Por: M.Sc Angel Taboada Salmerón
“¡Que monstruos, no saben la inteligencia, el carácter, la integridad que han asesinado!” expresó Fidel consternado al conocer del asesinato del Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, Frank País García.
Santiago, la del Moncada, la del 30 de noviembre, la ciudad donde al decir del poeta no hay una sola piedra que no haya sido lanzada contra el enemigo, ni una calle donde no haya pasado nunca un héroe, se enlutaba una vez más con la pérdida de unos de sus hijos, aquel joven maestro que comprendió que la Patria solo tenía un camino para poner fin a la ignominia y la barbarie, el camino de la Revolución.
El dolor embargó a todos los santiagueros y cubanos dignos, su muerte junto a Raúl Pujol Arencibia fue un crimen abominable. El Callejón del Muro a partir de ese aciago día, enarboló honores y simbolismos, donde flores, brazaletes y banderas eternizan la presencia del héroe.
Cuba, viril, soberana y agradecida siempre, inmortaliza cada día a aquellos que cayeron por la Patria nueva, pero de manera especial el 30 de julio como tributo permanente de recordación a un héroe que llegó a la eternidad con solo 22 años, una vida cegada por proyectiles de odio, que no fueron capaces de matar sus ideas.
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