Moderador: Rafael Hernández, Politólogo, director de la revista Temas.
Panelistas:
Dra.C. Alisa Delgado, Profesora de Mérito de la UO e investigadora del Centro de Estudios Sociales Cubanos y Caribeños “Dr. José A. Portuondo” (CESCA)
Dr.C. Eloy Dariel Álvarez, especialista principal de Comercialización y Producción del Centro de Biofísica Médica (CBM)
Dr. Carlos Miyares, profesor consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba
MSc. Marcos Camping, vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Santiago de Cuba
Rafael Hernández: Bien, hay una tercera pregunta pero antes de hacerla quisiera ofrecerle la palabra a ustedes, el público. Lo único que tienen que hacer es ponerse de pie, acercarse al micrófono y decir su nombre. ¡Adelante!
Javier Ernesto Vilasó Cadre (estudiante de quinto año de la carrera de Química): Buenas tardes, primero quisiera agradecer por la posibilidad de participar en este espacio. La profesora Alisa Delgado hacía alusión a la importancia de contextualizar, o sea, de ubicarnos primero en qué región del país estamos para abordar lo que respecta a la dimensión social de la ciencia. Es cierto: la dimensión que tiene un resultado científico o la misma concepción de la ciencia, en el oriente cubano, no es la que tiene en el occidente del país. En primer orden, porque son polos científicos diferentes, que tienen objetivos sociales diferentes. Y quisiera que se abordara más desde la perspectiva de lo que sucede hacia esta parte del país.
¿Por qué lo digo? Porque hablaban de los problemas que impiden que se amplíe la dimensión social de la ciencia, y yo pienso que uno de los primeros problemas se da a la hora de concebir una gestión integrada de los problemas sociales. No sé cómo se comportará en el occidente pero, por acá, por ejemplo, en lo que respecta al tema del medio ambiente, del cual se han hecho muchas investigaciones que inciden en cuestiones bastante perceptibles por la población, no se llegan a obtener resultados palpables. ¿Por qué? Generalmente se concibe el problema desde una sola óptica, desde una especialidad o la de un grupo determinado de saberes, sin embargo, el problema va más allá, porque el mismo desarrollo de la ciencia, desde hace muchos años, exige de la integración del conocimiento para solucionar los problemas.
En la interacción que se da entre el problema social, la ciencia y la sociedad; la ciencia es mediadora entre la solución del problema y el estado de bienestar de la sociedad. Entre el problema y la ciencia hay un conjunto de etapas y mecanismos pero, entre la ciencia y la solución, también.
Si se hiciera un análisis -y dije que me iba a referir a las cuestiones del medio ambiente, porque en ellas tenemos más experiencia- de un problema ambiental en Santiago de Cuba, y revisamos la Ley 81 de Medio Ambiente, veremos que prácticamente se viola la Ley completa, incluyendo el marco legal y el marco constitucional, o sea, usted empieza a detectar un conjunto de problemas y de fallos a la hora de solucionar ese problema que van, desde las violaciones al marco jurídico, hasta las infracciones que cometen la instituciones que tienen responsabilidad sobre eso, empezando por el CITMA. En fin, quisiera que ahondaran sobre estos problemas aquí en Santiago de Cuba.
Dr.C. Vicente Escandell Sosa (Profesor Consultante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, FCEE): Me han resultado muy interesantes todas las intervenciones, sobre todo la que hizo el compañero Rafael Hernández. Yo pienso que el principal problema que nosotros tenemos en la ciencia es la socialización de la misma. ¿Cómo socializamos la ciencia? ¿Cómo hacemos la ciencia base de una participación de las personas? Y voy a poner ejemplos concretos. ¿Qué nos pasa con la investigación, desarrollo, innovación en nuestras empresas socialistas? No hay. ¿Cómo podemos aumentar el producto interno para poder llevar a cabo el desarrollo del país si, verdaderamente, no somos capaces de aplicar esta investigación, desarrollo, innovación; y vamos a seguir con las tradiciones nuestras de exportaciones?
