Aprendizajes del 2020

De este año de mierda cada quien ha sacado sus propias conclusiones, experiencias, estilos de vida, aprendizajes y… hasta chispas.

El mundo paró, se puso en pausa o fue tan rápido, cuesta abajo, que solo lo notamos cuando nos revolcamos contra las piedras.

Decir que no hemos aprendido nada, o que hemos aprendido mucho, es cuestión de miradas y de pedestales. Sí, de pedestales, porque a estas alturas del 2020 a nadie le caben dudas sobre las bases donde viven unos, y los cráteres de donde intentan levantarse otros.

Este año muchísimas personas aprendieron a navegar en Internet, a construirse atractivos perfiles en redes sociales, a socializar sus conocimientos o sus dotes artísticas. También crearon negocios, iniciativas solidarias, espacios líderes de opinión.

Hay quienes debieron batallar con más fuerza, enfrentar el día a día, duro de por sí, con más presión; evadir a sus agresores en espacios más reducidos; protegerse el doble para salir a trabajar; desenredar laberintos educativos y recreativos para la infancia.

Pero hablar de lo que aprendieron otras personas es demasiado presuntuoso para alguien a quien la maternidad, y la pandemia, mantuvieron «cautiva» en casa por 7 meses. Por eso, mejor hablo de lo que yo aprendí.

Versión: Ana Claudia Álvarez

Y TÚ, ¿QUÉ APRENDISTE?

– Que quedarse en casa ha sido obstinante, pero, indiscutiblemente, un lujo. Un lujo que tienen las personas que no viven acoso, maltratos, abuso, violencia al interior de sus hogares. Un lujo para quienes tienen un techo y un hogar. Para quienes no precisan salir diariamente a buscar el sustento. Para quienes tienen sistema hidráulico, sanitario, eléctrico y espacio físico donde convivir. Un lujo para quienes no temen que el techo se les caiga encima sin previo aviso.

– Que a veces ganar no significa tanto como no perder. En este caso, la salud, y la vida.

– Que las distancias mínimas pueden ser abismos. Y que Pinar del Río y La Habana nunca habían estado más lejos.

– Que la tecnología no es tan fría y que por video podemos compartir los momentos más emocionantes.

– Que el trabajo desde el hogar es el más estresante, más continuo y más agotador del mundo.

– Que no está nada bien juzgar desde tus zapatos, desde tu plato de sopa caliente o tus datos móviles.

– Que todavía hay gente muy buena que ayuda y salva.

En estos minutos que le quedan al año me gustaría saber ¿en cuál de estas ganancias coincidimos?

Tomado de Alma Mater

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