Un ruido inusual, sobre árboles y motivos

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Un ruido inusual cambia, por estos días, la cotidianidad de la comunidad universitaria. La calle principal de la institución ha sido inundada por troncos y ramas. El proceso de tala y poda de árboles en la Sede Antonio Maceo ha centrado la atención de quienes pasamos a diario por los bajos del edificio del Rectorado. Un poco de nostalgia y malestar, también, por los árboles que caen y los recuerdos de las postales icónicas; y mucho asombro, además, por los motivos que condicionaron la decisión. Al respecto, dialogamos con decisores y especialistas vinculados al tema.

“El gran movimiento de tala y poda que se ha visto en la Universidad en los últimos días responde al proceso de poda profunda de árboles”. El Dr. C. Frank de los Reyes Rodríguez, Director General de Aseguramientos y Servicios, comentó que “se trata de una acción que hace 6 años no se realizaba por dos razones fundamentales asociadas a la paralización generada por la pandemia y a la situación económica”. Tras la evaluación realizada por los especialistas de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, así como del Grupo Empresarial Agroforestal, se determinaron las diversas afectaciones que motivaron la presente acción.

Aunque no todos los daños son visibles por quienes desandamos y nos beneficiamos de las sombras en los predios universitarios, las afectaciones eléctricas, fluviales y arquitectónicas a edificaciones patrimoniales han sido evidentes en los últimos años con grandes implicaciones en el presente y futuro. El Director General refiere que “muchos árboles han sido talados porque fueron sembrados en lugares que violan las normas de cercanía de las líneas de alta tensión. Incluso, cuando solamente se podaran, dentro de 3 o 4 años nos arriesgaríamos a que el abundante follaje afectara el cableado eléctrico, además de la integridad del patrimonio construido, como por ejemplo, el edificio del Rectorado, la Plaza de la Cultura, cuyo muro de contención está en riesgo de colapsar, por solo citar dos exponentes del conjunto patrimonial de la Universidad. Existe una afectación profunda a parques, aceras y edificios cercanos dado el crecimiento de las raíces; así como los daños a líneas de aguas sanitarias y eléctricas soterradas, tal es el caso de la tupición del drenaje pluvial del edificio del Rectorado que acarrea cada vez más, inundaciones en el Salón 70 Aniversario. Otra razón de peso está asociada a las dificultades de visibilidad e iluminación de los espacios universitarios por el abundante ramaje”. 

No se trata de una acción fortuita, sino que la misma ha contado con el acompañamiento de especialistas de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, de la Empresa Forestal, así como de la Empresa Eléctrica para la protección del cableado, y de la Empresa CUBIZA, para el trasiego de los troncos cortados dado el volumen, la calidad de la madera y las proyecciones de su posterior aprovechamiento para fines de la institución. Curioso resultó, además, que para la presente tala y poda de árboles se tuvieron en cuenta la fase de la luna en cuarto menguante, y días particulares de esta fase, para evitar más daños a las plantas taladas, así como el posible uso a largo plazo de las ramas cortadas.

Este proceso de tala y poda es también una de las acciones que anualmente se ejecutan en todo el país como parte del Ejercicio Meteoro con vistas a la protección y la defensa civil ante la proximidad de las temporadas lluviosa ciclónica. No obstante, no se trata solo de una medida temporal, sino de una decisión en la que no se desconocen ni se obvian los daños medioambientales, pero que ha sido tomada teniendo en cuenta la necesaria conservación de las edificaciones patrimoniales, así como la urgente reforestación con respaldo en las normas adecuadas para la siembra de  otras especies vegetales.

Conscientes del daño que provocaría a largo plazo una acción de este tipo sin un plan de medidas en función del cuidado del Medio Ambiente, los directivos entrevistados ratificaron la existencia del diseño de una propuesta para la reforestación de las áreas verdes de la Universidad de Oriente. “Con la intención de reponer los árboles que afectan hoy diversas infraestructuras la propuesta de proyecto se sustenta en los criterios de los especialistas botánicos para la siembra de plantas de abundante follaje, cuyas raíces no sean tan invasivas para las edificaciones”, precisó el ingeniero de los Reyes Rodríguez. A la vez, la Dra.C. Elsi López Arias, Vicerrectora Primera, comentó que una de las estrategias a tener en cuenta para la repoblación de la vegetación es el cumplimiento de las normas del debido distanciamiento de los edificios, las que con anterioridad fueron violadas, lo que ha traído como consecuencia los daños mencionados.

