El pasado lunes, durante las actividades del Matutino Central, miembros de la Cátedra Ernesto Che Guevara recordaron el valor histórico de la coincidencia en el día del nacimiento de Antonio Maceo y el Guerillero Heroico, y la significación de ambos para la historia cubana y de América Latina. A continuación, compartimos fragmentos del texto divulgado en la ocasión:
Una de nuestras sede universitarias lleva el nombre del cubano sobre cuyos hombros se irguió toda la dignidad y vergüenza de nuestro pueblo, cuando en uno de los momentos más difíciles de la lucha por la independencia, y aprovechando el desgaste de nuestras tropas, se le invitó a deponer armas, a claudicar, sin independencia ni abolición de la humillante Esclavitud; pero, sin pensar en los años trascurridos en la guerra ni en los que costaría continuarla, brilló como nunca en la histórica Protesta de Baragüá la ética que le impedía aceptar una paz sin independencia.
Los cubanos además tenemos, como paradigma de revolucionario y hombre nuevo, a Ernesto Che Guevara, que sin haber nacido en esta tierra la amó tanto como nosotros, arriesgó su vida por verla libre, hizo la Revolución junto a la Generación del Centenario y, después de verla triunfar, luego de convertirse en líder de este pueblo y ver coronados con el éxito sus sacrificios, fue capaz de declarar en la sede de las Naciones Unidas: “…en el momento que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica”. Antes de los tres años posteriores a su afirmación, lo demostraba dramáticamente en tierras bolivianas, donde en realidad no murió, porque nació ese día para ser eterno en el corazón de América Latina, primero, y del mundo entero después.
Por su pensamiento, su acción e interdependencia demostrada entre su discurso político y la práctica que hizo de él, fue y es el Che un ejemplo a seguir; la expresión más gráfica y suprema de esta idea corresponde a Fidel, cuando expresó: “Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che!”
En estos tiempos de agudización de la batalla de ideas, se levantan Maceo y Guevara como dos monumentos, símbolos de los valores que compartimos y hoy debemos revitalizar, afianzar y fortalecer entre todos.
[…] desde diferentes edades y lugares vivimos los años más difíciles de nuestra Revolución socialista, cuando tocamos fondo, cuando amigos y enemigos llegaron a pensar que no resistiríamos, porque había que defender más las esperanzas y los sueños que la realidad. Fuimos entonces dignos del ejemplo de Maceo y Che, no claudicamos, no nos rendimos. […] y ¿de dónde surgió el milagro sino de nuestros valores?, de nuestra convicción de que patria, independencia nacional y revolución socialista, son la conjunción de la que hoy depende nuestro derecho a seguir siendo cubanos libres. Ese fue uno de los mayores monumentos erigidos a la memoria de Maceo y Che; sin nuestro valor, sin nuestro sacrificio, sin nuestra resistencia y sin nuestras banderas en alto, América Latina no sería hoy lo que es, no andaría sobre el continente el sueño realizable del socialismo del siglo XXI y no se hubiera imaginado el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, sin renunciar a nuestros principios.
[…] Históricamente se ha buscado en el ejemplo de los mártires la actitud que debemos hacer nuestra, pero suele suceder que los veamos como seres inigualables o seres inalcanzables. Sin embargo, podemos no acudir al pasado, […] un ejemplo irrefutable de aprehensión de las tradiciones de nuestra patria, de su conversión en motivaciones y en valores propios de una nueva generación, lo tenemos en Gerardo, Ramón, Fernando, René y Antonio. Un ejemplo actual, un ejemplo de este mismo instante. Ellos son símbolos vivientes de la vigencia en nuestro pueblo de la dignidad, el patriotismo, la valentía, modestia y fidelidad sin límites a la Revolución que nos legaran Maceo y Che. Situémonos, con nuestra actitud ante el trabajo y el estudio, a esa altura.
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Hay personas especiales cuyos actos son difíciles de repetir. Pero, de tiempo en tiempo, vuelven.