Caminando muy cerca del Teatro Heredia, pude leer, una vez más, una conocida frase en la pared de este recinto: Aquí no se rinde nadie…Una sentencia de la autoría de un hombre que, cumple ya 11 años, de iniciar su pasó a la eternidad.
Juan Almeida Bosque no es solo ese combatiente que estuvo en la guerra contra Batista, ni es solo alquien salvado por una “providencial cuchara”, en el Combate de Uvero. Fue un hombre excepcional, porque aún lo confirma la persistencia de su obra y su legado, dotado de una sensibilidad artística envidiable. Los estudios Siboney de la EGREM, nacidos el 5 de julio de 1980, de la mano del Comandante de la Revolución, se han convertido en un espacio esencial para la grabación de cantantes y agrupaciones prestigiosas del país.
Almeida, como le decimos cariñosamente, nunca ostentó cargos ni distinciones. Jamás demostró superioridad ante el más humilde individuo. Más bien fue humilde como cualquier ser humano; y es justo ahí donde radica su grandeza.
Por eso, cuando recordamos su obra, palpable y enorme, su figura excelsa y colosal, nos toca muy de cerca. El arte fue capaz de explorar otros campos en ti, Comandante, porque tu amor por la Revolución tuvo múltiples maneras de expresión.
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