Profesores españoles en la Universidad de Oriente

Desde su creación, la Universidad de Oriente ha sido privilegiada en cuanto a tener en su claustro a grandes personalidades, nacionales y extranjeras, que han prestigiado su labor durante años. Ya en el curso 1955-1956, el total de profesores de la Universidad de Oriente era de 73 docentes, de los cuales al menos 15 procedían de Europa, América Latina y el Caribe.

La Universidad de Oriente no exigía, en sus Estatutos, la nacionalidad cubana para trabajar en ella; solo se consideraban importantes los valores éticos de las personas y la capacidad intelectual. Incluso, ante las opiniones emitidas por el Consejo Universitario de La Habana sobre la aceptación de personas extranjeras en el claustro, la Universidad de Oriente se manifestó a favor de no cerrar sus puertas a nadie en el terreno intelectual. Fue este el primer centro cubano de Educación Superior en contratar a profesores españoles de renombre; los cuales, en pago, hicieron cuantiosos aportes a la cultura nacional.

Es preciso apuntar que el arribo de ese grupo de emigrados a la Isla se debió a una coyuntura específica: la derrota de la República española, en 1939, razón por la cual muchos de ellos abandonaron su país. La integración a la sociedad cubana se les facilitaría por aquel entonces debido a los sucesos políticos que tuvieron lugar en Cuba a finales de la década del 30, como fueron la “apertura democrática” y la preparación (y posterior promulgación) de la Constitución de 1940.

Al crearse en Santiago de Cuba la Universidad de Oriente, de inmediato, esta acogería a Francisco Prat Puig, Juan Chabás Martí, José Luis Galbe Loshuertos, Herminio Almendros Ibáñez y Julio López Rendueles, entre otros que aportaron al Alma Mater sus conocimientos científicos, culturales y pedagógicos. El aporte de este grupo de maestros españoles en el recinto universitario santiaguero se sustentó en la formación que poseía cada uno de ellos y su experiencia en centros de enseñanza superior de otras partes del mundo.

Habían estado en contacto con ideas renovadoras en Europa y estaban provistos de una cultura integral que preponderaba el análisis y el debate de contenidos por parte de los estudiantes. Esto entraba en contraposición con el método memorístico, difundido en instituciones cubanas de enseñanza superior, por lo cual es posible asumir que, con la entrada de estos profesionales, se enriqueció la manera de enseñar en el recién creado centro.

Por ejemplo, es conocido que Herminio Almendros Ibáñez era difusor de las técnicas pedagógicas de Célestin Freinet (1896-1966), el cual abogó por darle preferencia a la parte “práctica” de la clase, motivando a que el alumno, a partir de su vivencia, fungiese como rector de su proceso de aprendizaje. Almendros defendió, además, la interacción entre maestros y estudiantes, para confeccionar los medios y planes para la enseñanza, enfrentándose al dogmatismo, entendiendo la formación de profesionales como un símbolo de creación.

Otro nombre que se recuerda, aún hoy, en la Universidad de Oriente, es el de Juan Chabás Martí, testimoniante de la llamada Edad de Plata de la literatura española. Este periodo literario contó con tres promociones de escritores, entre las cuales sobresalió la Generación del 27; a la que Juan Chabás Martí perteneció y, tal vez por ello, su espíritu renovador vino también, con él, a Santiago de Cuba.

Por su parte, el profesor Julio López Rendueles, tuvo un gran mérito en el desarrollo científico de la Escuela de Química, por cuanto su actividad docente estuvo dirigida a la formación de profesionales que tuviesen una adecuada preparación, para enfrentarse y resolver problemas de índole diversa. Fue difusor de las prácticas investigativas entre sus alumnos, elemento esencial para el logro de un buen especialista.

Por último, cabe añadir que Francisco Prat Puig inició los estudios de Arqueología e Historia del Arte en la UO. Diseñó además el emblema que hasta hoy identifica a esta Casa de Altos Estudios oriental, uniendo las ideas de varias personas y, al fin, resumiendo en un lema los altos objetivos pedagógicos, políticos, sociales y culturales de la institución: “Ciencia y Conciencia”. A partir del 19 de junio de 1953 fue subdirector del Museo de Arqueología e Historia que, inicialmente, estuvo ubicado en el tercer piso del Edificio Central.

En general, puede decirse que los pedagogos españoles tomaron parte en los programas organizados y dirigidos por el Departamento de Extensión y Relaciones Culturales y, actualmente, no es posible soslayar su presencia, en Santiago de Cuba, como un factor determinante en el prestigio de la UO.

Bibliografía

Universidad de Oriente, Departamento de Actividades Sociales: “Informe sobre la Universidad de Oriente”, Santiago de Cuba, 1956, pág. 2.

“La Universidad de Oriente responde al Consejo Universitario de La Habana” en, Revista Acción Ciudadana, no.91, año 8, 31 de mayo de 1948, pág. 14.

Bosquejo histórico de la Universidad de Oriente. Aniversario 35, pág.19.

Domingo, Jorge : “Los exiliados españoles en Santiago de Cuba”, en SiC, no.31., 2006, pág. 30.

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