ONUCARIBE 2019: del lado izquierdo del pecho

Por: Yunier Sarmientos

Nunca ha sido fácil celebrar una fiesta de cumpleaños. Los conformes hablarán muy bien de cada detalle: el cake, los regalos y hasta la música, que no debería ser el reggaetón del momento. Pasarán la vista por sobre los problemas en una complicidad poco revolucionaria de dejar las cosas como están, o de cambiar mucho, para que no cambie nada. Para los inconformes quedará el sinsabor de aquello que no se preparó y supervisó bien. Del tiempo que no alcanzó para la organización minuciosa. De lo que pudo hacerse mejor, aun con pocos recursos. De agrupar las energías y canalizarlas en un empeño cuyo éxito tendrá que ser compartido. ONUCARIBE llega a esa primera década de vida navegando, no siempre en las agua ni de la abundancia ni de la quietud. Llega con el reto de mostrar su valía, como nunca antes. Con el interés de legitimarse, crecer y extenderse al interior del Alma Máter de Oriente, que desde entonces le acogió en su seno y reunió a muchachos y muchachas de las más disímiles carreras y de varias ciudades del país. Las imágenes de los fundadores dan fe de la felicidad en la simplicidad. Entonces se pensó en el relevo, en prolongar una experiencia nacida del empirismo, que poco a poco adquirió matices complejos. No puede ni podrá ser simple, asumir lo que no se es sin que medien las incomprensiones. ONUCARIBE es una modelación de cómo deberían funcionar las cosas en una Organización de Naciones cada vez más desunidas. Es una interpretación que necesariamente conecta con la realidad. Por eso existen estos encuentros alrededor del mundo, y se repiten con matices propios en varias universidades de Cuba. Pero el nuestro tiene la suerte de haber nacido en Santiago, y de fraguarse, no en las orillas, sino en el centro del Caribe. Mirando hacia el sur y pensando cómo refundar las relaciones de un bloque geográfico todavía con las heridas del colonialismo y el ultraje por más de un imperio. ONUCARIBE también se articula con los oídos puestos en el suelo, en los dolores del mundo. Y por eso sueña -sin vacilaciones- en la integración y la justicia, en la cooperación y el hermanamiento entre pueblos. Varias veces ha estado Venezuela en el centro del debate, ahora seguirá allí. Del lado izquierdo del pecho, donde laten las verdaderas revoluciones moldeadas por personas inconformes, esas que se dan cita aquí, en un cumpleaños sin cake, sin regalos y sin música, pero que encontrará en la paz y el desarrollo sostenible las dos principales fortalezas para continuar pensando y soñando el planeta.

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