Al conmemorarse hoy el 162 aniversario del natalicio de José Martí recordamos también el ciclo de conferencias impartido en la Universidad de Oriente en el año 1953 por destacados intelectuales cubanos, con motivo del centenario del más universal de los cubanos. Los trabajos se recogieron en un texto casi olvidado: Pensamiento y acción de José Martí.
Fue el Dr. Felipe Martínez Arango, director del Departamento en aquellos años, quien introdujo el Ciclo Martiano aquel 28 de enero, y planteó ideas sobre Martí y su tiempo que, a más de sesenta años, no han perdido aún su absoluta vigencia:
Los intérpretes de su rara personalidad no siempre han logrado conjugar, de modo armónico, la pura calidad humana del hombre –gran sentidor- y la eminencia del intelectual, uno de los más grandes escritores de nuestro idioma (…)
En nuestras palabras, señoras y señores -superfluo parece apuntarlo-, hay amor de cubano y admiración de humano, pero ni sombra de hipérbole. Entiéndase bien esto. Ni siquiera la devoción por Martí podría desviarnos del tributo que rendimos a la verdad histórica (…)
La Universidad de Oriente –que en su breve historia se ha mantenido erguida y limpia desde la raíz, y que por tanto es en sí misma la mejor ofrenda de sus fundadores, de sus profesores y alumnos todos, al Apóstol, (“hacer es la mejor manera de decir”) inicia esta noche un ciclo de conferencias en homenaje a José Martí en el primer centenario de su natalicio (“Perfil vigente de José Martí”, p. 11-17).
La jornada de celebración en la Universidad de Oriente acogió a personalidades de todo el país, entre los cuales se encontraban los doctores Raimundo lazo y Jorge Mañach, profesores de la Universidad de La Habana; Juan Marinello, profesor de la Escuela Normal para Maestros de La Habana; y Emilio Roig de Leuchsenring, presidente de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales. Entre los invitados de otras nacionalidades estuvieron: Andrés Iduarte, director general de Bellas Artes en México, y Carlos Martínez Durán, profesor y ex rector de la Universidad San Carlos de Guatemala, presidente de la Unión de Universidades Latinoamericanas.
Temas como la personalidad del Apóstol, el humanismo, el latinoamericanismo y la vigencia martiana marcaron este ciclo de conferencias, que destacó las cualidades que convirtieron a José Martí en el pensador cubano más importante de todas las épocas.
Para Raimundo Lazo, esta condición de debía, indiscutiblemente, a las características de Martí:
La firme y magnífica estructura del carácter en que se afianza la personalidad de Martí permite a este desplegar sus aptitudes extraordinarias, y hacerlas genialmente benéficas. Sobre el inconmovible cimiento del carácter, se alzan en él, completándose armoniosamente, parte necesaria el uno del otro, el hombre íntimo y el hombre público, manifestaciones de la misma individualidad poderosa, rica, benéficamente dotada (…)
El mensaje de Martí a la posteridad, uno, simple múltiple y armonioso (…) tiene un destinatario y un motivo, que es el hombre, pero el hombre integralmente considerado, ala y raíz, para emplear símbolos suyos, tanto el hombre individual y limitado, mutable y perecedero, de la realidad cotidiana, el hombre de carne y hueso, más de acción o de pasión que de voluntad y de ideas, como el otro, el más ostensible, señor de las circunstancias y sujeto de la historia (…) (“La personalidad y el mensaje de Martí”, p.31-48).
Valoraciones como la anterior nos permiten aquilatar el impacto que tuvo el Ciclo Martiano en la urbe que, unos meses después, tendría a la Generación del Centenario, entre sus calles, apostando por el sueño del Maestro.
La Universidad de Oriente, heredera de tradiciones patrióticas y mambisas, tampoco dejaría morir al Apóstol en el año de su centenario. La lectura de los trabajos contenidos en Pensamiento y acción de José Martí nos lo demuestran todavía.
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