Cuando buena parte del mundo ha vivido una temporada de confinamiento para huir del letal coronavirus que ha cambiado nuestras vidas, el espacio digital se ha convertido en el mejor aliado para que la distancia física no se transforme en un total distanciamiento social.
Miles de millones de personas han recurrido más que nunca a dispositivos conectados móviles o fijos para comunicarse con la familia y amigos, para informarse sobre la enfermedad o los acontecimientos diarios, para teletrabajar y para proveerse de alimentos, recursos e insumos.
Las más recientes estadísticas mundiales y los estudios de We are Social–Hootsuite muestran grandes saltos en la actividad digital, especialmente en países que han vivido la reclusión hogareña más prolongadas o estrictas; aumentos significativos en el uso de las redes sociales, con las videollamadas como protagonistas; una adopción del comercio electrónico, particularmente para la compra de comestibles; y un aumento en la cantidad de tiempo dedicado a jugar videojuegos y practicar o mirar deportes electrónicos.
Según el reporte de abril del Informe Digital 2020 , un sondeo entre personas de 16 a 64 años en un grupo de países seleccionados muestra que un 35% de ellos invirtió mucho más tiempo siguiendo las noticias, un 29% declaró usar significativamente más tiempo viendo filmes y shows en los servicios televisivos por streaming, un 24% incrementó el tiempo de uso del servicio de Messenger, un 23% aceptó haber dedicado mucho más minutos a las redes sociales y un 19% aumentó el tiempo que dedicó a ver las transmisiones de canales de televisión.
Más Internet, más móviles
La penetración de internet y los dispositivos móviles en el mundo aumentó en medio de la emergencia sanitaria. El análisis de Data Reportal indica que 4570 millones de personas se conectan ahora a internet, lo que supone un incremento de al menos 30 millones de usuarios en el primer trimestre del año, a pesar de los retrasos en los informes estadísticos de algunos países clave debido al brote de COVID-19.
De tal manera, al cierre de marzo de 2020, el 59% de la población mundial está ya conectada a la red de redes y accediendo a uno o varios de los servicios en línea; una cifra ascendente, pero que todavía muestra las inequidades de nuestro mundo en ingresos, posibilidades y desarrollo.
Aun miles de millones de personas que no acceden a Internet están excluidas de las oportunidades para superar las limitaciones sociales y económicas del autoaislamiento, mientras que los gobiernos sin plataformas digitales establecidas son menos capaces de gestionar eficazmente la pandemia y las consecuencias económicas asociadas.
Creció también en este tiempo el número de usuarios de telefonía celular en el mundo. De acuerdo con el reporte, hay 128 millones de nuevos usuarios únicos de telefonía móvil a nivel mundial con respecto al cierre del primer trimestre de 2019. Según los datos de inteligencia en tiempo real de la GSMA, una organización mundial que agrupa a unos 800 operadores móviles y 200 compañías relacionadas, a mediados de abril de este año (y no deja de aumentar) había más de 9.800 millones de líneas móviles y 5.200 millones de clientes. Es decir, la mayor parte de la población mundial tiene al menos un dispositivo en sus manos. Aumenta también hasta 4 200 millones los que usan esta vía para conectarse a internet.
Una detallada investigación de GlobalWebIndex revela que un 76% de las personas que encuestaron en el mundo pasaron más tiempo usando sus teléfonos inteligentes en el mes de marzo que en etapas previas.
A su vez, los datos de Statcounter muestran que el 52% de las solicitudes de páginas web en marzo de 2020 se originaron desde dispositivos móviles, lo que representa un aumento relativo de más de un 6% en comparación con marzo de 2019.
Pegados a las redes sociales
El confinamiento pegó aun más a las personas a las controvertidas redes sociales digitales, con toda la riqueza de intercambio, comunicación e información que proporcionan y también la carga de falsedades, bulos y odios que se difunden festinadamente por estos canales.