Entonces, ¿qué es lo que pasa? Lo que decía el doctor Miyares: no hay cambio de mentalidad en ese sentido, porque además; fíjense si no hay cambio de mentalidad y, en ese aspecto, estoy de acuerdo con lo que él planteaba; que uno de los problemas que nosotros tenemos, sobre todo en las ciencias sociales, es que hacemos investigaciones que son de carácter positivista, ¡todavía!, a pesar de todo lo que se ha dicho y se ha hecho. Sin embargo, nos vemos todavía en el positivismo de las ciencias porque no somos capaces de integrar las ciencias. Todavía tenemos feudos en ese sentido.
Pero voy más allá, dentro de los problemas de las ciencias vamos a analizar algo sobre lo que usted me llamó la atención, Rafael (se dirige al panelista): la presencia de un acuerdo único referido a las ciencias sociales en los Lineamientos. Las huérfanas de las ciencias son las ciencias sociales. ¿Por qué? Porque sencillamente no hay participación de las personas. ¿Por qué? Porque no hay polémica, desgraciadamente. La polémica está sesgada. Está su revista, perfecto, pero ¿quiénes la reciben?, ¿cómo se distribuye esa publicación, que es un paradigma de polémica y, sin embargo, tenemos esta problemática?
Pero tenemos otro problema dentro de las ciencias sociales: vamos a la politología. A nadie aquí, de los que imparten las ciencias políticas, se le llama politólogo: no, parece que ese término está contaminado pero, además, nosotros los economistas tenemos la Asociación Nacional de Economistas de Cuba, los juristas también tienen su agrupación. ¡Los politólogos no tienen ninguna!
Por último, quiero decir algo relacionado con esto. Martí nos decía lo siguiente: “Edúquese en el hábito de la investigación, en el roce con los hombres y en el uso constante de la palabra a los ciudadanos de una República que vendrá a tierra cuando a sus hijos le falten estas virtudes”; y todo esto tiene que ver con la socialización de las ciencias. Gracias. (Aplausos)
Lic. Verena Hernández Pérez (Profesora Titular de la FCEE): Quisiera agradecerle a Rafael Hernández por haber traído a la revista Temas hasta la Universidad de Oriente y, agradecerle asimismo a la Universidad, por crear este espacio; porque creo que es una de las pocas universidades cubanas donde todavía el problema de la economía del conocimiento es algo de lo que no se habla. Escandell conoce que nosotros, en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, hemos tratado de impulsar y dirigir investigaciones y acciones en ese sentido y, tengo un diplomante, que va defender algo sobre eso en este curso lectivo. Quiero agradecer a los panelistas por la brillantez de sus exposiciones y, profesor, gracias por lo del positivismo (se refiere a el Dr. Miyares), porque en Economía también nos come.
Socializar la ciencia pasa por un problema que, a mi juicio, es central. Cuba tiene una asignatura pendiente. Yo, voy a hablar desde la óptica de la Economía, y la asignatura pendiente es que el gasto que nosotros hemos hecho en la formación de recursos humanos altamente calificados y en investigación científica no se ha traducido en crecimiento económico. Esa es una gran asignatura pendiente. Y eso pasa por la centralización extrema a la que ha estado sometida la Economía y todo el sistema empresarial cubano. Si nosotros queremos revertir eso, el modelo económico al que estamos apostando ahora tiene que propiciar y tiene que obligar a que las empresas sientan, como una necesidad, la introducción de los resultados científicos y tecnológicos. Porque nuestro sistema económico, nuestro modelo, nuestro mecanismo, no ha propiciado eso.
