Estudiar una publicación es conocer una época. Adentrarse en las páginas de la revista Santiago significa conocer una historia, una ciudad, una intelectualidad, una universidad. La Universidad de Oriente (UO), que inició sus labores académicas en 1947 no había logrado estabilizar una publicación permanente, no obstante varias tentativas realizadas antes y después del triunfo de la Revolución.
Hacia finales de 1970, gracias a la iniciativa de un grupo de profesores y estudiantes de la entonces Facultad de Artes y Letras, vio la luz el primer número de la revista Santiago, impresa en los talleres del centro docente. En ocasión de conmemorarse el venidero mes de diciembre su 45 aniversario, La Tablilla conversó con su actual directora, la Lic. Yaneidys Arencibia Coloma.
“La revista, que inició con un corte académico y cultural, fue fundada por el profesor Nils Castro, panameño radicado durante un tiempo en Cuba, quien fungió como director de la Escuela de Letras. Cuando surge la publicación era una de las cosas más importantes que había -culturalmente hablando- en Santiago y el Oriente de Cuba”, comenta la también profesora del Departamento de Filosofía de la UO.
“Rápidamente la revista se especializó en Historia, Filosofía, Economía, Sociología, Psicología, Etnografía, Arqueología, Política, Filología, Comunicación, Lingüística y Arte; y publicaba además crítica literaria, narrativa y poesía. La revista también anunciaba y daba cobertura especial a eventos científicos, cursos y actividades culturales”.
Desde sus inicios, Santiago, junto a las creaciones de grandes intelectuales del país, incluyó lo más avanzado y progresista de América Latina y otras partes del mundo. Basta hojear cualquiera de sus páginas para encontrarnos con la obra de Manuel Galich, Mario Benedetti, Ernesto Cardenal o Roque Dalton; y trabajos de Angela Davis o Margaret Randall, representantes de la izquierda norteamericana del momento.
Profesores emblemáticos del claustro de la Universidad de Oriente, como Adolfina Cossío, Francisco Prat, Guillermo Orozco y Olga Portuondo; intelectuales de renombre como José Soler Puig, Electo Silva, Joel James, Aida Bahr y Jesús Cos Causse; destacadas figuras de la intelectualidad nacional, como José Lezama Lima, Nicolás Guillén, José Antonio Portuondo, Eliseo Diego, Fina García-Marruz, Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso, Julio Le Riverend y Roberto Fernández Retamar; publicaron también en Santiago.
“Una de las características de aquellos primeros años es que se publicaban cuentos de autores que eran casi anónimos, y después alcanzaron premios nacionales de literatura. Asela de los Santos dijo en una ocasión que, la mejor entrevista que le habían hecho a Vilma Espín, estaba en la revista Santiago, y esto constituye un orgullo para nosotros”, expresó a Arencibia Coloma.
“La plástica también ha estado presente en cubiertas e ilustraciones interiores de la revista, que se prestigió con las obras de Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Pedro Arrate, Enrique Marañón, y Antonio Ferrer Cabello, entre otros prestigiosos artistas. En más de cuatro décadas hubo además varios números especiales, dedicados a temas históricos, como la resistencia y lucha clandestina en Santiago de Cuba o la trayectoria histórica y cultural santiaguera entre los siglos XVI y XIX. Algunos números sencillos fueron destinados a una sola personalidad, completamente, como el dedicado a Rubén Martínez Villena, o parcialmente, como el que recoge testimonios sobre Pablo de la Torriente Brau en el vigésimo aniversario de su muerte”.
Santiago, cada vez más universitaria, reflejando la vida académica, investigativa y cultural de la Casa de Altos Estudios que la vio nacer ha sido, al mismo tiempo, un medio para estimular la investigación y también la creación, en prosa y en verso, de varias generaciones, permitiendo incluir entre sus colaboradores a varios estudiantes. Por sus significativos aportes a la cultura cubana, Santiago recibió en 1982 la Distinción por la Cultura Nacional. En el acto, realizado en el Teatro Universitario, el entonces rector del centro, doctor Enrique Marañón Reyes, expresó: “nuestra revista Santiago es ya una prestigiosa institución cultural que en forma modesta, con trabajo sistemático y serio, se ha ganado el respeto de todos, hasta llegar a obtener tan máximo galardón” (Santiago, No. 49, marzo 1983).
Desde el año 2001 la revista Santiago dejó de circular en su versión impresa y comenzó a difundirse solo en versión digital. Hoy se halla indexada a importantes bases de datos de todo el mundo que permiten su visibilidad en internet. Cuenta además con un consejo editorial compuesto por decanos de las facultades de Derecho, Ciencias Sociales, Humanidades y Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Oriente, y otros prestigiosos docentes de esta y otras instituciones académicas cubanas.
“Para algunas personas, la revista se ha replegado sobre sí misma, pero no es así. En realidad la vida cultural de la ciudad de Santiago de Cuba se ha expandido enormemente, y la revista ha necesitado mutar, dirigirse hacia un público más académico, responder a las necesidades y exigencias de la nueva Universidad Cubana. Y es por ello que ha transitado, de aquel periodo cultural en el que publicaba cuentos, poemas, etc., sin despreciar la parte académica, al momento actual, en que es ya considerada una revista eminentemente científica”, declaró la actual directora de la publicación.
En 45 años la revista ha tenido al menos una decena de directores y ha potenciado diferentes modos de socializar el conocimiento científico que se genera en la Universidad de Oriente y fuera de ella. Se ha establecido más que como un espacio de y para la legitimación, como un espacio de debate, reflexión y exposición de resultados científicos, para la confrontación académica.
Acerca de las perspectivas de Santiago en el contexto de la integración de los centros de la Educación Superior en el territorio, Yaneidys comenta: “La revista no cambia porque la Universidad crezca, pero ahora tiene muchos más investigadores en torno suyo, a los cuales prestar sus servicios con la edición y socialización de sus resultados científicos”.
“La revista hoy está en sentido general más abierta al público nacional y extranjero, tiene más espacio y más personas acceden a ella, desde cualquier parte del mundo, y puede promover y promueve más eventos de distintas disciplinas de las ciencias sociales y humanísticas. Santiago es hoy una revista plural, temáticamente muy amplia; abarca un ámbito, más que extenso, intenso; y es además una expresión de la universidad que somos. El contexto de la integración condiciona así un favorable momento para la revista, en su cumpleaños número cuarenta y cinco”, concluyó.
Este lunes, con la conferencia que Nils Castro Herrera impartirá en la Biblioteca Francisco Martínez Anaya, dará inicio el Coloquio 45 Aniversario de la Revista Santiago, que revisitará los principales acontecimientos de la historia de la publicación y las perspectivas actuales de las revistas académicas de la UO. En la jornada, que se extenderá hasta el día 24, será presentado además un número especial dedicado a los 500 años de la fundación de la ciudad.
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