Junto a lo reportes de contagiados y fallecidos, la efectividad de ciertos tratamientos, las duras historias personales y familiares que se visualizaron en las redes, se esparcieron como polen las falsas curas milagrosas, las predicciones apocalípticas, los mensajes irasibles. La Infodemia se convirtió también en una pandemia en esta primera mitad del 2020.
Un sitio español ha identificado 611 bulos y desinformaciones sobre la COVID-19, especialmente en las redes sociales, pero también en los medios.
“Las mentiras flagrantes se extienden en internet a un ritmo aterrador”. Un análisis reciente encontró que más del 40 por ciento de las publicaciones sobre COVID-19 en una de las principales plataformas de redes sociales fueron publicados por bots – programas automatizados disfrazados de personas, así lo explicó el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, durante un evento virtual de alto nivel que convocó la UNESCO sobre la libertad de expresión y la desinformación durante la pandemia de COVID-19, con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa.
El GlobalWebIndex´s Coronavirus Multi-Market Study, de abril de 2020, muestra que entre marzo-abril el 47% de sus encuestados empleó mucho más tiempo utilizando las redes sociales digitales que antes de la pandemia y el 46% empleó mucho más los servicios de mensajería.
La burbuja de las redes sociales continuó expandiéndose y creció un 8% entre abril de 2019 y abril 2020, para llegar a 3.81 mil millones de usuarios.. Las estadísticas más recientes muestran como ya Facebook, Youtube y Whatsapp, cada uno, agrupan en su mundo digital a más personas que China, Estados Unidos y Rusia juntas. Verdaderos emporios con una influencia creciente en las sociedades y en las vidas de muchos individuos.
Pese a ser todavía un peso ligero en cuanto al número total de usuarios, Twitter tuvo el mayor crecimiento relativo entre todas las redes en lo que va de año, al aumentar sus audiencias en un 14% desde enero (47 millones más).
Mientras, los videos cortos de TikTok y las videoconferencias se convirtieron en vedettes en estos tiempos de temores y distanciamientos. TikTok encabeza las listas de descarga de aplicaciones globales, aunque sigue a Instagram en el sexto lugar cuando se trata de usuarios activos mensuales. Zoom una aplicación para videoconferencias, ha sido un claro ganador. Ha tenido hasta 200 millones de usuarios activos diarios en las últimas semanas, 20 veces más que los niveles previos a la pandemia.
Más de 700 millones de cuentas de WhatsApp y Messenger participan en llamadas todos los días.Las llamadas grupales también experimentaron un salto significativo. Sólo en Italia durante marzo las llamadas grupales de 3 o más personas crecieron un 1000%.
Gráfica: Edelberto Carmona Tamayo / Cubadebate*Según el Internet Live Stats, Facebook tiene ya al cierre del 30 de junio más de 2 536 millones de usuarios y Twitter 362 millones.
Los estudios de Comscore, muestran que los índices de menciones sobre el COVID-19 en redes sociales incrementaron en todas las regiones durante marzo 2020. Sin embargo, cuando se analiza la tendencia en los meses de abril y mayo los números comienzan a disminuir.
Netflix y Amazon ganan en medio de la crisis que hunde a millones
Pese a que la COVID-19 trajo no sólo un grave dilema sanitario al mundo sino también una profundización de la crisis económica, ha habido también ganadores en medio del desastre.El mercado de las plataformas de video y la TV en línea (por streaming) es uno de los que se ensancha.
GlobalWebIndex muestra que un 57% de las personas que encuestó ha invertido más tiempo del habitual viendo filmes y shows en los servicios de setreaming.
Así Netflix unió la friolera de 16 millones de nuevos usuarios de pago, lo que le obligó a bajar la calidad de sus videos para que no se saturara el servicio. De acuerdo con la AT&T, el tráfico de Netflix en EE.UU fue en estos meses el más alto de todos los tiempos. Los propios reportes de Netflix indican que al final de junio el número de suscriptores del servicio debe rondar los 190 millones.