En el capitalismo, Lenin lo dijo hace mucho tiempo, el desarrollo científico-técnico es dual, se atrasa y adelanta pero, por favor, está ahí. El de nosotros ha sido de una sola opción: solo frenar. Desgraciadamente ha sido así. Y yo no quiero ver que el vaso se ha estado vaciando sino que, por el contrario, se está llenando para bien. ¿En qué medida los Lineamientos y su aplicación pudieran propiciar esa necesidad que hoy tiene la Economía cubana? Yo creo que el polo científico y lo que se ha hecho con la Biotecnología marca el camino, y está marcando el camino porque rompió todos los esquemas del sistema empresarial y de hacer ciencia en el país; y se lo tenemos que agradecer a Fidel que, en pleno Periodo Especial, apostó por aquello, pero violando todo lo que inicialmente estaba establecido. Porque además, la ciencia, no puede ser administrada como la hemos administrado hasta ahora y, yo creo, que eso pasa también por democratizar nuestro sistema (económico) y esa brecha que el vicepresidente del Gobierno (se refiere a Marcos Camping) decía: de los científicos por aquí y los decisores por allá. Esa brecha nosotros tenemos que cerrarla cada vez más, y tenemos que lograr que científicos y decisores coincidan, no en una misma persona, pero sí en los espacios que son necesarios para tomar decisiones. Muchas gracias.
Ing. Eduardo Roca Oria: (profesor de Física de la Facultad de Ciencias Naturales, FCN): El corazón lo tengo hoy un poco más grande, por tener esta oportunidad de debate. Así que muchas gracias a sus organizadores, en primer lugar a usted, (se refiere a Rafael Hernández) por el valor, por llegar a esta zona tan lejana, y a nuestra Universidad.
Rafael Hernández: Yo he ido a lugares más lejos. (Risas)
Ing. Eduardo Roca Oria: Me refería a la cantidad, no la distancia. (Risas) Yo quería dar algunos otros aspectos. Por lo menos del área de la cual yo vengo tenemos dificultades institucionales a la hora imbricar nuestros resultados, dificultades institucionales; porque es que, el enlace, no está, y es muy difícil sostenerlo. A veces hasta cuando se dan coyunturas, por ejemplo, las llamadas OAC, que tienen que venir dentro de nuestros planes de estudio, etc.
Empezamos a interactuar con las diferentes instituciones de nuestra región y, sin embargo, es muy difícil implicar estudiantes. Es una deficiencia institucional. Y en segundo término, es también una deficiencia cultural.
Un colega mío de La Habana apuntó que, de vez en cuando, este país era de ciencia; pero las librerías son de las Letras. ¿Hace cuánto tiempo yo no veo libros sobre ciencia? Hablo aquí de las ciencias naturales, porque creo que son las más perjudicadas. Creo que las ciencias sociales están un poquito mejor, pero no mucho mejor. Y yo me decía: debe ser una cuestión económica, porque un libro de Física no se vende tan fácil. Pero si uno le echa un vistazo a las librerías ve que hay cosas que sí que son comerciales, pero otras no. La política editorial de este país debe nutrirse de las opiniones de ídolos profesionales. Y creo que el problema no se acaba ahí. En la televisión hay muchos espacios, que son un poquitico más de los que hacen falta, para mi gusto, donde entrevistan a personalidades de este país en el campo de la música, la danza, del periodismo, el tambor: ¡pero de la ciencia no, aquí no hay científicos!
La incultura no solo llega a la población. En general, muchos directores de empresa siguen pensando que la Física es aquello que hacen los cuatro viejitos que están delante de un escaparate, como muestran en las películas, y que resuelven problemas que no le interesan a nadie. Esa es la visión que tienen, y sobre esa base ¿cómo se va a socializar?, ¿qué empresa sabe lo que se está haciendo en la Universidad? Creo que es culpa de la Universidad también. Pero, sobre todo, el problema es que esa política de divulgación es muy mala.
