La infortunada incidencia de la Covid-19 en nuestras vidas y los perjuicios que está ocasionando trascienden el tema de la salud pública. Y es debido al necesario tiempo de permanencia en los hogares, para frenar la propagación de la enfermedad, el sector residencial está consumiendo un nivel considerable de energía eléctrica, que incluso trasciende las cifras habituales. El aumento apreciable de las temperaturas también ha incidido en el particular.
El llamado de atención es a las familias cubanas, a que adopten estrictas medidas de ahorro en sus hogares; a que participen con conciencia de la racionalidad en todo tipo de consumo, no solo al de la electricidad, sino también al del agua; porque derrocharla es una forma más de malgastar corriente y combustible.
Tomar medidas de ahorro concretas y efectivas como: apagar las luces encendidas innecesariamente, encender los aires acondicionados después de las 10:00 p.m., usar los equipos electrodomésticos fuera de horarios pico, y aprovechar la luz natural, ayudarán a equilibrar las cargas y evitar los sobreconsumos, que pudieran conllevar a los indeseables apagones planificados.
Toda acción que contribuya al ahorro de electricidad debe ser permanente y sistemática. En los momentos de excepcionalidad que vivimos, el ahorro debe ser visto como una prioridad de fuerza mayor; cada individuo debe implementarlo como medida, para que nos falte la “luz”.
Recuerde: la solución es el uso racional, es momento de “Hacer Más Con Menos”.
¡Ahorra, ahora!
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