Por: Cristian Martínez González
Según el Diccionario de la lengua española, el adjetivo podal es el adecuado para referirse a lo ‘perteneciente o relativo al pie’, mientras que podálico se emplea en la medicina para hablar de ‘una maniobra obstétrica’, la cual ‘consiste en ayudar al parto tirando de los pies del feto’.
Sin embargo, no es infrecuente ver un uso impropio del vocablo podálico en frases como “Las medidas higiénico-sanitarias indicadas se mantendrán: distanciamiento, uso del nasobuco, pasos podálicos…”, “Se ha definido un paquete de medidas, que incluye el incremento del pesquisaje; la instalación de pasos podálicos a la entrada de los lugares” y “No habilite en las entidades estatales, formas de gestión no estatal y otras instituciones, los pasos podálicos y soluciones de agua clorada o alcohólica”.
Mientras no se pruebe lo contrario, parece venir a ponerle la tapa al pomo el uso, en documentos oficiales, de pasos podálicos como nombre de la sencilla y muy importante desinfección de la suela de los zapatos — no de las plantas de los pies, salvo que se ande descalzo — para que no se propague el SARS-CoV-2. Pero ¿de dónde ha salido tal maravilla de metáfora? ¿Será que en alguna reunión importante un bromista afanado en provocar risa para aliviar tensiones dijo que enfrentar la pandemia de COVID-19 es peor que recibir fetos que vienen de pie?
Aunque se pudiera optar por expresiones como “desinfección de la suela de los zapatos” u otras equivalentes, en los ejemplos iniciales hubiese sido preferible escribir “Las medidas higiénico-sanitarias indicadas se mantendrán: distanciamiento, uso del nasobuco, pasos podales…”, “Se ha definido un paquete de medidas, que incluye el incremento del pesquisaje; la instalación de pasos podales a la entrada de los lugares” y “No habilite en las entidades estatales, formas de gestión no estatal y otras instituciones, los pasos podales y soluciones de agua clorada o alcohólica”.
Tomado de Juventud Técnica
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