Los nuevos competidores de la TV en línea también se beneficiaron de las necesidades de entretenimiento en medio del encierro. El 88% de todos los hogares con banda ancha en Estados Unidos probó alguno de los nuevos servicio, haciendo uso de las pruebas gratuitas que estos han ofrecido durante estas semanas. Mientras que Disney+ llegó al 49% de los hogares con una conexión a internet en los Estados Unidos, Apple TV+ lo hizo al 27%.
El naciente servicio de The Walt Disney Company creció al doble en lo que va de año y ya acumula más de 50 millones de suscriptores desde su surgimiento en noviembre de 2019.
Amazon Prime Video se unió a esa ola de crecimiento y acaba de dar un golpe de efecto en este disputado mercado al introducir hace unos días en Estados Unidos una nueva función, conocida como Watch Party, que permite ver series de televisión de forma conjunta con hasta cien personas y comentarlas por chat en tiempo real; aunque solamente se puede utilizar desde navegadores de ordenador.
Pero ese realmente no es el gran negocio del imperio de Jeff Bezos, el dueño además de The Washington Post y de un floreciente servicio en la nube para empresas. Su gran tormento primero a inicios de la pandemia y el gran triunfo después ha sido su servicio de comercio electrónico, que se multiplicó sólidamente.
Mientras los grandes almacenes, supermercados y centros comerciales cerraban con el crecimiento exponencial de los casos de COVID-19 en el mundo, la compañía líder en el mundo del comercio electrónico tuvo que contratar en estos meses a más de 175 mil nuevos trabajadores para mantenerse al día con las demandas.
Bezos, el tipo más rico del planeta, ha aumentado su fortuna en más de 56 700 millones de dólares en lo que va de año, calcula la compañía especializada Bloomberg. Atesora así la impactante cifra de más de 171 600 millones de verdes. El precio de las acciones de Amazon está en máximos históricos; el banco de inversiones Morgan Stanley estima que este año ingresará más de 332 mil millones de dólares.
Aunque cual ávaro plutócrata, el Sr. Bezos no hace derrama suficiente de las ganancias y no son pocas las protestas de los empleados por la insuficiente paga y las escasas medidas de seguridad que se les proveen para realizar su trabajo de distribución en medio de la pandemia.
No se debe dejar de apuntar que los altos consumos de música de la llamada Generación Z y el creciente interés de otros grupos poblacionales han impactado positivamente en Youtube, que ya sobrepasa los 2 mil millones de usuarios. Durante la presentación de los resultados del primer trimestre, el CEO de Alphabet (compañia matriz de Google y Youtube) aseguró que con el brote de coronavirus han crecido significativamente tanto el tiempo de reproducción como las transmisiones en vivo en esta plataforma de video. Los ingresos publicitarios de Youtube crecieron un 33% respecto a igual periodo del año pasado.
El video en línea también creció en Facebook con más de 800 millones de cuentas que a diario transmiten conciertos, clases de ejercicios y más.
Los medios masivos prestigiados pero golpeados
Los medios de comunicación masiva -tradicionales y digitales- han vuelto a posicionarse como referentes informativos en este periodo de inseguridades y necesidad de información confiable. A las funciones tradicionales de los medios: informar, educar y entretener, la pandemia ha añadido con fuerza la desafiante tarea de luchar contra las fake news.
La pandemia de COVID-19, según varios analistas, es el acontecimiento con mayor cobertura periodística de la historia. Ningún otro hecho ha tenido la cantidad de horas, imágenes y textos dedicados como este fenómeno que afecta a todos los habitantes del planeta. Ninguno tampoco tuvo tal magnitud de audiencia.