Esp. Víctor Hugo Leyva Sojo (Director de Extensión Universitaria de la UO): Me voy a referir a dos cosas. La primera: ¿cómo estamos concibiendo el proceso de la investigación científica para que llegue a esa socialización de la ciencia? O sea, nosotros estamos pensando en cuál es el problema que vamos a investigar, cuál es el método, cuál es la solución que vamos a encontrar; pero no estamos pensando en cómo le vamos a hacer llegar ese resultado a sus destinatarios. Y no estoy hablando de generalización y de introducción de resultados, estoy hablando de cómo le explicamos al ciudadano común que el resultado que hemos obtenido, a partir del proceso de investigación, tiene impactos en su vida. Nosotros estamos cerrando el ciclo de la ciencia con la comercialización pero, en ningún ciclo de la ciencia aparece la promoción del resultado científico ni su socialización, ni la forma en que se la hacemos comprender al ciudadano de a pie. No aparece en el proceso de investigación. Por lo tanto, nosotros no podemos pensar en la socialización de las ciencias si no pensamos en cómo le hacemos entender a las personas cuáles son los resultados que estamos obteniendo.
Decía un gran maestro, que me dio clases una vez: “el día que usted posea la capacidad de explicar un gran resultado, una tesis de doctorado, y hacer que la entienda el vecino de su casa, ese día usted será un científico. Pero nosotros nos hemos alejado, a veces, del ciudadano de a pie porque no hemos sabido hacerle llegar ese mensaje. Y no significa que todo el mundo sepa Física o Economía: significa que nosotros le podamos traducir, respetando su cultura, a la gente: respetando su nivel su educación y sin considerar a nadie un tarado ni una persona sin conocimiento; porque para eso lo educamos. Y se trata de que yo, que soy un periodista, pueda entender de qué hablaba el profesor Roca cuando se refería a resultados de ciencia; para que el muchacho de mecánica pueda entender de qué está hablando la profesora María Cristina Hierrezuelo en su libro Tumbas para cimarronas; y para que todo el mundo considere que, la alta cultura, alcanza también el conocimiento de todas las ramas de la ciencia y no solo de la parte artística. Pero, para eso tenemos que concebirlo, primero, dentro del proceso de investigación científica.
Lo segundo tiene que ver con la forma en que estamos todos asistiendo a este debate, y con cuáles políticas, -y es una cosa que mencionaba el doctor Rafael Hernández en su intervención-: tenemos hoy todos los medios de comunicación para la promoción de los resultados científicos, pero no estamos hablando de la publicación de los resultados en sí, sino en la forma en que estamos presentando los resultados de investigación a través de los medios. Porque usted dice se descubrieron catorce líneas de esto, se concibió, se concibió, se concibió, pero ni siquiera se valora o se estudia cual es el impacto real que eso está teniendo en la gente.
Usted puede obtener catorce productos nuevos a partir de la hoja del café: correcto, ¿y eso qué tiene que ver conmigo? si al final, no lo olvidemos, y esto ya se dijo aquí, las personas están buscando una solución práctica a su problema y; la ciencia, precisamente, existe para dar respuesta a las necesidades de la gente. Ahora, la pregunta es: ¿cuando presentamos ese resultado en los medios, lo estamos haciendo de manera tal que la gente vea resuelta su necesidad a través de ese resultado? Pensemos en eso, porque la socialización se ve nada más así, desde lo “abstracto”. Hay que verlo, incluso, desde la política, y desde la forma en que concebimos el proceso en su integralidad.
Dra.C. Taydis García Mallet (Coordinadora del Observatorio Cultural Cénit): ¿Tenemos dentro de nuestro sistema de preparación universitaria a los científicos, llamados con mayúscula “científicos duros”, de las ciencias básicas, aplicadas en la divulgación científica, o solamente es un elemento privativo de los comunicadores? que, además, tampoco la hacen, porque son comunicadores: no se vinculan con la ciencia; a no ser aquellos que van a los medios y tienen más que ver con eso. Pregunto. ¿Nuestros científicos que, además, tienen un nivel elevado, un prestigio importante, están preparados para asumir la comunicación de la ciencia que producen, o solamente se quedan del lado de acá, en la producción, en la investigación, ni siquiera en la comercialización? Estas son dos preguntas que debemos hacernos.
