Por: Alejandro Bonne Corbacho (Estudiante de Periodismo)
La ruptura del letargo estético que envuelve a cinco de las seis galas precedentes de artistas aficionados al arte de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Universidad de Oriente (UO), constituyó la propuesta de la Facultad de Cultura Física este martes ante un Teatro perceptiblemente lleno.
En este curso, no buscaron justificaciones, desterraron el espíritu de inseguridad, apatía y pesimismo que rodea a esos espectadores que bien perciben como se acentúa el decrecimiento en la calidad músico-interpretativa, danzaria y hasta la de moderadores o presentadores en la escena.
Es cierto que estos últimos no estuvieron a la altura del resto de las presentaciones de la noche, por su poca fluidez, dicción e independencia de la letra del guion, pero resulta innegable su esfuerzo por hilvanar la intención de uno y otro bloque artístico con el concepto general del espectáculo: cómo influyen los ritmos musicales americanos en las dinámicas culturales y creativas de una facultad en constante revolución deportiva.
La escenografía estuvo escueta aunque utilizó porciones de mayas deportivas, recurso que atletas y entrenadores manejan a la perfección; no se puede decir lo mismo del performance Entidad, recreado por el Grupo Catarsis, el cual mostró una preocupación por los trastornos ambientales que afronta nuestro planeta y las subsecuentes propuestas ecológicas para erradicarlos.
Un doble show llamó a la atención, ese momento en que el laureado pedagogo novel, Manuel Alejandro Romero León devenido en ilusionista, provocó además varias risas en el auditorio en una suerte de complicidad que sirvió de antesala a la presentación del grupo danzario Ashé.
Muchos quizá expresen que de no ser por Ashé la gala hubiese sido un fracaso, a esos permítanme informarles que sin la asistencia de este grupo, que posee en su haber el premio nobel como agrupación joven danzaria y la categoría nacional de primer nivel, los cantantes Daniel Gamboa Fernández, Mileidis Martínez Núñez y la presencia el estilo de baile Free Step no dejarían caer tan fácil la bandera de la excelencia.
“Cultura Física” como popularmente se les conoce, ¿cometió varios errores?, sí, pero no saltan a la vista ante una calidad escénica superior; es cierto que no se tuvo cuidado con el tiempo de los lip sync y movimientos corporales del sketch “La decepción”, también resulta verídico que algunos vibratos y melismas se descuidaron un poco en las interpretaciones de los solistas vocales, pero el auditorio disfrutó y ese es un placer que no todas las facultades se pueden dar.
Por otra parte el vestuario que se empleó estuvo a tono con los números expuestos, y aunque no todo es perfecto, combinó lo suficiente y de modo prolijo a fin de reflejar hasta en la pasarela, el estilo que distingue las prácticas deportivas de los atletas.
Para el final la mixtura entre el afroamericano funk y los movimientos contemporáneos de extremidades, cargadas y transiciones grupales definieron un espectáculo sencillo pero que satisfizo vaticinios.
Un último consejo a las galas que se avecinan, la dramaturgia de un espectáculo no se fuerza, se interpreta orgánicamente, los errores no se niegan se asumen y la pasión con la que se aprecia una responsabilidad no se grita se demuestra y finalmente, te conmueve.
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Felicidades a la facultad de Cultura Física. Sé que tienen Ashé, pero también tienen talento y mucho corazón para entregar.
Respecto al medio de comunicación, decir que deberíamos tener más trabajos de crítica y opinión y que además se sumen muchas personas a emitir sus criterios. La polémica para mejora nuestro actuar, como dice el profesor Calviño, Vale la Pena.