Dos días después del triunfo de la Revolución, el 3 de enero de 1959, hace 61 años, se constituyó el Primer Gobierno Revolucionario, en una reunión efectuada en la biblioteca de la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba.
En medio del júbilo y el entusiasmo popular que reinaba en ese momento, era un paso imprescindible como factor organizativo y de dirección de una joven revolución que asumía el poder en nombre del pueblo, luego de vencer en la lucha armada contra la tiranía batistiana.
De acuerdo con la copia del acta de esa histórica reunión, a la que tuvo acceso tiempo atrás este redactor, se acordó nombrar la Presidencia y al Consejo de Ministros, que quedó conformado así:
-Presidente de la República: Dr. Manuel Urrutia
-Ministro de Estado: Dr. Roberto Agramante
-Ministro de Justicia: Dr. Angel Fernández
-Ministro de Hacienda: Ingeniero Raúl Chivás
-Ministro de Comercio: Raúl Cepero Bonilla
-Ministro de Salubridad: Dr. Julio Martínez Páez
-Ministro de Trabajo: Manuel Fernández
-Ministro de Recuperación de Bienes Malversados: Dr. Faustino Pérez.
Además, fueron designados como:
-Secretario de la Presidencia: Dr. Luis Busch
-Jefe del Ejército: Coronel José Rego Rubido
-Jefe de la Marina: Comandante Gaspar Brook
-Jefe de la Policía: Comandante Efigenio Amejeiras
-Delegado personal del presidente de la República en los institutos armados: Dr. Fidel Castro Ruz.
-Presidente en el Tribunal Supremo Dr. Felipe L Luaces.
Y se proyectó la creación de los ministerios de Economía y de Asistencia Social.
Los estudiosos de este proceso, en su mayoría, coinciden en que la Revolución cubana respondía a una necesidad histórica. Habían fracasado los caminos del reformismo burgués y la dictadura batistiana confirmó, sin proponérselo, que la única alternativa era la guerra necesaria, generosa y breve para refundar la República, ahora sí, con las ideas del Apóstol.
Era impostergable eliminar la dependencia neocolonial y hacerle frente a los graves problemas del subdesarrollo. Constituía objetivo básico: alcanzar la plena soberanía nacional, un régimen democrático, defensor de la justicia social, que se propusiera un programa de desarrollo de la economía, de la cultura y de toda la sociedad en su conjunto, dando prioridad a los desposeídos y los territorios con mayor retraso.
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