Che, tu indeleble presencia

Por: MSc. Rafael Ángel Borges Betancourt

Desde el triunfo del 1ro de enero de 1959, los principales líderes de la Revolución Cubana mantuvieron estrechos vínculos con las universidades del país, ellos mismos, universitarios, estaban muy conscientes del rol determinante que les corresponde desempeñar a esas instituciones en la ardua tarea de superar el subdesarrollo.    

Tanto, el Comandante en Jefe, como Raúl y el Che, visitaron varias veces  en esos primeros años a Santiago de Cuba y la Universidad de Oriente. Una de las visitas inolvidables del Che, ocurrió el 30 de noviembre de 1964.

Precedida por una primera histórica visita con motivo del ciclo de conferencias titulado: “Revolución y Universidad”; y posteriormente, de otra visita en compañía del Comandante Raúl Castro; el 28 de noviembre de 1964, llega a Santiago de Cuba, esta vez acompañado de su esposa Aleida March y el colombiano José Cardona Hoyos, dirigente del Partido Comunista de su país, donde, resume la plenaria provincial de administradores del Ministerio de Industria, celebrada en el teatro Mariana Grajales de la Ciudad Escolar 26 de Julio, allí expresó: “La tarea [de los cuadros] es convertirse en formadores de esa masa humana que ustedes tienen abajo y, al mismo tiempo, en formadores de vuestra propia conciencia.”

Al siguiente día, el 29 de noviembre, parte en avión para efectuar su última visita a las plantas niquelíferas de Moa y Nicaro, donde, se reúne con los trabajadores. Regresa a la capital provincial, esa misma tarde, momento en que visita la Universidad de Oriente, donde sostiene un encuentro con el Rector, Dr. José A. Portuondo, y otros cuadros del centro. Posteriormente, se reúne con estudiantes de los tecnológicos y economía en el Teatro Universitario, para tratar temas relacionados con la economía y la necesidad de que el graduado universitario se vincule con las fábricas para forjarse como verdaderos técnicos.

El 30 de noviembre, pronuncia un memorable discurso: “…para recordar, en un mismo acto, la celebración luctuosa y heroica de la Jornada del 30 de Noviembre y la inauguración de un Combinado Industrial”. El Che, con su acostumbrado espíritu crítico considera que su relativo fracaso fue producto de: “…toda una serie de factores adversos, inconvenientes del tiempo y de la navegación, nuestra falta de experiencia, dificultades en los motores del pequeño yate «Granma», [que] hizo que solo llegáramos el 2 de Diciembre a la playa de Las Coloradas”; añade que: “Sin embargo, las organizaciones del Movimiento habían recibido el anuncio de nuestra llegada, y encabezados por Frank País, y a la cabeza de toda la nación, los combatientes de Santiago escribieron aquella página heroica del 30 de Noviembre, con la cual se pretendía crear un clima en el país que impidiera a las tropas de Batista marchar rápidamente a combatir nuestra columna invasora”.[1] Entre los combatientes caídos heroicamente en las acciones de ese día, estaba el expresidente de la FEU-O y del Bloque Estudiantil Martiano de la Universidad de Oriente, Pepito Tey.

El Che, insiste en la necesidad de mantener nuestra firmeza y unidad para defender la Patria y llevar a delante la construcción del socialismo. Plantea que las consignas deben responder a tres prioridades fundamentales: “(…) la del trabajo creador día a día, la de la capacitación para hacer más fructífero ese trabajo y la del odio inextinguible al enemigo imperialista que nos haga estar constantemente alertas y nos haga ser flexibles en el cumplimiento de nuestro deber revolucionario”. Esa fue su última comparecencia pública, antes de partir a cumplir otros deberes internacionalistas.

Concluido el acto vuelve a la Universidad de Oriente y sostiene una conversación informal con estudiantes y profesores de la Escuela de Economía. Allí abordó cuestiones como el burocratismo, la significación de la universidad nueva para tiempos nuevos, el sistema presupuestario de financiamiento (sistema de dirección de la economía que él había diseñado, frente a la tendencia de la implantación del cálculo económico que predominaba en el otrora campo socialista muy criticado por él), la situación de los salarios de los egresados y otras cuestiones.

De ahí, junto a su esposa, su amigo y fundador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Oriente, Alberto Granado y su esposa, y otro matrimonio argentino, fueron a comer a la pizzería Fontana di Trevi, en la calle Enramadas. Como expresa la Dra. Yolanda Corujo, cuyo artículo constituye la fuente fundamental de estas notas: “Esta fue su última visita a la heroica ciudad de Santiago de Cuba. Su recuerdo, su legado y su ejemplo, lo tenemos presentes para llevar adelante las transformaciones que requiere nuestra sociedad”.[2]


[1] Tomado de http://cubarte.cult.cu/categorias/discursos-del-che-guevara/

[2]Yolanda Corujo: “El Che en Santiago de Cuba. Su paso por la Universidad de Oriente” SANTIAGO Número Especial 2012. Tomado de https://santiago.uo.edu.cu/index.php/stgo/article/view/1472/1446

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1 comentario

  1. Preparación profesional, la eficiencia en el trabajo del día a día, la economía bien planificada, la intransigencia revolucionaria y el antimperialismo fueron las convicciones del Che que nos legó. Aunque el artículo no lo dice, en la comida que realizó en el Restaurante Fontana de Trevi, pagó de su salario la cuenta. Asi fue el Che.

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