En ocasión del aniversario 85 del natalicio de la Ing. Vilma Espín Guillois, Heroína del Llano y de la Sierra y Doctora Honoris Causa de la Universidad de Oriente, reproducimos un fragmento de la entrevista que concedió en 1975 a la revista Santiago, para el número 18-19 de la publicación, dedicado a momentos clave de la lucha clandestina en Santiago de Cuba durante el último periodo insurreccional.
La entrevista apareció bajo el título “Déborah”, que fue el nombre de guerra adoptado por Vilma al ingresar al Movimiento 26 de Julio. Aparece citada también en el libro La Universidad de Oriente, Ciencia y Conciencia, pp. 45-46.
Déborah
Quisiéramos que nos hablara de los primeros tiempos de la Universidad de Oriente y de los inicios de la lucha política entre los estudiantes.
No teníamos ni siquiera local. Prácticamente la Universidad era una gestión. Cuando yo ingresé llevaba un año de trabajo, tenía un alumnado pequeño; se estaba gestando la Universidad realmente, y teníamos bastantes dificultades. Esos primeros años fueron muy interesantes, porque realmente comenzamos a crear la Universidad. Los estudiantes y profesores venían a La Habana a batallar para lograr que se oficializara la Universidad: ya comenzaban una serie de luchas. Me acuerdo de que teníamos varias coplas hechas por José Luis Galbe con música española, donde le decíamos horrores al Gobierno porque no nos acababa de oficializar la Universidad, y en definitiva, estuvimos apretados hasta que nos dieron un viejo hospital militar que estaba medio destruido, en el lugar en que está la Universidad actualmente. Hasta ese momento había estado en el local de la Escuela de Comercio y para los de Ingeniería Química era muy difícil trabajar allí, por la situación tan apretada en que estábamos. Me acuerdo que con un profesor, un ingeniero, en el carro de él, que era una cuñita convertible roja, salimos para la loma de Quintero con escobas y cubos y limpiamos aquello y empezamos a trabajar allí. Montamos las tuberías nosotros mismos –no había ni tuberías de agua ni nada–, y empezamos a improvisar laboratorios. No había campana: sacábamos los gases con tubos por la ventana. Esa fue una etapa de pioneros muy atractiva, muy agradable, que nos permitió comenzar una lucha ahí mismo, iniciándose la Universidad. Fuimos también pioneros en esa carrera que no existía en Cuba hasta entonces. El programa era muy violento, hubo que modificarlo posteriormente, porque en realidad estudiábamos mañana, tarde y noche.
Después vinieron todos los planes de Extensión Universitaria, cultural, la cosa del deporte obligatorio, ideas que en aquel momento eran muy progresistas comparadas, por ejemplo, con la Universidad de La Habana. El ambiente era el de una Universidad muy diferente, de concepciones avanzadas.
Posteriormente, vinieron profesores como José Luis Galbe –bueno, ya él estaba allí–, López Rendueles, Chabás, Almendros, Griñán, Portuondo, una serie de profesores que ayudaron mucho a darle un carácter progresista a la Universidad, aunque para eso tuvieron que batallar bastante, porque no todo el mundo tenía esas ideas progresistas. No hay que olvidar que la embajada americana trataba constantemente de influir en la Universidad por todos los medios, incluso colocándonos profesores. Teníamos un rector que era una fachada puramente, era un individuo de sainete, y toda una serie de gente muy débil. En aquellos momentos sólo la minoría del alumnado tenía la conciencia política necesaria para saber qué cosa eran los norteamericanos en cuanto a su posesión de Cuba, su dominio, económico y político, y para percatarse de sus maniobras, pero sí había un cierto rechazo en el pueblo, ese sentimiento antiyanqui que siempre hubo y que hacía que alguna gente nos cayera un poco pesadita porque la veíamos americanizada, por ejemplo, un profesor colombiano americanizado. Nos caían pesados por extranjerizantes, pero no nos dábamos cuenta del fondo y la importancia que tenía aquello. O sea, que las primeras luchas fueron por la oficialización y el desarrollo de la Universidad.
Claro que después del 10 de Marzo empezamos a notar que sí había realmente una presión por parte de la embajada, y hubo una persecusión de los profesores del Partido Comunista español o cubano, o de la gente que tenía ideas de izquierda.
Así fue con Chabás.
Sí. Chabás murió poco después, pero fue una de las gentes perseguidas porque era dirigente del Partido español; y Galbe, que tuvo incluso una polémica con Otto Meruelos; a López Rendueles lo molestaron, y a diferentes profesores que tenían una posición de izquierda o que pertenecían al Partido.
Vilma Espín Guillois, en sus años de estudiante universitaria
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