Belleza ¿monopolio del éxito?

Tenía una cara simétrica. Desde muy joven se sabía preciosa. Su cuerpo se mostraba firme y proporcionado. El vestido, adherido al vientre plano, resaltaba los pechos redondos. Cruzaba las piernas delgadas mientras descubría atisbos de su piel tersa y cuidada. Culminaba su sensualidad en una sonrisa excepcional. Delante quedaba el entrevistador, un ser de miradas esquivas cuyas palabras empequeñecían ante sus sonrojos. No pasó mucho tiempo y se confirmó el empleo. La belleza fue simplemente abrumadora.

Sin adentrarnos en juicios morales, ética profesional o concepciones sobre lo justo y lo frustrante, un físico atractivo representa un aval impuesto por los modelos de vida modernos que venden la apariencia como sinónimo de éxito, obviando competencias, actitudes y valores que sobrepasan la misma belleza.

Por sí solo no existe ningún factor que garantice el éxito social y profesional. Sin embargo, las personas hermosas tienen un valor añadido. Desde la antigüedad los estereotipos de belleza variaron con las épocas y las regiones, pero nunca se dejó de idealizar o codiciar lo bello. Hoy, la cualidad estética continúa fascinando con notoria intensidad; investigaciones desde la sociología y la economía confirman que esta noción visual, muy subjetiva, deviene variable determinante en la búsqueda de empleo, así como en las relaciones interpersonales.

La primera impresión

Solo se necesitan milisegundos para saber si alguien es atractivo o no. Para ello, además de las características físicas, valúan otros aspectos estéticos como el maquillaje, la forma de vestir, los colores seleccionados,el corte del cabello, el peinado, el aseo, el aroma, los accesorios, las maneras de proyectarse en el entorno. Se transmite información a partir de cada uno de estos elementos.

El rostro es la parte más pública de cada persona. Si esa cara resulta atractiva, el subconsciente asume que también es virtuoso en cualidades. Hombres y mujeres agraciados se les presupone más inteligencia, carisma, liderazgo, confiabilidad y rasgos positivos que los que no lo son. Incluso les brindamos mejor trato y buscamos complacerlos, aunque no nos percatemos. Todo ello al observarun semblante admirable.

“[El efecto halo] es una tendencia que tenemos todos los seres humanos a atribuir características positivas a algo o alguien que ya tiene una característica positiva. Por ejemplo, ante alguien que es un buen orador, solemos pensar que es honesto, inteligente. De las personas guapas tendemos a creer que tienen un mejor trabajo, relaciones sociales más satisfactorias, pareja, algo que no nos ocurre ante personas no tan guapas, a quienes les presuponemos vidas más comunes, más cercanas a las nuestras”, explica psicóloga clínica de la Universidad de Barcelona Constanza González.

Mediante este sesgo cognitivo, sin darnos cuenta, tomamos la apariencia como un indicador eficiente de personalidad y así lo asumimos durante la primera impresión.

Una investigación de 2013 de la Universidad de Messina, Italia, demostró quiénes eran más favorecidos en los procesos de selección de trabajo. De los diez mil currículos escogidos, la tasa media de respuesta fue de un 30 por ciento para la totalidad de expedientes. No obstante, las mujeres hermosas fueron llamadas para la entrevista un 54 por ciento y los hombres atractivos un 47 por ciento de las ocasiones.

¿La belleza abre puertas?

“La belleza es un instinto básico, un producto de la evolución”, asegura la psicóloga de la Universidad de Harvard Nancy Etcoff. Propio de esa misma evolución, la belleza no garantiza el éxito por sí sola, pero influye y condiciona el acceso al mercado de trabajo.

Gran parte de los empleadores son hombres y suelen fijarse mucho en el atractivo físico. Un rostro agraciado activa el sistema límbico, produciendo dopaminas, razón por la cual se disfruta contemplar por más tiempo fisionomías hermosas. Desde el inicio de nuestra especie el ser humano está programado para reconocer parejas potenciales y prolongar su descendencia. No se puede evitar, por ello, la primera evaluación recae, casi siempre, en la apariencia.

Se suele pensar que el cociente intelectual (CI) y las competencias académicas serían elementos vitales en el ascenso al éxito profesional, sin embargo, al comenzarla vida laboral las personas atractivas poseerán más posibilidades de ser seleccionadas para una plaza o ser promovidas.

