La vida de un hombre no se resume por los reconocimientos acumulados, sino por las huellas que deja en el corazón de las personas. Cuando escucho el nombre de Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como el Che, pienso en aquellos años de infancia, en que soñábamos ser como él.
Quizás sin mucha conciencia pronunciábamos aquella consigna que hacíamos nuestra. Era el estruendo de voces infantiles que intentábamos, de manera inocente, revivir a un hombre símbolo de guerrillero, de revolucionario y antimperialista.
No sé cuántos años han pasado, pero me ayudaron a entender la grandeza de este argentino-cubano, que aun no imagino muerto, aunque hayan pasado casi cinco décadas y media.
Mis padres, tal vez no tan nítidamente, recuerdan el anuncio del asesinato del Ché en Bolivia, por la radio. Sin embargo sé que como a mí, se les oprime el pecho al escuchar algún discurso, o ver videos del Guerrillero Heróico en diferentes momentos de su vida.
Mientras descubrí sus facetas de médico y asmático, sin obviar su inmenso amor por una Patria que lo adoptó como su hijo, lo admiré más. Porque no fueron pocas sus crisis de asma inmerso en situaciones complejas en medio de la Sierra Maestra; no obstante jamás el Che se rindió.
Admirado y querido por los cubanos, temido y respetado por sus enemigos, Ernesto Guevara de la Serna constituye un ejemplo de cómo debemos ser los cubanos.
Su vil asesinato en Bolivia fue una evidencia de cuánto los lacayos imperialistas le temían; aún y cuando estuvo en condiciones difíciles desde que llegó a ese país sudamericano. Más allá de su vigencia, creo que resulta necesario buscar nuevos sucesos poco divulgados de su vida, que posibiliten un mayor acercamiento de su imagen a los jóvenes del siglo XXI. Hay una amplia bibliografía en bibliotecas, sin embargo, ¿ofrecemos herramientas para incentivar a los niños, jóvenes y adultos a su lectura?
Las multi-medias, los recorridos virtuales hacia sitios en los que el Che estuvo, por ejemplo, en la guerra de liberación, son imprescindibles. La socialización de nuevas investigaciones relacionadas con su vida y obra, pudieran contribuir a la preservación del legado de un hombre que, según dice el poema “tenía una estrella en la frente, alumbrando el continente de la América Latina”.
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