Ojala un día se resuelvan porque, realmente, quién mejor que el investigador para promover y divulgar sus resultados. Él es quien sabe, exactamente, de eso que investigó, qué es lo que le interesa al público. Ahora bien, generalmente, cuando hacemos un trabajo de divulgación científica, lo que resulta es una ensarta de tecnicismos; algo que el ciudadano común casi no entiende. Y hay que buscar el punto medio, en el que no caigamos ni en exageraciones ni exceso de tecnicismos, ni en banalidad con un discurso que, realmente, el ciudadano común pueda entender; con el fin de saber que esa ciencia, que ese resultado le sirve para algo, como reflexionó Víctor Hugo.
¿Cómo vamos a lograr que lo incorporen a su desarrollo y a su calidad de vida? En definitiva, todos los resultados de la ciencia deben tributar a la calidad de vida y al desarrollo humano. ¿Hasta qué punto nosotros tenemos creados mecanismos de retroalimentación con ese público?
La ciencia se hace para algo, para el bien público, para las personas que son la sociedad. Sin embargo, nos pasa que, por muy científicos que somos, en la Universidad y los centros de estudio, nos faltan mecanismos para retroalimentarnos y saber, por ejemplo, qué es lo que le hace falta a la sociedad. Porque, a veces, como lo expresó la doctora Alisa, están los planes, los programas, los proyectos que quizás, algún equipo de investigación, de alguna entidad importante, ha determinado; pero: ¿ha participado el ciudadano común en la construcción de un diagnóstico para determinar qué es lo más importante?
Ese diagnóstico, riguroso, en el que deben participar las personas, nos está faltando. Luego, para cerrar el ciclo de la ciencia, producimos y comercializamos -que bien puede ser otro tema para debatir aquí-. Pero el diagnóstico, saber hasta qué punto se ha llegado con el nuevo resultado introducido, eso nos falta; para conocer si, realmente, es importante para la población.
El impacto debe medirse por el cómo lo ve el ciudadano, no por el cómo lo ve el científico. La razón de ser de la ciencia es que las personas, el conglomerado humano, estimen que esta es importante.
Dra.C. América García López (Profesora de Química la FCN): Me preocupa que estemos mirando a la ciencia desde el punto de vista de que, para ser ciencia y para que sea comprensible, tiene que ser una ciencia aplicada, justo para resolver los problemas que todos tenemos. La ciencia es mucho más que eso. Y tiene que haber ciencia básica, por favor. Usted le pregunta a cualquier muchachito quién es Einstein, y le puede decir: ¡oh, es un bestia!, y lo que hacía era, esencialmente, ciencia básica. Ahora, llevar esa ciencia básica a la comprensión de las personas, puede ser. Perfectamente. Hay en Multivisión un programa, magnífico, donde los científicos más renombrados explican las cosas de un modo maravilloso.
Mi criterio es que la ciencia y la tecnología tienen que verse en todas sus dimensiones. Está la básica, está la estratégica -que está un poquito más allá de esa básica, mirando, para buscar una perspectiva de largo alcance-, y está la inmediata. Y habrá cosas que hay que explicarle bien a la gente, que no es solo responder a esa necesidad inmediata. A mí lo que más me preocupa de la sociedad nuestra es que estoy mirando, ahora, ciertamente, lo que dijeron los comunicadores, que no hay una buena cultura de transmisión de la ciencia.
Yo nada más pienso en los muchachos. Todo el mundo dice -quizás sea un tópico-: los cubanos son inventores, cualquier cubano no tiene que ser científico pero es inventor; resuelve “el problema”, “la busca”; se inventó la olla con una botella de no sé qué cosa, hizo 20 mil cosas y las sigue haciendo. Y entonces, a pesar de eso usted ve que el muchacho llega hoy a la Universidad y no hay, desde los niveles -incluso de primaria-, un modo de estimular en los muchachos una visión indagatoria. Y esto, ¿por qué es así? No hablo solo de ciencias, hablo de todo: esa perspectiva la tiene que tener la persona; pero hoy no se cultiva desde abajo.
