Los revolucionarios cubanos se han caracterizado por un patriotismo e internacionalismo a toda prueba, que como valores, derivados de la justa causa, han impregnado la conciencia de la sociedad actual. Una contribución significativa al afianzamiento de tal legado lo constituye la rememoración de relevantes efemérides en el mes de diciembre.
El último mes del año acumula trascedentes acontecimientos históricos cubanos. En particular, el séptimo día se conmemora la caída del Titán de Bronce en San Pedro de Punta Brava en 1896; el nacimiento de Frank País García en 1934 en Santiago de Cuba y la materialización de la Operación Tributo en todo el país como expedito reconocimiento a los mártires de la Patria caídos en diversos rincones del mundo, cumpliendo con su deber internacionalista y con la encomienda de su pueblo. Naturalmente, estos tres acontecimientos no agotan las realizaciones históricas de dicho día. No obstante, en el presente aniversario de estas fechas nuestro centro ha priorizado su destaque.
El nacimiento de Frank Isaac País García dotó a la Revolución Cubana de uno de sus más recios y trascendentes estrategas, con un pensamiento profundo y un comportamiento revolucionario intachable. En los 22 años vividos logró convertirse en uno de los artífices y símbolos de la Revolución de 1959. Frank alcanzó un elevado virtuosismo en su proyección política y humana. Su desaparición física causó una conmoción, que se rememora cada año en el aniversario de su muerte. Se trata de uno de los hijos más queridos de Santiago de Cuba. Simboliza el desprendimiento, el compromiso y el patriotismo de los cubanos.
La caída de Antonio Maceo Grajales, insigne Lugarteniente General del Ejército Libertador, fue un duro golpe al favorable desenlace de la Guerra Necesaria. No se trataba solo de un extraordinario genio militar, un cubano respetable y digno, pensador preclaro; sino constituía además, un factor determinante de unidad entre todos los cubanos independentistas de las tres guerras, después de la desaparición física de José Martí. Ciento diez años han transcurrido desde aquella fecha. La historiografía ha enfocado el funesto acontecimiento desde diversas perspectivas, pero a pesar de algunas controversiales versiones, nada resta grandeza a aquella última carga de Maceo, ni tampoco cambia la consternación de los cubanos dignos ante el suceso.
La muerte de Maceo, quien proclamara que: “quién intentara apoderarse de Cuba, solo recogería el polvo del suelo anegado en sangre si no perecía en la contienda” se produjo en “la Guerra Necesaria”, dirigida por el Partido Revolucionario Cubano, en cuyas Bases se promulgaba alcanzar la independencia de la Isla y asistir la causa de Puerto Rico.
La Operación Tributo, a fines del siglo XX cubano, proceso mediante el cual regresaron a la Patria los combatientes internacionalistas caídos en Angola, simbolizó el más trascendente internacionalismo cubano, regresando solo a sus muertos, sin ninguna ventaja particular para la Patria que la conciencia del deber cumplido. Esta acción engrandeció al pueblo cubano, que pudo, a partir de ese momento, en los cementerios a lo largo de toda la Isla, honrar a sus muertos en correspondencia con sus credos y costumbres.
Los estudiantes, profesores y trabajadores de la Universidad de Oriente, rememoran estas efemérides como inspiración de sus realizaciones y compromisos. La implementación de los acuerdos y decisiones del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, el 94 cumpleaños de la FEU, La Jornada del Educador, el Aniversario 58 del Triunfo de la Revolución Cubana. De esa forma convocamos a impulsar cada una de nuestras acciones para contribuir al proceso de acreditación del centro en su 70 Aniversario. Vivimos momentos cruciales para la Patria y el mundo, por tanto debemos, con nuestro esfuerzo, estar a la altura que nos exigen los tiempos.
Igualmente, otras muchas motivaciones fertilizan la intención de consolidar nuestros logros y enfrentar nuestras limitaciones y deficiencias. Pero ante todo, demos una respuesta contundente y coherente al mensaje patriótico e internacionalista que nos plantea la conmemoración de este 7 de diciembre.
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Lo que aprendes en un “Aula Sabia” Honestidad y Justicia no se olvida nunca,
A 120 años de la desaparición física del mayor general Antonio Maceo Grajales, la ciudad de Santiago de Cuba, Cuba y el mundo entero, sufren el dolor de perder, solo físicamente, a otro de los grandes y buenos hombres, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Reacciones similares surgen de amigos y enemigos, más los primeros, esos que agradecidos reconocieron ayer y reconocen hoy el valor de los hombres que con su pensamiento y acción contribuyeron a dignificar la especie humana. A los otros, los menos, demuestran con su jolgorio la incapacidad de no haber podido lograr la claudicación en sus ideales, esos que los mantuvieron firmes en sus puestos de batalla, levantando en alto su concepto de patria y su patriotismo.