“Los periodistas y los trabajadores de los medios de comunicación de todo tipo son cruciales para ayudarnos a tomar decisiones informadas. En una pandemia, esas decisiones pueden salvar vidas. Ahora más que nunca, necesitamos que los medios de comunicación documenten lo que está sucediendo; que diferencien entre los hechos y ficción; y hacer que los líderes rindan cuentas”, decía el Secretario General de la ONU Antonio Gutérrez recientemente.
Los crecimientos del tráfico web han venido aparejados a un mayor tiempo dedicado a la lectura de los medios. Ello se ha traducido en un crecimiento del 25% en la confianza de los lectores sobre la veracidad de la información que se le ofrece. Lo contrario ha sucedido con las redes sociales, que disminuyeron en un 29% su índice de confianza por la avalancha de fake news.
Así lo demuestran los registros más recientes de Comscore Social en la región Latinoamericana. En una evaluación de los principales contenidos con la palabra Coronavirus o Covid-19 con mayor volumen de interacciones en Facebook, Twitter e Instagram, del 1 al 18 de marzo 2020, los medios ocupan los primeros lugares como top publishers en todos los países analizados: Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Perú.
La dificultad y el reto principal para los profesionales de los medios, pero también la oportunidad, ha sido la necesidad de trabajar de forma remota, algo hasta ahora poco habitual y que se ha logrado gracias a la tecnología y los medios ya disponibles para hacer noticias o entretenimiento para televisión, radio, redes o Web
Casi todos los medios en el ámbito digital liberaron de pago sus contenidos relativos a la cobertura sobre la COVID-19 para atender a ese alto interés noticioso.
Pero, a pesar del crecimiento significativo de las audiencias, los medios no lo han pasado nada bien, poniéndose más en entredicho los modelos de negocios prevalecientes en la prensa tradicional. La inversión publicitaria en los mismos decayó. El impacto económico negativo que han sufrido numerosas empresas, la caída libre del sector del ocio masivo y el entretenimiento (incluyendo los espectáculos artísticos), ha provocado un descenso significativo en publicidad.
Únase a ello el bloqueo para la monetización de las palabras clave relacionadas con el coronavirus y la enfermedad y la determinación de muchos negocios de no vincular su imagen con la de la complicada situación mundial. La mayoría de las personas buscaban información sobre el tema de marras, por lo que disminuyó el posicionamiento de los anuncios y, por tanto, su inversión.
Como ya es tradicional, Google y Facebook acapararon la mayor parte de las cifras que se dedicaron a publicidad.
El impacto ha sido profundo en la prensa impresa, que ya venía totalmente magullada desde antes. Los medios escritos españoles están pidiendo el agua por señas. El duro impacto de la COVID-19 en ese país ha sacudido también a ese sector. A la caída de la publicidad se añade el bajo nivel de venta en los estanquillos y la caídad de las suscripciones de los impresos ante el confinamiento.
La Asociación de Medios de Información, que agrupa a los diarios españoles con ediciones impresas, indicó a finales de marzo que la anulación de campañas publicitarias en los primeros días de confinamiento generó una caída de ingresos de entre el 75% y el 80%. La previsión para abril era de una caída en la facturación del 50%. De momento, el único dato oficial es un retroceso del 26% para el primer trimestre y del 48% en marzo, según las cifras de Infoadex. Hablamos solo de prensa en papel, porque la inversión digital cayó un 14% en este último mes.
Ante esta situación, los comités de empresa de los medios impresos más importantes de España, ‘El País’, ‘La Vanguardia’, El Mundo, Expansión, El Periódico y una decena de cabeceras regionales, emitieron a principios de abril un comunicado conjunto en el que piden al Gobierno ayudas condicionadas a que sus empresas no puedan aplicar ni recortes salariales ni despidos.
“Nos dirigimos al Gobierno para exigir que el sector de la prensa, en tanto que ejerce una labor considerada servicio esencial por los decretos aprobados, reciba una aportación pública para poder seguir prestando este servicio en condiciones de calidad ante la situación económica a la que se están viendo abocadas las empresas y que muchas de ellas pretenden aprovechar para imponer ERTE (Expedientes de Regulación de Empleos) absolutamente desproporcionados”, señalaba el texto.
