Considero que son pocos los libros que no puedan interesar a alguna persona, aunque sólo sea por la curiosidad de hojear unas cuantas de sus páginas.
Es de tenerse en cuenta, sin embargo, que no son muchas las personas que están dotadas del arte de saber leer, tan necesario para saborear el contenido de los libros, y también hay que contar con que ese arte no es innato en la persona sino que se aprende con el estudio y la práctica y depende del propósito que mueva al lector. Hay que poseer ciertas facultades para captar el valor literario, moral e instructivo de un libro, y esas facultades pueden adquirirse; por eso, para poder saber si un libro gusta o no se necesita primeramente saber leer. Sería como si tratáramos de describirle a un ciego el más bello de los paisajes, siendo así que nunca podrá él comprenderlo y sentirlo en todo su esplendor.
Es de gran importancia para las personas que se inician en el arte de leer encontrar libros con cuya lectura puedan transportar su espíritu a un ambiente soñado o de algún modo deseado. No todos los libros pueden gustar igual a todas las personas, porque es necesario que el libro llene la mente de la persona que lo lee en el preciso momento de la lectura y proporcione a su corazón las emociones e impresiones que él siente y anhela; por eso el gusto de los libros varía en cada uno igual que varía su forma de actuar y de vivir. La edad es otro, factor decisivo, así como la educación y el hecho de que a veces se requiera determinado estado de ánimo para llevar a cabo cierta clase de lectura. De esto se deduce que un libro gusta más si está de acuerdo con nuestras propias ideas y convicciones y es así como se llega a encontrar a un autor que se adapte psicológicamente a nuestra mente. Los libros escritos por ese autor serán los libros que más nos gusten, porque no nos producirán una impresión de desorientación y de pugna con nuestras ideas.
Es maravilloso poder hallar a alguien que tenga la sabiduría de expresar nuestros propios anhelos y convicciones. Es como hallar un alma gemela. Su autor será para nosotros la personificación de nuestra inspiración y sentimientos.
Además de estas consideraciones que se refieren a la situación personal del lector, hay otras, como la del estilo del escritor, así como las que atañen a su originalidad, a la profundidad de sus conceptos, a la elegancia literaria, a su sencillez, etc. El estilo de los escritores tiene casi siempre un sello individual y también influye en nuestros gustos.
Un buen libro es siempre una fuente de sabiduría. Es un amigo que nos produce distintas impresiones, pero que siempre puede servirnos de estímulo y de recreo espiritual si somos capaces de apreciar la belleza y la instrucción que brota de cada una de sus páginas.
Ada M. Brauet
Nota del Editor: La fecha del 31 de marzo para celebrar el Día del Libro Cubano fue escogida en 1981, para homenajear el momento en que el Gobierno Revolucionario, mediante la Ley 187 de 1959, fundó la Imprenta Nacional de Cuba, con la cual establecía las bases para la publicación masiva y sistemática de libros, folletos y revistas en un país cuyo consumo per cápita de libros, hasta ese momento, era prácticamente nulo. En marzo del siguiente año, un conflicto laboral y político entre los trabajadores y los patrones de dos periódicos habaneros de la época, pertenecientes a una misma empresa (Excelsior y El País) vendría a propiciar, más adelante, que sus talleres se convirtieran en la primera unidad de producción de la recién creada Imprenta, que debía responder a las necesidades culturales más urgentes e inmediatas del lector cubano. El primer título publicado fue El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha en cuatro tomos, con el cual quedó inaugurada la colección Biblioteca del Pueblo, destinada a los clásicos de la literatura universal. La tirada fue de 100 000 ejemplares que se comercializaron a 25 centavos cada uno.
Fragmento de la revista Mambí en que aparece el artículo
Visitas: 0
Dejar una contestacion