Declaración del Consejo de Dirección de la Facultad de Derecho

Declaración del Consejo de Dirección de la Facultad de Derecho, Universidad de Oriente.

Durante más de 7 años hemos sido parte, infortunadamente, de la manera en que se ha expuesto a la Facultad de Derecho ante la comunidad universitaria cubana e internacional de una forma intencionada y oportunista, ajena al más elemental deber y al compromiso del profesor universitario cubano en el actual contexto del combate ideológico que se libra en salvaguarda de la unidad del pueblo en torno a la Patria y su Revolución. A partir de la articulación de la más reciente ofensiva mediática desatada en diversos medios digitales y las redes sociales, el Consejo de Dirección rechaza la mentira, la manipulación, el uso indebido de la imagen institucional, y de todo recurso ofensivo contra funcionarios universitarios, del Estado y el Gobierno.
Tratar una vez más la cuestión de los escritos producidos y divulgados en Internet por el exprofesor universitario René Fidel González García, es revivir lo que se convirtió, tiempo atrás, en un motivo de valoración y análisis por nuestro Claustro, los trabajadores y las organizaciones estudiantiles de la Carrera de Derecho. Su conducta determinó una transgresión al papel que le correspondía como formador de las jóvenes generaciones de cubanos que se implican en el espacio universitario, en un terreno de definiciones ideológicas de muy profundo calado, compromiso ineludible que optó por no honrar.
No se trata de callar la voz de quien aporta con cotidiana entereza a la formulación de propuestas válidas para el mejoramiento de todo lo que se hace hoy en bien de la Educación Superior y de toda la sociedad; sino de comprender que los más altos ideales de justicia social y democracia deben estar acompañados por la actitud humilde, consecuente, honesta y comprometida de quien los defiende. La Revolución – como nos enseñó Fidel – siempre será más grande que nosotros mismos. Una sola mentira volverá siempre fútil esta aspiración.
En las esencias de este asunto, se implica la condición de ser un profesor de Derecho en un país como el nuestro; un escenario que históricamente ha servido como soporte a las tradiciones más hermosas, y de las luchas más dolorosas pero heroicas del pueblo cubano. Un jurista y un profesional del magisterio ha de ser un intelectual coherente entre el decir y el hacer, con elevado nivel de responsabilidad individual y colectiva para con su entorno universitario y la sociedad en general, un portador de valores éticos y estéticos en su mayor extensión, asegurador de un legado de amor, de instrucción con educación, respeto hacia los demás y hacia sí mismo. En consecuencia, no será posible aceptar que el aula universitaria se convierta en un espacio para ideas que mellen el prestigio conquistado por generaciones de cubanos, para cuestionamientos insolventes que no tributen con fuerza suficiente a la aspiración de formar bien a nuestros jóvenes.
En los espacios universitarios no se arrebatan derechos, se proveen: por eso no se restringió el debate cuando de forma oportuna, adecuada y justa, profesores, trabajadores no docentes y militantes del Partido Comunista de Cuba fueron partícipes del proceso administrativo del que resultó la revocación de la categoría docente de René Fidel. No es cierto que se actuara a espaldas de todos, cuando se contó, incluso, con un pronunciamiento del Consejo Científico y con una declaración firme y decisiva, realizada de forma soberana por las organizaciones estudiantiles, orientada a cerrar el paso a la confusión en nuestras aulas.
Varias generaciones de profesionales formados y comprometidos con su Revolución integran el claustro de profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente, donde no hay espacio para acomodados burócratas. Los más importantes procesos universitarios hoy, orientados a la formación de pre y posgrado, la ciencia y la extensión, son conducidos por jóvenes consecuentes con el legado profesional y revolucionario de los más brillantes exponentes de la historia del profesorado de una Carrera que nació junto a su mambisa Universidad. La Excelencia alcanzada por años de valeroso esfuerzo significa el más alto compromiso colectivo con vista al futuro. Nuestra misión es invariable: formar juristas cultos y comprometidos con la obra de la Revolución.
A la Universidad se viene a trabajar, a formar las nuevas generaciones, a aportar resultados de ciencia, a hacer de la investigación una razón de vida y compromiso, a explicar y a aprender. Pero no habrá una sola duda: se asiste a la Universidad con el sentido suficientemente claro del papel que corresponde a un profesor universitario en tiempos de Revolución, con la dignidad y el significado de sus 61 años de existencia, más allá de bloqueos y de Trump.

La consecuencia de una actitud verdaderamente revolucionaria siempre será reivindicada por la historia; el ejemplo inmortal de Céspedes, Agramonte, Martí y Fidel lo demuestra con creces. Suficiente sangre derramada en el camino de la Revolución sirve hoy de mejor ejemplo: no hay ni habrá un solo paso atrás.

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