En una década de crisis del modelo de prensa escrita en España (2010-2020), sus ingresos han caído a la mitad, su plantilla se ha reducido en un 40% y la venta de ejemplares ha bajado más de un 60%. Los diarios impresos ya no tienen el músculo financiero del 2010 y sus plantillas están lo suficientemente recortadas como para intentar seguir manteniendo sus productos con el mismo nivel de calidad si se emprenden nuevas reducciones.
En Australia, el poderoso imperio mediático de Rupert Murdoch, News Corp, anunció a fines de mayo la suspensión de la impresión de más de 100 periódicos regionales y locales por la caída de los ingresos publicitarios. De ellos, 35 cerrarían definitivamente y 76 continuarían con su versión digital.
En el Reino Unido muchas ciudades principales perdieron su único periódico impreso.JPI Media, que posee docenas de esos medios, dijo que todos sus periódicos gratuitos entregados puerta a puerta dejarían de imprimir temporalmente debido a los desafíos logísticos de organizar la entrega, junto con el colapso catastrófico en el mercado publicitario local.
Periodistas en distanciamiento y precariedad
Con el avance del coronavirus, las redacciones físicas, con su ambiente particular y la oportunidad de intercambio cercano entre colegas, se han reducido o incluso han desaparecido momentáneamente en no pocos medios.
Los espacios de creación de muchos medios se fueron vaciando y los procesos de creación-edición-publicación comenzaron a gestarse en la distancia. Periodista, editor, redactor, diseñador, editor de video, fotógrafo, editor de redes, desarrollador, infógrafo o analista de SEO comenzaron a trabajar desde casa y las redacciones se articularon en la red, con unos pocos decisores en el espacio real del medio.
En algunos lugares el retorno físico no será muy pronto por la permanencia del coronavirus; en otros porque los espacios físicos de los medios han sido cerrados. La quebrada empresa estadounidense de medios McClatchy, por ejemplo, anunció que a partir de agosto, seis de sus medios de comunicación -The Herald (Miami), Charlotte Observer , The State (Columbia, Carolina del Sur), The Modesto Bee, The Merced Sun-Star y The Tribune (San Luis Obispo, California), así como su oficina de Washington-, ya no tendrán redacción física, así que dejarán los contratos de arrendamiento, y sus periodistas trabajarán de manera remota hasta al menos 2021.
De otro lado, no son pocos los despidos en el sector ni las afectaciones salariales. Los ingresos de los periodistas y sus condiciones laborales ya venían a la baja desde la crisis económica de 2008.
La compañía de Murdoch dijo que los cierres de medios australianos “lamentablemente conducirían a la pérdida de puestos de trabajo”, pero que más de 375 periodistas seguirán cubriendo la información local y regional. El Sydney Morning Herald informó que unos 1.200 empleados trabajan en la división regional y local australiana de News Corp.
La BBC, por su parte, despedirá a 450 empleados que trabajan en sus programas regionales en Inglaterra como parte de las medidas de reducción de costos que afectará, entre todo el personal, a numerosos presentadores locales de radio y televisión,
A los recortes de ingresos, se añaden el naciente uso de los robots y la Inteligencia Artificial en los procesos de comunicación. El 30 de mayo, Microsoft anunció el despido de 27 periodistas de su servicio de noticias en el sitio web MSN, porque los robots pueden hacer ahora su trabajo.
Varios de los despedidos tenían amplia experiencia en la industria de los medios. “Ahora se enfrentan a un difícil desafío para conseguir trabajo en otro lugar cuando toda la industria busca reducir costos. Se espera que otros equipos del mundo se vean afectados por la decisión de Microsoft de automatizar la curación de sus sitios de noticias”, significaba The Guardian.
