Por: Dr. C. Jorge Mesa Vázquez
La educación superior, a escala mundial, y en particular en Cuba, en el nuevo escenario que nos ha tocado vivir el último año, impactado por el azote de la pandemia COVID-19, nos ha llevado a repensar otras alternativas de formación en la que no sea imprescindible la presencialidad, lo que ha impulsado a profundizar en los significativos avances en el campo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) vinculadas a los procesos de formación. Ello demanda un alto nivel de formación de los docentes reflejados en estándares de competencias para la docencia virtual bien identificados en la comunidad académica internacional, al igual que todo el personal técnico que brinda soporte al sistema tecnológico, caracterizado por las redes telemáticas, los entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje (EVEA), como bien fue reconocido en un comentario emitido por un usuario anónimo, al artículo publicado en “La Tablilla” con el título “Entorno Virtual de Aprendizaje: alternativa efectiva en tiempos de distanciamiento” en días recientes.
La educación tradicional y la Educación a Distancia (EaD) semipresencial o virtual no son incompatibles ni excluyentes, sino que permiten diferentes grados de combinación para adaptarse, de forma flexible a las nuevas necesidades educativas. El proceso de enseñanza -aprendizaje (PEA) debe diseñarse desde los fundamentos pedagógicos – didácticos, tecnológicos y sociales para garantizar una oferta de calidad, como se plantea en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 (ODS) que reclama “una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover las oportunidades de aprendizaje permanente para todas las personas”. De ahí la importancia de profundizar en los referentes didácticos de la EaD en los EVEA y no extrapolar mecánicamente los modelos didácticos de la educación presencial.
Una mirada crítica a la preparación del docente
Un estudio realizado, en meses recientes, por este docente, pudo evidenciar, que si bien la utilización del entorno virtual de enseñanza aprendizaje de la universidad, ha aumentado durante los últimos años, se siguen presentando insuficiencias y retos en los que seguir profundizando en pos del aumento de la calidad del proceso, por lo que se pueden destacar, los siguientes aspectos:
- Se manifiestan limitaciones en la preparación didáctica y tecnológica del profesorado universitario para hacer frente a los desafíos de la modalidad virtual.
- En la utilización de estas tecnologías se tiende a reproducir modelos educativos tradicionales que se orientan a la transmisión de información más que a la potenciación de la participación del alumnado.
- La mayor parte de las asignaturas con presencia en el entorno virtual constituyen un complemento para distribuir materiales y orientar algunas actividades.
- Se utiliza el entorno virtual mayormente, para desarrollar las mismas metodologías y estrategias pedagógicas que en las clases presenciales tradicionales.
Los aspectos antes señalados, evidencian carencias en la formación de competencias para la docencia virtual, necesarias para un adecuado desempeño en estos entornos. Las competencias para la docencia virtual, en la formación del profesorado universitario del siglo XXI, deben estar consideradas como una de las prioridades en los planes de formación a todos los niveles. Se hace imprescindible considerar las implicaciones que las TIC imponen al desarrollo de destrezas y/o habilidades para la docencia en entornos virtuales que incluyen otras necesidades básicas de formación, no solo las competencias instrumentales informáticas, sino, además competencias para el uso didáctico de la tecnología, entre las que se pudieran mencionar, competencias socioculturales y competencias comunicacionales, entre otras.
Una mirada crítica desde la percepción de los estudiantes
Recientemente, un estudio publicado, por un colectivo de investigadores liderado por uno de los pensadores más prominentes en el campo de la tecnología educativa a nivel mundial, el catedrático español, Julio Cabero-Almenara,titulado,“Estudiantes: ¿nativos digitales o residentes y visitantes digitales?”, en el cual los autores plantean, y me permito citar textualmente:
“uno de los mitos surgidos en las últimas décadas, en la literatura científica y pseudocientífica sobre el dominio de las tecnologías por diferentes generaciones, es el de los “nativos y emigrantes digitales” (PRENSKY, 2001). De acuerdo con este planteamiento, se supone que los nacidos en contextos tecnológicamente enriquecidos y normalmente referido al mundo de Internet son considerados como “nativos”, y los nacidos en otros contextos tecnológicos, como el impreso o audiovisual, son considerados como “emigrantes”. Los nativos digitales poseen conocimientos y habilidades que les permiten manejar las herramientas de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) de una manera “natural” y prácticamente sin esfuerzo; mientras que los “emigrantes” presentan problemas para desenvolverse con las mismas”.