Una fisonomía simétrica crea una mezcla perfecta de proporciones. Científicos que estudian la simetría facialdescartan que el rostro deba ser idéntico en ambos lados, sino que priorice armonía entre ambas partes y las facciones.(Foto: tomada de http://www.clinicabeltranyobradors.com/concepto-de-belleza-facial-y-como-conseguirla/ )

Un estudio de la Universidad de Essex (cuyo departamento sociológico es reconocido como el mejor de Reino Unido y uno de los principales de Europa) concluyó que “las caras bonitas” logran metas profesionales más altas. Esta tesis analizó ocho mil carreras de hombres y mujeres durante 35 años, a partir de 1957.

“Aquellos valorados como más atractivos, al dejar la escuela, tendieron a tener mejores empleos y carreras más prestigiosas, incluso cuando se acercaba su jubilación”, afirmó Gundi Knies, del Instituto de la Universidad de Essex para la Investigación Social y Económica.

Después de una buena primera impresión visual, el empleador, consciente o inconsciente, valora de forma positiva los logros y competencias de este tipo de solicitante, inclusive si no posee todas las capacidades requeridas para el puesto. En muchos casos donde los candidatos presentan currículumssimilares se inclinará por la persona más atractiva. Aunque sea injusto y discriminatorio, es un hecho que se repite una y otra vez.

De acuerdo con una investigación del London Business School publicada en el Journal of Personality and Social Psychology, las empresas asocian a las personas bonitas con puestos de un nivel medio superior.

Desde 1994 el economista Daniel Hamermesh se convirtió en el gurú de los contenidos relacionados con la belleza y los ámbitos laborales. En 1994, con ayuda de Jeff Biddle, publicó un detallado estudio (La belleza en el mercado) que contenía un censo demográfico donde incluían los ingresos económicos y una valoración del atractivo de cada individuo en una escala de cinco. Como resultado,el nueve por ciento de los hombres por debajo de la media de atractivo ganaban, en promedio, un siete y un nueve por ciento menos que el resto. En cambio los más guapos ganaban un cinco por ciento extra.

Según Daniel Hamermeshlas “caras bonitas” son más provechosas para las empresas de negocios, aunque no poseen ninguna característica especial intelectual o psicológica. (Foto: tomadade https://es.123rf.com/imagenes-de-archivo/hombres_guapos.html?sti=mpewepus2860kqvsr2|)

En su libro La belleza paga, Hamermesh explicó por qué los agraciados poseían mejores sueldos, tasas de créditos y hasta más amigos en las redes sociales. Conforme a sus criterios existen dos tipos de belleza: la personal, que aprecia lo hermoso en alguien y confía en ellos por eso, y un segundo nivel que él define como “estratégico”, reconoce “las caras bonitas” como mejores líderes y se paga más por ello.

“Abogados, políticos, futbolistas, prostitutas, todos ellos ganan más si son lindos. La única ocupación en la que no importa la belleza es la de ladrón, y tiene sentido, cuando más feo más miedo le voy a tener”, sentenció.

La sociedad de la sugestión

Los arquetipos de encanto masculino y femenino de estos tiempos exigen una altura, una talla y un físicoinalcanzables e irreales para la gran mayoría de los seres humanos.Los sistemas de dominación se basan en la industrialización y el consumismo para venderla felicidad. Esa felicidad que edita las imperfecciones y fomenta que los labios carnosos, la delgadez, el cabello rubio y lacio, la ropa de diseñador, los tacones, el aumento del busto y demás cirugías plásticas sean una utopía terrenal que se precisa alcanzar.

El culto a la belleza es promovido continuamente por los medios de comunicación, las grandes industrias de la moda, cosméticos y el cine. En la foto la hermosa actriz Margot Robbie. (Foto: tomadade https://www.google.com/amp/s/amp.telva.com/moda/2019/08/09/5d4c03ec01a2f16ebc8b45dc.html)

Esta “santa trinidad”de belleza física, éxito y satisfacción personal es dosificada, a cuenta gotas o como torrente, por una economía de mercado que se vale de anuncios publicitarios, medios de comunicación y el cine para reproducir e imponer estos estereotipos.

El espejo mágico funciona y todos quieren preguntarle si son los más bellos de este y otros reinos. Esto influye, en mayor o menor medida, porque se estableció que verse bien aumenta el agrado, la simpatía, la aceptación y aprobación de las demás personas.

En la década de los 80 se reveló que en Estados Unidos, alumnos de primero a sexto grado de primaria sentían que aprendían más con profesores atractivos. En 2016 se repitió la investigación, esta vez con estudiantes universitarios. Como resultado, la universidad de Nevada ratificó que este grupo etario prestaba más atención a las clases y retenía mayor información si sus profesores eran agraciados.

