A Ignacio Agramonte se le recuerda y venera. Se ganó con ejemplar conducta el cariño, respeto e idolatría de sus subordinados. “El Bayardo”, sobrenombre con el que pasó a la historia, es un símbolo de gallardía, patriotismo y valor. Los Veteranos de la guerra de independencia siempre llamaron a Agramonte: “Paladín de la vergüenza” y “Apóstol inmaculado“.
Nuestro Héroe Nacional José Martí, con pasión, respeto y admiración profunda diría del legendario camagüeyano, “(…) Y a los pocos días de llegar al Camagüey, la Audiencia lo visita, pasmada de tanta autoridad y moderación en abogado tan joven, y por las calles dicen: ‘¡Ese!’, y se siente la presencia de una majestad (…)”
El Mayor, como también era conocido, estudió en la Universidad de La Habana. En esa alta casa de estudios defendió el 8 de junio su tesis de grado para recibirse como Licenciado en Derecho Civil y Canónigo.
En su célebre Discurso ante el Claustro Real de la Universidad de La Habana, el 8 de junio de 1865, dejó para la posteridad estas palabras: “Tres leyes del espíritu humano encontramos en la conciencia: la de pensar, la de obrar. A estas leyes para observarlas, corresponden otros tantos derechos, como ya he dicho, imprescindibles e indispensables para el desarrollo completo del hombre y de la sociedad”.
Cada año, el 8 de junio se celebra en Cuba el Día del Trabajador Jurídico, en recordación a la fecha en que el joven estudiante disertó con carácter y sabiduría para graduarse como abogado.
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