La República que no quería Martí

Por: Ms.c Ángel Taboada Salmerón

Eran las 12:10 de aquel 20 de mayo de 1902. En la azotea del otrora Palacio de los Capitanes Generales devenido en Palacio Presidencial fue izada la bandera que orgullosa lució en la pelea, sin pueril ni romántico alarde.” Se anunciaba que Cuba era ya República, aunque no fuera aquella añorada y peleada por varias generaciones de cubanos y que conquistaría toda la justicia.Quince minutos después fue insólitamente arriada por capricho del interventor yanqui Leonard Wood, quien una vez que acabó su cargo como Gobernador, quiso llevársela de trofeo.

Nacía una República modelada y prohijada por el naciente imperio del norte. En LA ceremonia inaugural de toma de posesión de Tomás Estrada Palma como primer Presidente de Cuba, no se invitó a ninguna mujer. Ni siquiera a Genoveva Guardiola, la esposa de “Don Tomás” teniendo en cuenta que la recién aprobada Constitución de 1901 excluía a las féminas  de derechos políticos, por lo que se les privaba de asistir al protocolo de investidura presidencial. Vale recordar que pese a la retirada de las tropas interventoras norteamericanas ese mismo día, tres de sus compañías militares se quedaron en Cuba para cumplir la misión de entrenar a artilleros cubanos y custodiar las fortalezas de la isla. 

Cabe preguntarse entonces, ¿cómo hubiese apreciado el Apóstol de nuestra independencia, que ciertos generales y coroneles del Ejército Libertador devinieran poderosos capitalistas a pocos años de terminada la contienda bélica con un país en ruinas y una población depauperada? ¿Hubiera permitido Martí que monopolios estadounidenses compraran en un breve lapso a partir de la independencia formal del 20 de mayo de 1902, ingentes extensiones de tierra a un precio de $0.50 dólares la caballería?

Rubén Martínez Villena en encendidos versos patrióticos en 1923 escribió: ¿Adónde vamos todos en brutal extravío sino a la Enmienda Platt y a la bota del Tío? Pedía una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones, para que la república se mantuviera de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí, para poder un día con decoro y razón extirpar el apéndice de la Constitución.

Una república martiana hubiera sido consecuente con el ideario patriótico humanista y revolucionario del Maestro, consecuente con su máxima humanista y unitaria garante de su propia existencia como nación:“con todos y para el bien de todos”cuyos destinos estarían regidos por una constitución de espíritu progresista, sobre la cual expresó:“Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. Pero, ¿cómo imaginar que un país destruido por la guerra y dominado por capitales extranjeros podía cumplir con la máxima de ser para el bien de todos?

Una república martiana descartaba para Cuba el sistema político imperante en el “norte revuelto y brutal que nos desprecia”. Ese mismo que hoy es admirado en demasía por los anexionistas de siglos pretéritos y por los actuales. Los mismo que hoy enarbolan “Patria y Vida”, quienes desconocen que nuestro Patria o Muerte  es y será siempre por la vida.

El 20 de mayo de 1902, ¿fecha gloriosa o aciaga?, Ante esta interrogante la doctora Ana Cairo Ballester expresó:  “No se necesita satanizar la fecha; ni hacerla formar parte de una lista de olvidos, en una especie de limbo histórico cultural”, la propia historiadora, precisaba que “lo interesante sería polemizar sobre si se celebra o se conmemora, y cómo hacerlo, ya que no debe perderse de vista, recalcaba, que el siglo XX cubano se divide en dos grandes periodos históricos bien delimitados: la República burguesa y la República socialista. O lo que es lo mismo: la República y la Revolución, pero el Estado nacido a la vida el 20 de mayo de 1902 mantiene inalterables su nombre y los símbolos patrios que lo identifican.”

A 120 años del alumbramiento nada natural de una Republica con estatus de neocolonia, es asombrosa y hasta repulsiva la añoranza de algunos por un capitalismo idílicamente benévolo que jamás existió en este país tal y como señaló Fidel en su Reflexión El Imperio y la Isla Independiente: “Esta manzana que caería por gravedad …finalmente cayó, pero estaba podrida… como previeron muchos pensadores cubanos durante casi medio siglo, desde José Martí en la década de 1880 hasta Julio Antonio Mella, asesinado en enero de 1929.”

El 20 de mayo marca una fecha que, como dijera el pasado año el canciller cubano, es festiva solo para quienes guardan pretensiones de dominación imperialista sobre la nación caribeña: “Revísese la historia”.

La Revolución martiana y fidelista triunfante el primero de enero de 1959, fue el acto redentor que llevó al poder a aquella mayoría privada siempre de ejercerlo, acto desafiante y redentor frente al poder que el Che calificara como el enemigo raigal de la humanidad: el imperialismo norteamericano. La suerte está echada, hoy pagamos el precio de nuestra épica resistencia. La disyuntiva sigue siendo Patria o Muerte! 

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