Microsoft asegura que los despidos no eran resultado de la pandemia.
¿Qué vendrá?
La prolongación de la crisis sanitaria en el mundo, los recortes de plantilla, la caída de la publicidad, la acelerada renovación tecnológica, entre otros fenómenos plantean no pocos desafíos inmediatos y a largo plazo a los medios de comunicación.
La ruta más visible es la consolidación del entorno digital frente al físico.Y con ello vendrán mayores a la nube (cloud), con la prevalencia del trabajo a distancia, las videoconferencias y las transmisiones en directo, sin que sea raro entonces la imagen en TV o en las redes de periodistas, entrevistados o invitados desde cualquier lugar y con todo tipo de fondos, ruidos y hasta niños y mascotas alrededor.
Hacia el futuro mediato llegará también el 5G, que conectará millones de dispositivos posibilitando el IoT (Internet de las Cosas), la analítica avanzada (Big Data), el Deep Learning, la impresión 3D o la Inteligencia Artificial (IA), entre muchas otras tecnologías y, con ellas, nuevos y variados perfiles profesionales, según predicen analistas.
Según el informe Cisco Annual Internet Report en 2023 habrá 29.300 millones de dispositivos interconectados globalmente, la mitad M2M (Machine to Machine), y unos tres por persona y casi diez por hogar.
Los estudiosos afirman que se acabó el “menú del día” para todos, elaborado con contenidos generalistas. La existencia y la supervivencia de muchos medios pasará por lograr la casi individualización de noticias y contenidos: los espectadores, lectores, oyentes o consumidores quieren acceso personalizado, continuo, inmediato a lo que quieran, donde lo quieran y como lo quieran, que sea incluso una experiencia enriquecedora .
De ahí el éxito que van teniendo las plataformas de video y la TV en línea frente a los consorcios televisivos tradicionales.Según un reciente estudio de Statista, hecho entre personas afines a los servicios de streaming, el 62% de ellos afirmaba que la TV tradicional es irrelevante y el 84% de ellos ya la ha reemplazado. Esta tendencia seguirá en aumento y para 2023 los usuarios de streaming habrán crecido 20% más aproximadamente.
La velocidad y dinámica con que se crean y desechan los contenidos en la actualidad hacen que se requieran elementos innovadores, ya sea desde la narrativa, la técnica o el medio,
La prensa escrita seguirá abandonando el papel, aumentará sus contenidos audiovisuales y compite en Internet buscando modelos de supervivencia basados en muros de pago o cuentas freemium, una transformación digital a la que no son en absoluto ajenos los medios nativos.
Las radios se hacen totalmente digitales, y sus programas se retransmiten por televisión o Redes Sociales. La Onda Media o AM ya va siendo cosa del pasado, mientras el DAB (Digital Audio Broadcasting) parece ser la elección del futuro y los podcasts son la referencia.
Las Redes Sociales continuarán extendiendo sus fronteras, pese a las tímidas restricciones que se le van imponiendo a su libre albedrío con los contenidos y a su incapacidad hasta hoy de lidiar con la manipulación y la mentira. Twitter, FaceBook, YouTube, Twitch o TikTok cuentan con miles de millones de seguidores que generan contenidos, compartidos gratuitamente, que se transforman en miles de millones de ingresos en publicidad, cifras que desaparecen de las plataformas de comunicación convencionales.
Según WARC, en 2020 se estimaba que la publicidad en el entorno digital podría crecer un 7,1% hasta los 660.000 millones de dólares, más de la mitad de la inversión publicitaria mundial, cifras que se conocían antes de la pandemia. Habrá que ver a fines de año los efectos que dejó en esas cifras la COVID-19.
Estamos pues en una nueva transición en los medios y el periodismo; pero siguen siendo la calidad del contenido, los valores periodísticos y el juicio editorial humano la pauta a seguir.
(Tomado de Cubadebate)
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