La intervención por parte del Gobierno Revolucionario, el 1ro. de julio de 1960, de las refinerías de petróleo instaladas en Cuba por las empresas Texaco, Shell y Esso Standard Oil frustró, en aquel momento, los propósitos de los enemigos de la Revolución cubana. Estos trataban de anular económicamente al país, desde los Estados Unidos, por carencia de combustibles.
Con esta decisión, los cubanos obtuvimos una victoria que se recuerda cada año con la celebración del Día del Trabajador de la Industria Química, festividad que acogen no solo los refinadores petroleros; los fabricantes de lubricantes, de fertilizantes, de cloro y ácido clorhídrico; los de la industria papelera y de gomas; sino también los investigadores, profesores y estudiantes de las carreras de Ingeniería Química y Licenciatura en Química de todo el país.
En la Universidad de Oriente, la antigua carrera de Ingeniería Química Industrial ya figuraba entre las primeras opciones de estudio. Entre sus primeros graduados aparece Vilma Espín, una de las primeras cubanas en alcanzar ese título.
A partir de la Reforma de 1962, surgieron la Licenciatura en Química y la especialidad de Perito Químico Azucarero. En 1964, se organizó la Primera Conferencia de Química, en aquel momento llamada Symposium de Química.
Este evento, que ya arriba a su cincuenta aniversario, realizará en 2014 su vigésimo primera edición, apostando una vez más por la Química como ciencia, ingeniería y educación.
Recordemos pues la fecha del 1ro. de julio, Día del Trabajador de la Industria Química, desde la Universidad; con la noción de que el quehacer de estos profesionales impacta, de manera positiva, en el futuro del país.
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Los químicos cubanos celebramos nuestro día el 4 de noviembre, en honor a Álvaro Reynoso, aunque la fecha del 1 de julio también nos incluye.