Movimiento de alumnos ayudantes o alumnos ayudantes en movimiento

Por: Rodolfo Romero Reyes

El movimiento de alumnos ayudantes en las universidades cubanas suma cada año nuevos miembros. Además de los festivales de cultura, los juegos deportivos, los fórum estudiantiles o los eventos científicos, ellos encuentran satisfacción en el ejercicio docente.

Para la mayoría de los encuestados por Alma Mater, la motivación no radica en el dinero extra que se suma al estipendio estudiantil o en que los «elegidos» gocen de privilegios por parte del claustro. Ellos y ellas quieren superarse, aprender, compartir lo que saben con otros, ejercitarse en el ejercicio de la docencia, prepararse para, una vez graduados, mantener su vínculo con las casas de altos estudios o ejercer desde este rol diversas actividades investigativas.

Para profundizar en el tema, entrevistamos a estudiantes y profesores de la carrera de Psicología. Esta vez visitamos dos universidades, una en La Habana y otra en Santiago de Cuba.

«Cuando era estudiante quise ser alumna ayudante porque sentía que era un ejercicio que te preparaba profesionalmente, te formaba en los contenidos de la asignatura con que más te identificabas o de la que querías ser parte. A través del movimiento de ayudantía, nos preparábamos como futuros docentes, porque al menos en la Universidad de La Habana, quienes ejercíamos como alumnos ayudantes luego formábamos parte de la cantera del Ministerio de Educación Superior», explica la psicóloga y profesora universitaria Ana María Cabrera Marsden.

Ahora, con apenas cuatro años de ejercer la docencia y trabajar directamente con otros estudiantes, ha ampliado un poco esta valoración.

«El movimiento también ayuda a mitigar la falta de profesores, completando muchas veces el claustro docente. Aunque desde afuera pudiera parecer fácil, ser alumno o alumna ayudante implica una doble responsabilidad, porque tienes que cumplir con tus deberes como estudiante y prepararte para los contenidos de tu malla curricular y también ser ejemplo en la docencia. No perdamos tampoco de vista que muchos de estos «alumnos-profesores» son artistas aficionados y deportistas. El desafío es mucho mayor», comenta.

La ayudantía no solo prepara para la docencia, sino también para la investigación. Es una arista del movimiento muy importantepara un joven universitario quedebe estar en sintonía con los distintos procesos sociales que acontecen a su alrededor y conocer el estado del arte de la ciencia a la cual pertenece su profesión.

Marlaine Vázquez Fernández es estudiante de quinto año en la Universidad de Oriente. Durante su cuarto año en el curso regular diurno, estuvo muy vinculada al ejercicio docente con alumnos de tercero. Sobre su experiencia, contó a Alma Mater: «Lo mejor era salirse del espacio tradicional del aula. Nos gustaba ayudar a los profesores, pero el ejercicio era mucho más intenso cuando salíamos solos con un grupo de estudiantes a hacer prácticas en un hospital, por ejemplo. Allí cumplíamos mejor con esta función de redireccionar lo teórico hacia lo práctico. Compartir nuestros aprendizajes con otros jóvenes contemporáneos con nosotros y que estos vean cuán útiles resultan para su profesión».

Por su parte, Gabriela Pérez Reigosadel mismo curso y carrera que Marlaine, pero estudia en la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, y opina: «Desde que estudié el primer curso, sabía los temas o las asignaturas que más llamaban mi atención. Una vez que terminó el curso, y al alcanzar 5 puntos en esa materia, pude convertirme en alumna ayudante de Psicopatología».

Aunque confiesa haber disfrutado mucho la experiencia, considera que se pudo haber aprovechado mucho mejor: «Muchas veces en las clases teníamos un rol muy pasivo, nuestro quehacer se limitaba a revisar los protocolos que hacían los estudiantes, participar de alguna clase práctica y nada más».

En opinión de la profesora del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Oriente, Ileana Alea Castillo: «el movimiento tiene fuerza, pero pudiera tener mucha más. Aquí ellos tienen un plan de trabajo, ubicado en las categorías que más a ellos les interesa y acorde con su año de estudio. No solo se limita al espacio del aula, sino también que los pone a investigar. Casi siempre trabajan con alumnos de cursos menores, coordinan seminarios, clases prácticas, pero con independencia de eso, podríamos prepararlos mucho mejor para que, en función de sus capacidades y desenvolvimiento puedan dedicar tiempo al aula y también a la investigación científica».

Según la profe Ana María, se observa que en la mayoría de los casos son buenos estudiantes y buenos docentes a la vez. Es un ejercicio que exige mucha autopreparación y un mayor esfuerzo. Los más aventajados casi siempre están un paso por delante del resto de los estudiantes, que muchas veces son sus coetáneos.

Obviamente, todo es perfectible. Y a veces se dan situaciones para los que todavía no están preparados. «En una ocasión, mientras revisaba los trabajos entregados descubrí dos que eran exactamente iguales. Sabía que aquello estaba mal, pero no sabía cómo proceder porque al final yo soy estudiante también. Fue una situación bien incómoda. Opté por dárselo al profesor y que él decidiera, pero sentía que no estaba preparada para actuar en ese instante», explica Gabriela.

«Otras veces ocurre que no se recibe la adecuada preparación docente metodológica, y eso atenta contra el proceso educativo. También sucede que algunos profesores se resisten a tener alumnos ayudantes en sus asignaturas o no se exige un adecuado proceso evaluativo del alumno ayudante», considera Ana María.

Ileana también se suma a comentar los desafíos pendientes: «Hay que tratar de triangular los elementos propios de cada curso, las expectativas de los estudiantes y la actividad docente y científica de cada disciplina. Así podremos aspirar a que salgan mejor preparados y que algún día estos estudiantes integren nuestros prestigiosos claustros de profesores. El movimiento le da vida a la Universidad».

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2 comentarios

  1. Este movimiento es importante porque en ocasiones se mueve la vocación por el magisterio y es un futuro profesor, además se prepara en la responsabilidad que debe tener la preparación independiente y además el apoyo del profesor con el que se trabaja. Debemos continuar con la preparación metodológica y el control adecuado para que el alumno ayudante se sienta seguro .

  2. En el movimiento de alumnos ayudantes se forma la vocación y el espíritu de un futuro profesor. Constituye, además, una importante tarea de impacto que transforma favorablemente el comportamiento del alumno ayudante.

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