Discurso de la Rectora de la Universidad de Oriente en el Acto Central por el 65 aniversario de la Universidad de Oriente
10 de octubre del 2012, Teatro Universitario, 4:00 p.m.
Estimado Rodolfo Alarcón Ortiz, Ministro de Educación Superior,
Estimado Lázaro Expósito Canto, primer secretario del Partido Comunista en Santiago de Cuba y miembro del Comité Central,
Estimado Reynaldo García Zapata, presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular,
Rectores de otras universidades,
Estimados invitados,
Queridos estudiantes, profesores y amigos.
Nuestros fundadores así lo quisieron: la Universidad de Oriente nació sin limitaciones en el campo de las ideas. Estos muros que hoy nos acogen fueron creados para desarrollar la alta cultura, para orientar y mejorar los valores cívicos y morales, en la búsqueda del progreso de la técnica y la preparación profesional.
Es un compromiso muy grande: 65 años de vida, de retos, de respuestas a las demandas sociales, y sobre todo de formación de los jóvenes. En cada paso que ha dado la Universidad de Oriente, ha sido imprescindible la presencia de los mejores representantes de cada una de las nuevas generaciones. Los jóvenes, multiplicados en cada aula, en cada facultad, en cada graduación, han permitido que esta casa se honre en un día como hoy.
Más de 50 mil graduados han sido el principal fruto que hemos entregado a la sociedad, no solo a Cuba, sino a todo el mundo. África, Asia y América Latina han sido el escenario donde se han desarrollado los alumnos que estudiaron en estas aulas.
Aquí hemos formado ministros, embajadores, dirigentes, investigadores y esos miles de profesionales, de jóvenes, han correspondido a las ideas iniciales de la búsqueda del conocimiento.
Durante este año hemos elogiado la vida ocurrida en cada uno de los espacios de la Universidad, muros que cuentan sus historias, calles que guardan el caminar incesante. Cada encuentro, cada acto, cada lugar se ha visto reflejado por el aniversario, con la consciencia del enorme reto que implica estar a la altura de nuestro tiempo, desde los sitios históricos que a diario compartimos.
Podemos continuar esta obra, de universidad regional de las provincias orientales, porque Santiago de Cuba, la rebelde, hospitalaria y heroica ciudad, también descrita como muy noble y muy leal, nos acoge, nos apoya y nos considera su creación. Sería imposible celebrar este día, si este pueblo, no hubiera luchado por nuestra oficialización.
Hoy es imposible hablar de la Universidad de Oriente, si no se tienen en cuenta las instituciones con las que debemos relacionarnos a diario: las unidades docentes, los organismos de la administración central, los medios de comunicación, el Gobierno y el Partido. A todos, muchísimas gracias.
Por tanto, estamos en el preciso deber de ser más pertinentes, prestar mayor atención a las necesidades de nuestra sociedad, es ineludible que continuemos perfeccionando los procesos sustantivos que desarrollamos. La docencia, la investigación y la extensión universitaria deben aprovechar lo mejor de este tiempo, sin perder su esencia humanista.
Entendimos que esta celebración debía ser el momento propicio para reconocer, ante todo, el esfuerzo colectivo. Hemos tenido, tenemos y seguiremos teniendo líderes que han impulsado los logros y éxitos. Pero cada obra significativa, cada carrera acreditada, cada centro de estudios que se desarrolla, cada sede municipal universitaria, cada nuevo graduado, es la suma de voluntades de hombres y mujeres que trabajan bajo los principios de la ciencia y la conciencia.
El universo de todos los profesores, trabajadores, estudiantes y los ya graduados, a través de sus memorias individuales y colectivas, es nuestro patrimonio intangible. Es como un mundo invisible que se ha ido construyendo y ordenando según experiencias recibidas, generando tradiciones propias que hoy se exhiben en la familia universitaria.
Un día como hoy, Cuba inició la lucha por su independencia, aniversario también, de la primera mañana gloriosa de Yara. Nuestra institución fue fundada por veteranos de la Independencia, quienes a través de un desfile conmemorativo conducían la campana de La Demajagua, traída especialmente desde Manzanillo. Con la presencia de esa campana se llamó a un nuevo amanecer por la búsqueda del conocimiento que es también la lucha por la independencia. Nuestro origen nos enorgullece y nos compromete.
Grandes y pequeños aportes hemos tenido a la sociedad, hemos sido testigo de luchas, sacrificios, reveses, victorias, pero todas las contribuciones son válidas, son útiles y han servido para llegar hasta aquí. A todos, los que han aportado, ya sea a través de pequeñas o grandes huellas, a todos los que han llevado los principios de la ciencia y la conciencia a los espacios que comparte, a quienes honran las mejores tradiciones de este centro, reciban y siéntanse parte de la felicitación que hoy hacemos patente.
Felicidades a cada estudiante, a cada profesor, a cada graduado, a cada trabajador, a cada colaborador, a cada persona que ha estado al amparo de los brazos de esta Alma Mater Oriental.
Nuestro poeta, José Martí nos legaba: La vida es inspiración, la vida es fraternidad, la vida es estímulo, la vida es virtud…, exactamente, este es el reflejo de estos primeros 65 años de vida de la Universidad de Oriente: inspiración, fraternidad, estímulos y virtud.
Fuimos, somos y seguimos siendo mambises, cubanos y universales.
Es nuestro compromiso.
¡Muchas gracias!
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