Los sociólogos Richard Udry y Bruce Eckland, en 1982, consumaron un experimento social con 13 mil personas quince años después de que estas concluyeran sus estudios universitarios. Al contrastar la realidad de cada mujer con el álbum de fotos de clases, se supo que las más bellas tenían los esposos más ricos y exitosos. El estatus alcanzado por estas mujeres no correspondía con su trayectoria académica, se debía a su aspecto físico.En cambio, los resultados constatados por los hombres señalaron que los mejor parecidos hicieron familia con chicas menos instruidas.

Respecto a la importancia de la estética visual y su influencia en la vida cotidiana se han realizado disímiles investigaciones, incluso en los juzgados. Según los psicólogos sociales Lisa Slattery Walker y Tonya Frevert, de la Universidad de Carolina del Norte los acusados atractivos, en ambos sexos, tienen más posibilidades de ser declarados inocentes en un juicio o suelen recibir sentencias más ligeras. Además, condemandantes hermosos aumentan las probabilidades de ganar el caso yobtener acuerdos monetarios favorables.

El culto por lo bello comienza desde bebé. Un estudio publicado en Psycological Science corroboró que los infantes hermosos reciben más afecto de sus madres y luego, en edad escolar, eran favorecidos por sus profesores al equiparar su inteligencia al estatus de su belleza.

“Este tratamiento de preferencia a los niños más agraciados les genera confianza y mejora sus habilidades sociales y de comunicación, lo que en el futuro les abre más puertas”, declararon los catedráticos de Harvard Markus Mobius y Tanya Rosenblat.

Uno de los estereotipos más asentados en el imaginario popular recae en que las mujeres rubias son más fascinantes y sensuales y que el patrón de belleza se cumple en cuerpos delgados.

Una investigación realizada por la Universidad de Queensland expuso que una rubia con dos años de carrera universitaria cobraba lo mismo que una morena con tres cursos en la facultad.A su vez, el New York Times, sostuvo que las obesas eran castigadas e infravaloradas en el mercado laboralcon respecto a otras empleadas.

A pesar de todo ello, existen casos muy marcados donde la belleza resulta traicionera y contraproducente. Continúan los prejuicios sexistas y muchos países carecen de igualdad de género, jugándoles una mala pasada a mujeres hermosasque no pueden ser candidatas a puestos de gran responsabilidad o que requieran mano dura.

También se ha constatado que, si los seleccionadores son del sexo femenino, las mujeres atractivas reducen sus posibilidades hasta en un 30 por ciento. En un estudio del 2010, la Universidad Ben Gurion (Israel) analizó el destino de cinco mil 312 currículo enviados para cubrir dos mil 656 empleos. Como resultado los hombres atractivos recibieron casi un 50 por ciento más de aprobación que el resto de sus coterráneos.

En cambio, las mujeres hermosas fueron las más tachadas. Este dato llamó la atención por lo cual decidieron escarbar en el personal de cada departamento de selección. Se descubrió que el 96 por ciento de las empleadoras que excluyeron a las “más bellas” eran jóvenes, entre los 23 y 34 años, y solteras, en un 67 por ciento de los casos. En otras palabras, eliminaban a la competencia que pudiera opacarlas o minimizarlas.

Esta investigación demuestra cómo el sexo del empleador y el grado de atractivo del entrevistado puede ser determinante para facilitar odinamitar el desarrollo profesional de los aspirantes.

En Corea del Sur existen tres mil clínicas especializadas en cirugías estéticas. Según estadísticas dos de cada diez veinteañeras pasan por estos salones al terminar la universidad para poder encontrar trabajo. (Foto: tomadade https://www.wabasi.com/blog/cirugia-estetica-en-corea-del-sur/ )

Si bien la belleza física cautiva, seduce y fascina desde los albores de la humanidad, no se puede perder de vista que el atractivo visual suele ser provisional, engañoso y dotado de una utilidad secundaria, nunca regente sobre saberes, cualidades, actitudes y valores. “Alcanzarás buena reputación esforzándote en ser lo que quieres parecer”, dijo Sócrates en la antigüedad cuando todos se juzgaban por la anchura del torso y el deleite de su rostro. La estética continúa abriendo las puertas, todavía lo bello y el éxito van encadenados. Mientras las culturas de neón y los flashes sensacionalistas impongan sus verdades de Photoshop seguirá asesinándose el derecho a la felicidad intrínseca del ser humano.

Tomado de Juventud Técnica

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