Como hoy, hace un siglo y dos décadas, con la caída en combate del Titán de Bronce el mundo se estremeció fueron muchos los que consternados con la noticia dejaron para la historia el significado del hecho. La prensa en el mundo se hizo eco de la noticia, particularmente en los países de centro y Sudamérica por los cuales Maceo estuvo durante la Tregua Fecunda, Santo Domingo entre ellos.
La prensa dominicana se hizo eco del fático hecho, entre ellos se destaca el artículo de Rafael Abreu Licairac, quién publicó el 20 de diciembre de 1896, con el nombre de “Muerte de Maceo”, un hermoso homenaje que, leído en estos días, refleja el sentir de todos los que lloramos la muerte de Fidel. Porque Fidel y Maceo, ambos en su tiempo, asumieron como deber la lucha por el bien de todo un pueblo, de la humanidad toda y empuñaron las armas – las bélicas y las de las ideas – para lograr que Cuba se insertara en el concierto de los pueblos libres y rigiera su propio destino, en correspondencia con su manera de ser.
Salvando las circunstancias del suceso, la distancia en el tiempo y el contexto histórico, léase pues, donde dice Maceo, Fidel.
“¡Respeto y admiración ante la tumba del soldado, del héroe, del mártir! Silencien las pasiones viles ante el hecho infausto; hablen la justicia y al equidad ante el cadáver del grande hombre!”
[…]
Ha caído como caen los colosos; produciendo inmensa conmoción en todo el planeta. Ha caído como caen los héroes: en el martirio: que es la inmortalidad.
[…]
Deslumbra como sol en pleno zenit; para él eran el odio de sus enemigos, el amor de sus compatriotas, la admiración del mundo.
Hoy no existe ya entre los mortales. Acaba de traspasar el reducido límite de las cosas humanas, para elevarse a las regiones de la gloria, que también es la inmortalidad.
¡Y que gloria tan esplendida y tan pura es la suya! Valiente como el más valiente de sus compañeros de armas, aguerrido, audaz, intrépido, generoso, incansable e impertérrito, supo personificar la indomable resistencia de sus conterráneos y asociar la victoria a sus bélicas empresas.
[…]
Creíasele invulnerable a la muerte: ¡tantas veces la había desafiado; tantas veces la había hecho retroceder confundida y anonadada!
[…]
Ha muerte ANTONIO MACEO! No hay duda ya en el ánimo de sus admiradores. La confirmación del trágico fin del héroe cubano ha sumido en el más profundo dolor a cuantos aquí no dimos crédito en un principio a la infausta nueva; a cuantos la creímos apócrifa.
Nunca fue tan ansiada una rotunda negación; nunca más esperado ese no, en otras circunstancias tan duras y desconsoladoras.
Pero la evidencia se ha impuesto ya. Oh! si, con lógica, abrumadora, cruel y despiadada; con tétrica elocuencia.
[…]
Llorémosle; lloremos al hombre de bronce; pero eso sí, con lágrimas de dolor varonil, dignas del viril campeón en quién ha estado fija tanto tiempo la admiración del mundo. Gima todo pecho americano al recuerdo del esforzado varón antillano que fue invencible en la pelea, de irreductible fe revolucionaria y generoso y magnánimo en el triunfo!
Y al lamentar su prematura desaparición del glorioso teatro de sus proezas, consuélenos la esperanza de que tan intenso sacrificio obtendrá la recompensa del que crea en la tierra héroes y mártires para todas las redenciones.
Todo homenaje fue poco hace 120 años y lo es hoy para reconocer “[…] al formidable atleta de la revolución cubana, al combatiente diario, al infatigable obrero de la redención de un pueblo.”
Hoy participé en la ofrenda floral que se realizara a Antonio Maceo ante su busto en la Residencia Estudiantil Quintero. Los trabajadores de la residencia acudieron masivamente, junto a estudiantes que demostraron su conocimiento acerca de la vida del Titán y su ejemplo para las generaciones de cubanos. El acto sirvió para inspirar la continuidad de nuestra obra revolucionaria.
Desde el poblado de Maffo , en peregrinación, los universitarios de Contramaestre marcharon a la vanguardia hasta el cementerio para rendir tributo a Maceo, a Frank y todos nuestros combatientes internacionalistas. Allí se escuchó una vez más que ·Fidel Vive”, “La Universidad es Fidel”