Fidel Castro: luchador incansable por el desarme nuclear (Parte I)

Por: Dr.C Josefa Negret Fuentes y MS.c Angel Taboada Salmerón

Las armas nucleares constituyen una amenaza no abstracta, sino latente a la paz, la humanidad y la seguridad internacional. Prohibirlas y eliminarlas totalmente devienen en prioridad inaplazable, e impostergable en un mundo como el de hoy, colmado de conflictos bélicos que lo hacen más inseguro.

Es arto conocido también, que muchos de los recursos que pudieran, y debieran, ser destinados al desarrollo económico, la creación de empleo, la reducción de la pobreza y el hambre, la salud y la educación, son destinados al mantenimiento y modernización del arsenal nuclear; la “industria del exterminio” debiera reorientar esos recursos hacia  el desarrollo, si tenemos en cuenta un precepto de la ciencia que expresa que no todo lo técnicamente posible, es éticamente admisible.

La oposición de Cuba, contraria a todo tipo de ensayo con armas nucleares, incluyendo los que se llevan a cabo mediante supercomputadoras y otros sofisticados métodos no explosivos, constituye una posición invariable de principios que es consustancial al pasamiento ético y humanista del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a lo largo de todo el proceso revolucionario cubano.

Las ideas expuestas por Fidel relacionadas con el desarme nuclear, constituyen un amplio arsenal político  que nos posibilita comprender la dinámica, compleja y contradictoria realidad política y económica internacional, si somos  conscientes de los graves peligros y amenazas que acechan la supervivencia de la especie humana.

El pensamiento humanista del Fidel, ha sido el sustento de la posición de Cuba en la lucha por el desarme nuclear. El líder histórico de la Revolución Cubana fue un luchador incansable en esa ética y necesaria pretensión, “En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad”, sentenció.

Es importante reconocer que los enfoques de Fidel, sobre la paz y el desarme nuclear, tienen espacio en la tradición de la cultura política cubana, con profunda raíz martiana, partiendo de la sentencia del Apóstol “Patria es humanidad”, expresión tangible también de una cultura de paz.

Fidel consideró clave crear conciencia en los seres humanos y ampliar sus conocimientos acerca de la amenaza que representan las armas nucleares y movilizar esfuerzos internacionales para alcanzar este objetivo. Fue un convencido de que el empleo de las armas nucleares implicaría la violación flagrante de normas internacionales, incluidas las relacionadas con la prevención del genocidio y la protección al medio ambiente. Lo consideró  un crimen de guerra y de lesa humanidad, dada la imposibilidad de limitar los devastadores efectos de esas armas, que se prolongan por décadas.

Fidel demostró la dimensión de su humanismo con su incansable y perenne prédica por la salvación del planeta y todo lo creado como resultado de la vida inteligente y exhortando a “pensar la paz y el desarme.” Si hacemos una breve retrospectiva de ese esfuerzo podemos citar algunos momentos de su ejecutoria como estadista.

En fecha tan temprana como el 26 de septiembre de 1960, Fidel pronunció el primer discurso de un líder revolucionario cubano en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), intervención que mantiene plena vigencia por las denuncias y principios sostenidos:

“Estamos, en fin, con todas las nobles aspiraciones de todos los pueblos. Esa es nuestra posición. Con todo lo justo estamos y estaremos siempre: contra el coloniaje, contra la explotación, contra los monopolios, contra el militarismo, contra la carrera armamentista, contra el juego a la guerra. Contra eso estaremos siempre. Esa será nuestra posición”

“Hasta que no desaparezca la filosofía del despojo se vivirá con la pesadilla de una guerra, incluyendo una conflagración atómica.”

“Mientras se avanza en el camino del desarme, hay que también avanzar en el camino de la liberación de ciertas zonas de la tierra del peligro de la guerra nuclear.”

Diecinueve años después, el 12 de octubre de 1979 ante el XXXIV Periodo de Sesiones de la Asamblea de la ONU, no basó su intervención en las denuncias de las agresiones sufridas por nuestro país durante dos décadas, sino que como Presidente del Movimiento de Países No Alineados  sentenció:

“El ruido de las armas, del lenguaje amenazante, de la prepotencia en la escena internacional debe cesar”.

“Basta ya de la ilusión de que los problemas del mundo se puedan resolver con armas nucleares”.

“Digamos adiós a las armas y consagrémonos civilizadamente a los problemas más agobiantes de nuestra era. Esa es la responsabilidad y el deber más sagrado de todos los estadistas del mundo. Esa es, además, la premisa indispensable de la supervivencia humana”

En octubre de 1995, en las sesiones especiales desarrolladas en New York con motivo del quincuagésimo aniversario de la ONU, expresó:  

“Hay que proscribir de manera completa todas las armas de exterminio en masa. Debe producirse el desarme universal y la eliminación del uso de la fuerza, la prepotencia y las presiones en las relaciones internacionales.”

Pero también, sus reflexiones, constituyen una guía para la acción, la creación de conciencia y sensibilidad en amplios sectores sociales sobre la necesidad de aunar esfuerzos y voluntad política por el logro de un mundo mejor, que siempre creyó posible. Fidel con permanente optimismo y fe inquebrantable en la producción inteligente y el progreso de la humanidad expone concepciones de rigor sobre el desarme nuclear y la lucha por la paz, que abordaremos en un segundo trabajo.

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