La cantidad de casos positivos a la Covid-19 en edades pediátricas, durante este 2021, pone los pelos de punta hasta al más insensible de los humanos.
La cifra de más de mil infectados diarios, debería hacernos pensar, a los mayores, en el riesgo al que los pequeños están expuestos.
Esta pandemia ha desdibujado el mito de que los infantes o jóvenes son más resistentes al virus. Ahora, luego de 17 meses de aislamiento, restricciones y lamentables decesos, percibimos que la Covid-19 no cree en edades, sexo o posición social.
Jóvenes, aparentemente sanos, han fallecido; además del incalculable dolor que nos invade, quedamos desprovistos de ropajes consoladores. Por eso, con esta breve reflexión, queremos hacer un llamado a la familia, y específicamente a quienes tienen niños en casa. Es fundamental que los infantes no salgan a la calle.
Y hay quienes preguntarán ¿cómo mantener a un niño tanto tiempo encerrado? ¿Cuán difícil es hacerle entender a ellos que es por su vida? Luego de muchos meses de encierro, es necesario saber lidiar con inusitadas situaciones. Llantos, cambios de humor o incontrolable hiperactividad, son algunas manifestaciones que pueden manifestarse. Si no sabemos manejar estas expresiones, pudiera agravarse y convertirse en un problema psicológico más severo.
Los padres deben ser muy cuidadosos y sensibles con sus hijos. Encontrar soluciones a sus inquietudes de acuerdo con lo que está al alcance, sin descuidar la protección familiar ante la Covid-19. No dejarlos salir a la calle, porque su vida puede estar en peligro. Esta pandemia es, definitivamente, un enemigo mortífero.
Hagamos que nuestros hijos entiendan el peligro de no permanecer en casa. Apelemos a la creatividad en función de hacerles más amena la vida. No olvidemos la frase de una conocida canción que reza “todos tenemos un poquito de muchacho”. Conservemos esa dosis, unida a la protección, al cariño, así como a la maternidad y paternidad responsables.
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