Con eterna gratitud la Alma Mater oriental reconoció la labor desplegada por profesores y trabajadores jubilados que han dedicado parte de su vida a preservar, desarrollar y difundir sus procesos. La Capilla del Colegio San Basilio el Magno sirvió de espacio para enjugar lágrimas de nostalgia y agasajar a hombres y mujeres que participaron en la aventura de formar a varias generaciones.
Este emotivo homenaje contó con la participación de una representación de antiguos trabajadores, cuya vocación de servicio los hizo protagonistas de su tiempo.
En nombre de los homenajedos se dirigió a los presentes Andrés Fernández Companioni, de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, quien agradeció a las autoridades universitarias esta actividad especial y recordó a los que hoy no están, a esos que forman parte desde el corazón, de esta gran familia. Además, dijo sentirse orgulloso de integrar la heroica y hermosa historia de esta casa de estudios.
El apartado cultural estuvo a cargo de las solistas líricas Sarai Queipo y Glenda Grau, pertenecientes a la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos Miguel Matamoros, quienes interpretaron diversas piezas entre ellas Señora Luna de Ernesto Lecuona.
El jubilado es parte de la universidad, aliado de la institución en su marcha, de ahí el reconocimiento de toda nuestra comunidad y la invitación a seguir tendiendo puentes y abriendo caminos que reivindiquen la formación del ser humano como tarea primigenia para preservar los más altos valores revolucionarios.
Este homenaje es una muestra de gratitud hacia los profesionales jubilados.
La UO reconoció a profesionales comprometidos con la formación académica e integral.
Para Andrés Fernández Companioni es un alto honor ser profesor universitario.
Los profesores y trabajadores jubilados hicieron de la universidad vida y motivo. Fotos: Adán Raúl Santana Arias
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Merecido reconocimiento a todos nuestros jubilados. Profesores y trabajadores que dieron todo por esta Universidad.