Ahora tengo estudiantes en la Carrera en los que no he logrado ver esa visión. Con ellos todo es de esta forma: te voy dando un conocimiento, tú lo fotocopias y, luego, me sueltas aquello. No hay visión indagatoria, necesaria para cultivar el interés por descubrir, por solucionar, por ir un paso más adelante, por entender qué pasa. Esto, en la Educación cubana, a mi juicio, no está. Los libros son y se ven bonitos, yo los veo muy lindos, pero no se llevan a la práctica. Se piensa que con cuatro o cinco Círculos de Interés ya, se va a resolver eso. Pero los Círculos de Interés son para cuatro gatos. Eso es un problema que, mi juicio, desde el punto de vista social o desde el punto de vista de la necesidad de desarrollar ese espíritu en las personas, no lo estamos llevando con inteligencia.
Lo otro es que, en el lineamiento u objetivo que usted señalaba (se dirige a Rafael Hernández), el que habla sobre estimular la creatividad en la base y, usted, especificaba que esa base eran los trabajadores de la ciencia y de los centros de investigación, yo creo que debe irse más allá; o sea, no circunscribirlo a ese tópico en concreto, porque hay mucha potencialidad en la gente.
Rafael Hernández: Mi precisión sobre cómo participan los trabajadores de los centros de alta tecnología en relación con lo que decía Eloy no estaba conectada con el objetivo de la Primera Conferencia Nacional del Partido, sino con lo usted está diciendo exactamente. Porque, incluso, en la producción de una vacuna, que yo no entiendo bien cuando mi hija me explica cómo es que se hace -porque mi hija es biotecnóloga-, ese proceso tiene una significación social determinada porque los trabajadores de la comunidad científica que produce la vacuna tienen opiniones acerca del proceso de producción de la vacuna. Y la posibilidad de desarrollar mecanismos de gestión que no sean verticales, que no sean como los japoneses -que son muy eficientes, muy avanzados, pero muy verticales y, por consiguiente, no hacen otra cosa que reproducir las empresas de alta tecnología japonesas; que no son las norteamericanas, pero que no son horizontales, y que no aprovechan en la medida de lo posible la potencialidad de la base porque es parte de la cultura de una sociedad, como la japonesa, el autoritarismo y la verticalidad; y la de aquí no es así-, radica en preguntarnos en qué se diferencian las empresas de alta tecnología nuestras a las de los japoneses.
Difieren en el sentido de demandar la cultura participativa, la opinión y el interés de esa sociedad inmediata, que es la de los que producen esa cosa extraña, difícil y sofisticada que es una vacuna. Ese era solo un ejemplo, para tratar de poner en una situación difícil a Eloy. Se supone que soy solo el moderador, pero en realidad yo soy el provocador.
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Por cuestiones de tiempo no puede terminar de decir todo lo que quería expresar. Ese fue el precio por ser el primero en hablar y no saber que iba a sonar un temporizador. Básicamente quería decir que la gestión integrada de la ciencia, puede comoprender el momento de socialización de los resultados científicos. Me referí a la ley 81 del Medio Ambiente porque esta contempla el sistema de información nacional, y es papel del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente coordinar con las instituciones y organismos pertinentes para cumplir cada regulación de la ley, incluyendo el sistema de información. Igualmente, me rederí a la contextualización de la discusión que se estaba realizando porque considero que se hacía mucha referencia al polo científico de La Habana, y se debía aterrizar más hacia nuestro polo científico (el de Santiago de Cuba) que no tiene las mismas condiciones materiales ni su objetivo social es el mismo. Eso fue todo lo que quise expresar.