De cuando el miércoles fue jueves

En la Universidad de Oriente, la tarde del miércoles 11 de febrero se trocó en “Último Jueves”.* Semejante ardid cronológico encontró una excusa ideal en las provocaciones que la revista Temas diseminó entre estudiantes y académicos de nuestro centro, en aventura cómplice con el espacio de debate Ciencia en la Mira, que organiza el Observatorio Cultural Cénit de la Dirección de Extensión Universitaria.

Esta vez, el Salón Azul fue cantera de un intercambio de más de dos horas, que dejó satisfacciones y diálogos entregados a otras futuras disecciones sobre un asunto al parecer insondable: la dimensión social de la Ciencia y la Tecnología.

Fungió como moderador-provocador el politólogo, investigador y profesor Rafael Hernández, director de la publicación seriada que desde hace 20 años se ha constituído en espacio para la reflexión crítica y el debate de ideas en torno a los problemas de la cultura y el pensamiento social contemporáneos en Cuba y en el mundo.

En ese afán de construir el conocimiento sobre la realidad, desde una perspectiva integral y multidisciplinaria, Hernández se hizo acompañar de voces autorizadas, que signaran la pluralidad en los difusos lindes que existen entre la discrepancia y la reciprocidad.

Así, el panel permitió mostrar los criterios del MSc. Marcos Camping y los doctores Alisa Delgado, Eloy Álvarez y Carlos Miyares, devenidos gladiadores de la “idea descabellada” de efectuar el espacio Último Jueves, por primera vez, fuera del Centro Cultural Cinematográfico ICAIC. Allí, desde el 2002, con frecuencia mensual, -exceptuando agosto y diciembre-, se ha estimulado a la diversidad de perspectivas sobre temas específicos de la actualidad nacional entre un público amplio, de personas interesadas pero no necesariamente especialistas.

El moderador, con el tino de la oportunidad, reservó los primeros minutos para argumentar sobre el lugar de la Ciencia en el discurso político de la actualización del modelo socioeconómico de la Cuba de estos días, a través de la concurrencia de conceptos y directrices en sendos documentos transversales para dicho entendimiento: los Lineamentos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución y los Acuerdos de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (PCC), de enero de 2012.

Un triunvirato de desafíos en ropaje de preguntas motivó las primeras intervenciones, contenidas por una fiscalización temporal que, lejos de sesgar el debate, propició la condensación de ricos criterios que rehuyeron de las habituales digresiones que afloran en este tipo de espacios: ¿en qué consiste la dimensión social de la ciencia?, ¿cuáles son los problemas que dificultan esa dimensión? y, ¿cuáles son las capacidades con que contamos para resolver esos problemas?; además de alguna que otra interrogante intercalada; catalizaron las palabras y ánimos de los presentes.

Se habló entonces de ciencia, demanda social, tecnología, participación ciudadana, introducción de resultados, toma de decisiones, investigación social y humanística, respuestas a la sociedad, problemas tecnológicos, producción y servicios, entre otros temas.

En la experiencia de la Dra.C. Alisa Delgado, Profesora de Mérito de la UO e investigadora del Centro de Estudios Sociales Cubanos y Caribeños “Dr. José A. Portuondo” (CESCA), analizar estas cuestiones comienza por interpretar para qué y para quiénes se hace ciencia, sin desconocer el entorno sociocultural que puebla el espacio geográfico más cercano a las entidades y fuentes generadoras de conocimiento.

“No siempre la ciencia es un bien público, cuando los fines son lucrativos”, reflexionó la doctora, que explicó que en el caso cubano se materializa en investigaciones generada desde centros, proyectos y grupos humanos con la finalidad de construir una respuesta alternativa para transformar un determinado problema social, que debe ser el punto de partida de cualquier indagación científica. “No puede ser de la teoría a la vida, sino al revés”, señaló cual axioma introductorio.

Desde la visión que aportan las ciencias técnicas, el Dr.C. Eloy Dariel Álvarez, especialista principal de Comercialización y Producción del Centro de Biofísica Médica (CBM), ponderó que la ciencia, ante todo, busca el conocimiento y, solo después, se concreta la aplicación. En ese sentido, apuntó, nadie puede privatizar el conocimiento.

“Casi siempre se traen de la mano ciencia, tecnología e innovación, cuando en realidad se está hablando de diferentes componentes y partes de procesos que tratan de llevar algo que, en principio, es conocimiento”, expresó Álvarez; quien considera que, a partir de la condición económica particular de Cuba, la ciencia no puede hacerse en busca del conocimiento por el conocimiento, y debe particularizar en cada detalle sin perder de vista que, en nuestro contexto económico, no siempre se justifica la retribución social de la ciencia.

Lo clarificó con el ejemplo de la industria biotecnológica que, pensada desde la lógica empresarial, no contemplaría a la población de la Isla como un mercado para sus productos. Sin embargo, ha encontrado en la internacionalización de sus resultados la forma de sostener los beneficios que, al respecto, el Estado garantiza a sus ciudadanos.

La aplicación del análisis del tema en discusión, desde al ámbito de la Medicina, ineludiblemente pasa por el cambio de paradigmas que significó el triunfo revolucionario de 1959. Este la convirtió en una ciencia de humanismo extraordinario, caracterizada por su gratuidad, acceso pleno y compromiso social, entre otros valores que penetraban la esencia de lo que debía ser la dimensión social de la Medicina, en abierta contradicción con el paradigma monopólico de la medicalización de la sociedad.

Este criterio parecía irrefutable al Dr. Carlos Miyares, profesor consultante de la Universidad de Ciencias Médicas del territorio, quien argumentó sus posturas desde un discernimiento exhaustivo de las tendencias filosóficas que han mediado estos saberes.

