Congreso FEU: a camisa quitada (una opinión desde el lugar de los hechos)

A partir la importancia de los debates en la Comisión del Ministerio de Educación Superior del Octavo Congreso de la FEU, La Tablilla reproduce el siguiente artículo, tomado del blog de la periodista Yisell Rodríguez Milán, graduada en la Universidad de Oriente.

El miércoles pasado comenzó en La Habana, Cuba, el VIII Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria, organización fundada por el líder revolucionario y alumno de Derecho Julio Antonio Mella el 20 de diciembre de 1922 y que tiene como objetivos generales: representar al estudiantado universitario, garantizar el ejercicio efectivo de sus derechos y velar por el cumplimiento de sus deberes, forjar para la sociedad nueva, el Hombre Nuevo al que aspiró el Ché y reafirmar la vocación social de los universitarios a través de la actividad comunitaria, el cumplimiento de tareas de impacto social y la participación desde el estudio u otras tareas en la solución de problemas de la sociedad.

El Congreso, hoy, fue un polémico encontronazo de opiniones. La Federación Estudiantil Universitaria (FEU), que no es sólo sus dirigentes nacionales sino los casi 130 mil estudiantes del nivel superior que enviaron con sus representantes a La Habana las más disímiles preocupaciones, se expresó con fuerza, y debatió, y protestó, y defendió los criterios de sus miembros a lo largo país.

Así al menos ocurrió en la comisión realizada, en la tarde de este jueves, en uno de los teatros de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) donde estuvieron, como partes imprescindibles de esta discusión “a camisa quitada”, el viceministro primero del Ministerio de Educación Superior (MES), un funcionario del Partido Comunista de Cuba (PCC) y la miembro del buró nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) que atiende la esfera educacional.

Yo estuve allí. Y lo que vi debería trasmitirse por la televisión nacional, aunque sea resumido, para que los jóvenes universitarios de todo el archipiélago vieran que sus dirigentes sí hablaron por ellos y defendieron a capa y espada sus posiciones. Pero vayamos por partes…

¿A que se refirieron en sus planteamientos, en definitiva, los herederos de Julio Antonio Mella?

Uno de los temas más discutidos en la Comisión del MES fue el de la asistencia libre a clases… o mejor dicho, como expuso Patricia Flechilla, presidenta de la FEU en el Instituto de Relaciones Internacionales (ISRI): la posibilidad de que el 20% de inasistencia al aula se eleve a un 40% y que de ese total de ausencias solo la mitad deba ser justificada ante el profesor de la asignatura donde esté ocurriendo el problema y no ante el rector de la universidad como sucede en el ISRI. También sugirió que a quienes se pasen del 20 % de manera injustificada se les la oportunidad (para que no pierdan el año) de realizar un examen de suficiencia.

Aclaración: actualmente en Cuba los universitarios sólo pueden faltar a un 20% del total de turnos de clases en un curso pero siempre esas ausencias deben estar justificadas, de lo contrario, corren el riesgo de perder el año.

Tal asunto, y la sugerencia de la estudiante de Relaciones Internaciones, suscitó un debate en el que hubo opiniones a favor y en contra, cada una con sus explicaciones y variantes, así como también se expusieron criterios que quedaron a medio camino entre un Sí y un No de apoyo, aunque todos abogaban por buscar una solución conjunta al problema que significan esas ausencias a clases –casi siempre injustificadas para los profesores aunque sean por el bien de la Universidad- a causa de los encuentros deportivos interfacultades, las jornadas del movimiento de artistas aficionados, las reuniones y responsabilidades de los dirigentes de la FEU, algún problema cotidiano no necesariamente relacionado con un Hospital y un certificado en médico…y muchas otras razones más.

Las polémicas sobre la asistencia a clases

La respuesta al planteamiento, llegada desde la presidencia de la Comisión, fue que la FEU debía pronunciarse por la asistencia a clases de manera obligatoria, porque solo eso garantizará la elevación del nivel académico de los estudiantes y su participación en todos los procesos de la vida universitaria. Aunque también –se aclaró- debe la FEU defender la existencia de un margen para que el estudiante honesto diga “Yo no vine porque tuve un problema personal” sin que eso signifique que el profesor esquemático lo vaya a sancionar o le enganche el injustificado.

Otro de los asuntos polémicos del Congreso fue la calidad de las prácticas pre-profesionales. Al respecto, varios alumnos de las carreras de Química, Biología, e Ingeniería forestal, de tres provincias diferentes, expusieron algunos problemas de los cuales mencionaré sólo tres:

  • No funcionan bien los mecanismos administrativos que deben asegurar las buenas prácticas de los estudiantes de las ingenierías en las industrias.
  • Una vez dentro de las industrias existen dificultades para que adquirir los datos que necesitan para sus proyectos de investigación, aún cuando esos proyectos vayan en función de solucionar las dificultades de las fábricas y empresas.
  • Existen algunas dificultades para vincular a los estudiantes extranjeros, durante las prácticas pre-profesionales, las empresas, industrias y organismos para que pongan en práctica sus conocimientos.

