Las mujeres de la Universidad de Oriente

Una mujer tiene alma de flor…Y más allá del convite melódico, todo, o casi todo, tiene la pauta del alma de una mujer. Décadas de lucha han reivindicado el quehacer de las mujeres en el desarrollo socioeconómico y cultural y han posicionado la capacidad creativa y emprendedora de las féminas en todas las facetas de la vida. Mujeres al pie de una obra, detrás de un timón, en el surco o tras la novedad científica, se erigen en el día a día, vencedoras de batallas cotidianas y cual dulce aliciente con una sonrisa.

Así son, también, las mujeres de la Universidad de Oriente. Si mambisa es la estirpe de la indómita institución es, en buena medida, por las mujeres que le han forjado su historia. Desde los tiempos de su fundación en los que la participación femenina estuvo muy limitada; la época de las luchas revolucionarias protagonizadas también por el alumnado femenino; la consolidación de la formación de estudios superiores y posgraduados, a través de la encomiable labor de profesoras e investigadoras; hasta nuestros días, donde el porcentaje de féminas como docentes, investigadoras, científicas y dirigentes supera, en muchos casos con creces, las estadísticas de los hombres.

De mujeres está llena la Universidad de Oriente. De heroínas, hacedoras, ingenieras y licenciadas, madres, tías y abuelas, esposas y también solteras y viudas; mujeres todas, en la profundidad de la palabra y la cabalidad de la virtud. Encargadas desde el respaldo diario de la bandera hasta el puesto más alto. Todas llevan sobre sus hombros los desafíos cotidianos, el deleite culinario, los cuidados a un ser querido; todas cargan con el peso retardado de una cultura patriarcal, estereotipada y machista en la que “ser mujer” no siempre es sinónimo de equidad.

Aun así, las mujeres de la Universidad de Oriente conocen del sacrificio y el deber social en las residencias, en los comedores obreros, en los pasillos, en las aulas, los laboratorios y las oficinas. De diversas maneras y con mucha frecuencia despiertan temprano para llegar desde muy lejos a garantizar el proceso de formación, o postergan el descanso por alcanzar el sueño de una mejor realización profesional.

Razones que desbordan la cotidianidad son pretexto para celebrar todos los días la dicha de ser mujer y vivir en Cuba. Por eso este día las mujeres de la Universidad de Oriente se felicitarán entre ellas y corresponderán a los elogios recibidos, conscientes de que la lucha por la plena emancipación no es cosa de un día, ni de fechas, sino que se torna empeño constante en defensa de la equidad. Por eso seguirán en la silenciosa complicidad de tejer sueños y ser también esa flor que al dolor puede arrancarle maravillas.  

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