Dicho estudio, desarrollado en el marco de una investigación experimental con una muestra en una universidad española, pone de manifiesto que los alumnos no son tan “nativos digitales” como desde ciertos marcos teóricos se ha indicado, y se ha asumido más como un “mito” que como realidad de acción, lo que se puede evidenciar en gran medida en muchos de los estudiantes que hoy son matrícula en nuestra universidad.
Si bien, es una realidad que nuestros estudiantes hoy poseen un grupo de habilidades tecnológicas, propias de la etapa que les ha tocado vivir, dicho dominio tecnológico no se ve reflejado en los procesos de formación académica que enfrentan a diario; entre las herramientas más utilizadas se encuentran Facebook, Instagram, WhatsApp, Telegram, Messenger, YouTube y otras redes sociales en las que consumen la mayor parte del tiempo, y aunque pudieran utilizarse con un enfoque educativo, incluso vinculadas al entorno virtual, no lo hacen, desconocen en su mayoría la existencia de redes sociales académicas, aplicaciones netamente educativas, y podría atreverme incluso a absolutizar, siendo este un término vetado en muchos estudios científicos, que la gran mayoría de nuestros estudiantes desconocen la aplicación para dispositivos móviles “Moodle”, aplicación que se sincroniza directamente con la plataforma virtual de la universidad.
Por último les comparto algunas interrogantes (con sus respectivas respuestas) que me han hecho varios usuarios.
¿Es una utopía el pensar que se puede desarrollar un curso académico en la Universidad de Oriente en la modalidad virtual?
- Es perfectamente posible, es una realidad y con el empeño de todos lo lograremos.
¿Cuenta la Universidad de Oriente con la infraestructura tecnológica suficiente para soportar la dinámica compleja que impone la modalidad virtual?
- Sí, se cuenta con la tecnología suficiente, el personal capacitado y algunas reservas didáctico – tecnológicas que explotar aún más.
¿Constituye una alternativa viable y accesible el entorno virtual de la Universidad de Oriente para enfrentar la modalidad virtual por parte de docentes y estudiantes?
- Sí, existen varias alternativas de acceso, tanto desde la PC como por dispositivos móviles, a través de las diferentes plataformas de acceso a internet, gracias a la integración y colaboración de ETECSA, MES, MIC y las Universidades, como son, las salas de navegación en los Joven Club de Computación, servicio Nauta Hogar, espacios públicos de conexión inalámbrica (WIFI) y datos móviles.
¿Puede el entorno virtual de la universidad disponer de otras funcionalidades, además de incluir en sus aulas virtuales orientaciones y/o guías metodológicas y carpetas de bibliografía actualizada de la asignatura?
- Sí, el entorno virtual es el espacio idóneo donde el docente, como diseñador del ambiente de aprendizaje, puede recrear toda la creatividad que un espacio virtual pueda soportar, contenidos enriquecidos en formato de texto, audio, video, imágenes, etc.; enlaces a sitios web y bibliotecas de contenido de todo el mundo, glosarios temáticos, espacios para la comunicación sincrónica y asincrónica (foros, chat, wiki, etc.); encuestas, cuestionarios, actividades de evaluación en línea y uno de los aspectos más novedosos, sistema de videoconferencia en vivo, entre muchas funcionalidades más.
¿Es la modalidad virtual y el funcionamiento de excelencia del entorno virtual de la Universidad de Oriente una emergencia solo para tiempo de pandemia, o una necesidad a implementar en nuestra práctica cotidiana?
- Es un imperativo, que tenemos que asumir e implementar como un hecho real, y posible, no una utopía como pudieran pensar algunos pesimistas. Queda mucho por hacer, herramientas que perfeccionar, tecnología que actualizar, documentación que estudiar, teorías que poner en práctica, conocimientos que socializar, estudiantes que motivar, y con el esfuerzo de todos demostrar que es posible este proceso que nos impone la actual realidad y que perdure y se incremente en venideros cursos escolares en todas las modalidades de estudio tanto en pre como postgrado.
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Saludos Doctor, excelente reflexión que nos convida a ser buscar en el EVA, nuevos horizontes para perfeccionar nuestro proceso de formación
Concuerdo con el autor en que la modalidad virtual no es una utopía, sino que es posible y se puede sistematizar su empleo en los procesos formativos de pregrado y posgrado de nuestra universidad, pues existen potencialidades tecnológicas y didáctico-metodológicas para hacerlo, solo que hay que cambiar el modo de actuar de estudiantes y profesores con relación a las TIC. Por tanto, ha sido una necesidad asumirla en tiempos de pandemia, pero es un imperativo de estos tiempos que se siga empleando sistemáticamente en la docencia universitaria, en la búsqueda de nuevos niveles de excelencia.