Por su parte, el MSc. Marcos Camping, en su condición de vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Santiago de Cuba, comenzó su intervención recabando la capacidad de la ciencia para servir y dar respuestas a las principales problemáticas de la gente, instrumentada de la manera más eficaz, según su parecer, en la integración concienzuda de investigadores y decisores.

Cuando el punto del debate se direccionó hacia la mención de los problemas que influyen en el tema a debate, Alisa Delgado se centró en el desnivel que hoy existe en la elaboración de los programas nacionales de ciencia, a partir de la desarticulación de intereses entre los centros portadores de la misma y los sujetos decisores. Esto provoca un desequilibrio en el tratamiento a las realidades de distintas regiones del país.

La evidencia está, según Delgado, en la carencia de estrategias locales, la falta de apoyo financiero y en las deficiencias en la introducción y generalización de los resultados científicos. Al respecto, Eloy Dariel Álvarez explicó que la ciencia y la tecnología, en la medida en que son más complejas, necesitan más infraestructura y recursos y demandan una escala de tiempo que, no siempre, coincide con el plazo que requiere el proceso social. De igual modo, puso sobre la mesa las contradicciones que se presentan al abordar organizaciones estructurales enmarcadas en el entorno empresarial, que se han convertido en fábricas especializadas o de alta tecnología a partir de la internacionalización de sus renglones productivos, y no están solo en un ámbito académico.

Miyares llamó la atención sobre el mantenimiento o la replicación de paradigmas arcaicos que han degenerado en la proscripción del método clínico como base de la relación médico-paciente, lo que constituye una “deshumanización, abuso tecnológico y negación de la medicina”. Camping criticó el centralismo en la toma de decisiones sobre qué investigar, lo que resta intencionalidad en una trama donde abundan otros equívocos como los que se dan en la relación universidad-empresa-sociedad y procesos como la formación, la obsolescencia tecnológica o la conformación de presupuestos financieros.

Desde el público se escucharon también reflexiones profundas, enfocadas desde distintas ramas del saber, sobre temas como la socialización de la ciencia, la formación de recursos humanos, la centralización económica, la cultura de transmisión, el papel de los medios masivos de comunicación, y la formación de una actitud indagatoria entre los niveles primarios de educación, entre otros.

El moderador se arriesgó a inquirir entonces por posibles soluciones: nuevo reto que el panel aceptó. Alisa Delgado llamó a eliminar prácticas verticalistas que propicien el poder de decisión y autogestión para empoderar a los de abajo, es decir, a los científicos y centros de investigación, en el marco legal y constitucional. Por ello, concluyó, cualquier decisión al respecto es, ante todo, una cuestión política.

Eloy Álvarez habló de redimensionar el papel del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), como rector de esta actividad, y la divulgación científica en los medios de comunicación masiva. Sugirió desterrar asimismo, del pensamiento colectivo, la tendencia a entregarle misiones -que pudieran hallar solución mediante la gestión comunitaria o por la intervención de otros actores sociales-, a los centros generadores de ciencia.

En el campo de la Medicina, la clave está en la “formación de un científico que sea un magnífico comunicador y un trabajador social a toda prueba”, concluyó el Dr. Miyares; mientras que, el vicepresidente del gobierno local convocó a un mayor desarrollo de las ciencias de la Educación desde las universidades y a elevar la gestión gubernamental como garante principal de la combinación entre investigación y aplicación.

Traspasados los límites temporales establecidos para estas citas solo se escuchó el agradecimiento del moderador ante la presencia de representantes de muchas ramas del saber en un “excelente panel, muestra de disciplina y riqueza en los enfoques”, que espera encuentre resonancias entre los que no estuvieron cuando la tarde de este miércoles fue jueves.

Fotogalería

Fotografías: Rovier Mesa Rodríguez y Yesey Pérez López

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Rafael Hernández, director de la revista Temas

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Dr.C. Eloy Dariel Álvarez, especialista principal de Comercialización y Producción del Centro de Biofísica Médica (CBM)

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Dra.C. Alisa Delgado, Profesora de Mérito de la UO e investigadora del Centro de Estudios Sociales Cubanos y Caribeños “Dr. José A. Portuondo” (CESCA)

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Desde el público se escucharon también reflexiones profundas, enfocadas desde distintas ramas del saber

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MSc. Marcos Camping, vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Santiago de Cuba

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Dr. Carlos Miyares, profesor consultante de la Universidad de Ciencias Médicas

*En próximas fechas, La Tablilla publicará la transcripción de las intervenciones de los panelistas y el público presentes en el panel “Dimensión social de la Ciencia y la Tecnología”, por su importancia para propiciar el debate sobre los temas allí tratados dentro la comunidad universitaria de la UO.

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2 comentarios

  1. Fue una buena experiencia participar. Creo que la UO debe seguir trabajando para garantizar más espacios de discusión y reflexión científica. Particularmente como en este caso, donde participaron académicos de nuestra provincia, y en particular, de nuestro centro. Pienso que esto da vigencia a nuestra universidad en lo que respecta al análisis de la ciencia y la sociedad. La UO podría, y debería ganar en cuanto a extensión y pertinencia, lo digo en dirección a la participación de sus investigadores en el análisis de los problemas sociales de la ciencia y la tecnología, o tal vez lo que falte sea la socialización de los análisis y resultados.

  2. Hermosa experiencia vivida en el Salón Azul, felicitamos al equipo de EU por lograr en espacio de interacción tan importante, a los panelistas, en especial a el MSc Marcos Camping por su plena identificación con los problemas de Santiago, éstos encuentros deberían realizarse con periodicidad y con mayor participación de estudiantes y profesores, por la retroalimentación y contextualización de los temas tratados.

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