenes revolucionarios, quienes fueron capaces de poner la Revolución por encima de sus intereses personales.

Ha dicho en otras entrevistas que “la historia de la Revolución Cubana debe ser estudiada sin omisiones y sin prejuicios, en toda su complejidad, como la vida misma”. ¿Cuáles son, en su opinión, los mayores retos que enfrenta la enseñanza de la historia de Cuba en la actualidad?

Para mi hay dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la historia de Cuba en general, y específicamente la historia de la Revolución Cubana, tiene que emocionar. No sirve que el estudiante se aprenda fechas, sucesos, héroes si no se emociona, si no se identifica con ellos, si no lo siente, y ahí entra el segundo aspecto, tiene que sentir que la historia le es útil para combatir hoy. Que cada joven piense ¿Qué me toca a mi? ¿Cuál es el sueño por el que varias generaciones de cubanos han combatido y cuál es mi responsabilidad y mi compromiso como generación? Si la historia no sirve para combatir hoy, es una historia muerta, una historia que no sirve.

 

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