La figura de Julio Antonio Mella es fuente de recuerdos para nuestra historia, son muchos los hechos que lo demuestran; hoy nuestra universidad rinde homenaje a los 91 años de su asesinato el 10 de enero de 1929, recordando partes de los hechos contados por nuestros escritores.
“No le tengo ni un ápice de miedo a la muerte, lo único que siento es que me van a asesinar por la espalda.”
Caminaba de noche acompañado de su compañera por las calles de México y se cumplió esta cita que había presagiado antes de salir de Cuba cuando sus asesinos lo liquidaron a balazos.
Se encontraba en este período en los preparativos de la expedición que lo llevaría de regreso de México hacia Cuba para incorporarse a la lucha armada. Sus últimas palabras fueron: “Machado me mandó a matar. Muero por la Revolución. Tina me muero”.
Asesinado por órdenes expresas del dictador Gerardo Machado, cuando le faltaban dos meses para cumplir 26 años murió el 10 de enero de 1929, al lado de Tina Modotti. Las cenizas de Mella no fueron trasladadas a La Habana hasta años después, el 29 de septiembre de 1933.
La prensa mexicana publicó: “El Gobierno cubano de Gerardo Machado no tiene nada que ver con la muerte de Mella”, así afirmaban los diarios de derecha inundados con una campaña de mentiras. “Mella ha sido víctima de un crimen pasional”. “Tina Modotti, es una mujer de dudosa decencia, que reaccionó con frialdad ante el trágico episodio y posteriormente, en sus declaraciones policiales, incurrió en contradicciones sospechosas”.
(…)En la persona de Mella asesinaron no solo al enemigo del dictador cubano, sino al enemigo de todas las dictaduras. Machado, una caricatura de Benito Mussolini, ha cometido un nuevo crimen, pero hay muertos que hacen temblar a sus asesinos y cuya muerte representa, para aquellos, el mismo peligro como su vida de combatientes (…)
Refiriéndose a Mella, estas fueron las declaracines de Tina Modotti su compañera inseparable de los últimos meses.
(…)Esta noche, un mes después del cobarde asesinato, honramos la memoria de Mella prometiendo seguir su camino hasta lograr la victoria de todos los explotados de la tierra. De esta manera lo recordamos como él lo hubiera preferido: no llorando, sino luchando (…)
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