El desperdicio de comida trae consigo que todos los recursos empleados para producirla también se desperdicien. Por ejemplo, producir un litro de leche supone 1.000 litros de agua y producir una hamburguesa 16.000 litros.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de comida. Esta cifra equivale a la producción alimentaria de todo el África Subsahariana. Al mismo tiempo, una de cada siete personas del planeta se va a la cama hambrienta y más de 20.000 niños y niñas menores de 5 años mueren de hambre cada día.
El desperdicio de comida trae consigo que todos los recursos empleados para producirla también se desperdicien. Si desechamos los alimentos, todas las emisiones de gas generadas durante su proceso de producción habrán sido en balde.
Además, la producción global de alimentos es una de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo. Por ello, el Día Mundial del Medio Ambiente invita a tomar decisiones reflexionadas, incidiendo en que lo que se come puede contribuir a preservar el medio ambiente. Por ejemplo:
- elegir aquellos alimentos cuyo impacto ambiental sea menor, como alimentos orgánicos en los que apenas se usan productos químicos,
- adquirir productos en mercados locales en los que se sabe que no ha sido necesario el transporte y, por tanto, no han supuesto tantas emisiones de gas.
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