Con el mismo ímpetu analizaron una inquietud que se levanta con cada curso escolar: las ubicaciones laborales. Estudiantes de Ciencias de la Computación, en particular pues estuvieron entre los que más hincapié hicieron, y de otras carreras expusieron entre los principales obstáculos para el desarrollo coherente de este delicado proceso que se realiza en 5to año:

  • Que no se realizaban estudios profundos sobre las necesidades de plazas que tienen las empresas, industrias y organismos del país, y eso está ocasionando que se ubiquen graduados universitarios donde no se les necesita o en plazas que no corresponden con sus perfiles académicos, lo cual da lugar a que se desilusionen de la carrera tras un quinquenio de estudios porque están siendo subutilizados.
  • Que muchos directivos –como dijo Arianna Guerra, de Camagüey- no tienen incorporado en el “disco duro” (entiéndase por esto cabeza, cerebro) que las entidades donde ellos mandan necesitan de graduados universitarios y por eso nos les prestan la atención que merecen.

Sobre todo lo anterior, se convino, entre otros muchos acuerdos, exigir el fortalecimiento de las prácticas laborales, que se estimule a los tutores de los estudiantes en este período para que estos vean recompensado su trabajo extra, verificar la aplicación de los Trabajos de diplomas en las entidades hacia donde fueron enfocados, y revisar el tema de las ubicaciones las ubicaciones laborales (que tiene que ver directamente con el Ministerio de Trabajo).

Igualmente, allí, se habló de la baja conectividad de las universidades cubanas, en especial de la de Oriente, en Santiago de Cuba, se abordó la situación crítica que presentan los laboratorios de computación de las residencias estudiantiles, de la poca bibliografía impresa que tienen algunas carreras de ingenierías, y se debatió “a lo cortico” –con opiniones más a favor que en contra por parte de los estudiantes- de las prueba de aptitud a carreras como Diseño Industrial o Ciencia de la Computación.

En medio de la discusión, que se hizo con la seriedad que amerita el máximo evento de una organización que nació en 1922 para defender los derechos del estudiante universitario en Cuba, Eloy Oliveros, vicepresidente de la FEU en la Universidad de Oriente puso “sobre la mesa” otras cuestiones y entre ellas la necesidad de que los representantes estudiantiles participen en las Comisiones académicas que evalúan a los profesores “copiadores de clases” (o sea, malos para enseñar), pues “ningún estudiante pediría asistencia libre si tuviera profesores excelentes”.

De la conexión y otros problemas…

También replantear la estrategia del transporte masivo que se activa en fechas especiales para llevar a los alumnos hasta sus provincias, fortalecer la orientación vocacional de los estudiantes de los Institutos Politécnicos Vocacionales de Ciencias Exactas (IPVCE) y de los Institutos Preuniversitarios (IPU), analizar la posibilidad de revitalizar los laboratorios especializados de la Universidad de Oriente y valorar la posibilidad de permitir a los estudiantes el uso en sus clases prácticas de los componentes electrónicos obsoletos, en desuso y sin posibilidades de recuperación que están en las universidades.

El Congreso en la Comisión MES, en fin, fue fructífero y sincero. A camisa quitada, como se dice por ahí, los universitarios plantearon sus necesidades e insatisfacciones donde debían hacerlo. Ellos –como Mella- razonan que no hay mejor remedio para los problemas que decirlos, y proponer sus soluciones.

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2 comentarios

  1. espero deveras q esos cambios se relicen pronto….porke deveras hay veces q la clases no tienen la calidad rekerida y la mayor parte del conocimiento se adkiere fuera del aula…

  2. Más allá de que discrepe de algunos criterios emitidos sobre la asistencia a clases en este significativo 8vo congreso, por lo que refleja este buen artículo de la graduada de periodismo de la UO, creo que ha sido un congreso que demuestra el compromiso e implicación de los jóvenes con su tiempo. Puede asustarnos criterios facilistas de permitir más ausencias con supuestas justificaciones, cuando lo que más debemos buscar son mejores soluciones para elevar la calidad de las clases y el protagonismo de los y las estudiantes en su proceso de aprendizaje para el futuro rol profesional que deberán asumir en nuestra sociedad. Pero criterios como estos nos indican que cada vez es más necesario el debate argumentado y maduro, y eso también se construye en nuestras aulas, con la participación de estudiantes y profesores. En fin, felicito a la periodista por tan buen artículo y a la juventud que llevando este debate al Congreso, nos sigue llamando la atención del largo y complejo camino que debemos recorrer todos y todas para hacer mejores Universidades, para una sociedad cada vez mejor. Eso también lo quiso, pensó e hizo Mella.

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