El profesor, investigador y Decano de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, M. Sc. Abdiel Jover Capote, siente como propio el daño que representa la tala y poda de árboles al ecosistema. No solo su profunda vocación por la biología y la botánica, sino por su singular sensibilidad y apego a las acciones acometidas en la Universidad de Oriente, Abdiel conoce las implicaciones a corto y largo plazo de lo que hoy ha generado polémicas en escenarios reales y virtuales. De ahí su interés en precisar que las acciones que hoy se acometen son expresión de varios estudios realizados a la población vegetal de la sede Antonio Maceo y la consiguiente atención institucional a este tema en los últimos 12 años.

“Entre 2010 y 2011, con el protagonismo del proyecto universitario Planta!, hubo un primer acercamiento, porque se realizó la identificación de las especies de esta sede, y desde ese momento se detectó que algunos árboles estaban en lugares inadecuados y que, por las características de sus raíces y follaje violaban la normativa, obstruían acceso y ponían en peligro edificaciones. En el año 2012, se eliminaron los árboles enfermos, que perdieron por Sandy la mayor cantidad de su follaje, y a pesar de que era necesario talar otros, no se hizo por la importante pérdida de árboles en el campus, a raíz del huracán”.

“En 10 años se recuperó la cobertura vegetal del entorno, y ahora estamos en condiciones de entrar en una nueva fase, la cual sería la sustitución de especies para establecer nuevas que cumplan con las características de los espacios de la Universidad, y la fenología vegetal, y que respondan a las necesidades de estudios de carreras como Biológica, Geografía, Agronomía, Arquitectura, entre otras. En 2022 se convocó a la conformación de un proyecto referido al parque forestal de la UO, que permita elevar los valores del paisaje de la Universidad, para establecer una relación armónica entre el entorno natural y las edificaciones”.

Sin embargo, a pesar del peso de la educación medioambientalista en los programas de estudios, “no existen investigaciones que permitan conocer el tiempo de las especies del paisaje vegetal de la UO”, ello tal vez sea expresión de, según precisa el especialista Jover, “la inexistencia de un ordenamiento forestal en la institución”, lo cual es necesario concretar a corto plazo.

Los árboles que hoy se talan en la Universidad de Oriente, a pesar de no haber sido aquellos fundacionales, tienen casi medio siglo formando parte del paisaje vegetal del centro. Esos framboyanes amarillos, robles blancos, laureles, caobas y casuarinas que han acompañado a la comunidad universitaria en su ir y venir, han entrado en conflicto con el paisaje urbanístico y las redes de infraestructuras ocasionando no pocos daños. No obstante, conscientes del impacto de la decisión tomada en el ecosistema el profesor Jover precisó que “no se realizará una tala completa de todo lo que está afectando al patrimonio universitario. La adecuada reforestación permitirá a mediano y largo plazo agregarle nuevos valores tanto de paisaje como de funcionamiento a esas áreas verdes”.

De ahí la importancia de la implementación de ese proyecto para la reforestación de espacios públicos y áreas verdes de la Universidad de Oriente, en el que, a juicio del Decano de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, “participarán los expertos y la comunidad universitaria, para establecer áreas que, por las características del suelo y la inclinación, se acojan a determinado tipo de vegetación”.

Por estos días no pocos nos hemos vuelto a juntarnos para hablar y sentir sobre la Universidad de Oriente, a pesar del ruido inusual de las sierras y las caídas de troncos y ramas. Con no poco pesar hemos visto caer copiosas ramas, garantes de sombra y oxígeno, al tiempo que se han vuelto la causa de no pocos malestares. Por estas jornadas, y a propósito de la tala y poda de árboles en la Sede Antonio Maceo hemos constatado que toda educación ambiental en pos del cuidado de la naturaleza es siempre bienvenida, sobre todo si se hace acompañar de una visión integradora, en aras de una cultura de preservación hacia el medio ambiente, así como del diálogo amigable entre el patrimonio edificado por el hombre y el patrimonio creado por la naturaleza.

Especialistas del Grupo Empresarial Agroforestal. Fotos: Adán Santana

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