Visión de futuro

Asela de los Santos Tamayo nace en Santiago de Cuba. Cuando cursaba los estudios secundarios se integra a las luchas estudiantiles por la oficialización de la Universidad de Oriente. Al concluir sus estudios de Bachiller o Maestra Normalista matricula la carrera de Pedagogía en la Escuela de Educación de la Universidad de Oriente. Con la extraordinaria modestia que la caracterizaba era más dada a resaltar las cualidades y virtudes de sus compañeras de lucha que de ella misma; Asela recuerda de su época de estudiante universitaria en que conoció a Vilma Espín Guillois, con quien mantuvo una entrañable amistad que las hermana: “Nos hicimos muy amigas porque pensábamos igual en muchas cosas. Pensábamos que las personas valían por sus valores, no por la posición económica y social que tuvieran […]. Eso nos unió mucho. Íbamos al cine, salíamos de compras. La posición social de ella le permitía ir a los clubes más selectos, pero ella nunca iba a esas actividades. Le gustaba estudiar; era muy estudiosa. Cogió la carrera de ingeniería porque en el programa había una gran carga de Matemática; disfrutaba resolver problemas”.

Junto a Vilma y otros compañeros de estudio, Asela participa en las protestas estudiantiles por el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. La Universidad de Oriente fue “El primer organismo en Cuba que protestó, en documento oficial, contra el golpe del 10 de marzo fue la Universidad de Oriente […] a unas pocas horas después de consumado el hecho”. Vilma que cursaba el cuarto año de su carrera recordó la actuación estudiantil ante los sucesos: “Salimos hacia el centro de Santiago y fuimos al parque Céspedes; dondequiera se hicieron mítines-relámpago, la gente se arremolinaba y hablaban los politiqueros de entonces”.[1]

En horas de la tarde un grupo de estudiantes de la Universidad de Oriente planeaban la primera acción de propaganda clandestina en Santiago de Cuba y en Cuba inmediatamente después del golpe. Entre los integrantes del grupo estaban Vilma y Nilsa Espín, Asela de los Santos y otros compañeros. De esa reunión salió la primera proclama que se redactó en la Universidad de Oriente, contra Batista, y resultó también el momento en que se nucleó un grupo de compañeros […] Este grupo comenzó inmediatamente a realizar actividades revolucionarias de manera espontánea, como producir y distribuir proclamas, pero ya organizadamente, en forma muy planeada y bien pensada.[2]

Las fuerzas del Ejército comenzaron a merodear por la Universidad. Vilma Espín lo ha recordado de esta forma:

     “…yo me sentía tan furiosa que me puse a provocar a los guardias y a decirles cosas. Un grupo de compañeros preparó barricadas con unos sacos de cemento de la construcciones que estaban haciendo detrás y colocamos altavoces con unos discos del poema de Guillén: “No sé porque piensas tú soldado que te odio yo”. Allí estaba el grupo de gente más progresista y combativa de la Universidad, todo el mundo indignado, con los soldados allí abajo y lanzando discursos y consignas el día entero. El Consejo Universitario estaba reunido arriba cuando llegaron de momento unos guardias. Asela de los Santos y yo estábamos solas, sentadas abajo, y los guardias entraron con una cara de pena y de susto, los pobres, y nosotras enseguida de frescas, molestas porque habían pisado el suelo universitario: “¿Y usted qué quiere?”, y nos pusimos a discutir, y entonces avisaron que yo estaba peleando con una guardia –mentira, yo estaba discutiendo con aquel hombre- pero el Consejo en pleno bajó la escalera corriendo, y en definitiva el guardia, que era un pobre infeliz, quedó tan asustado que se fue para abajo otra vez y no pasó nada, pero en realidad ya empezaba la cuestión de qué hacer, la actitud de rebeldía...’’[3]

Ante el ataque a los cuarteles Moncada y Céspedes el 26 de julio de 1953, colabora junto a un grupo de revolucionarios en la búsqueda de todas las formas posibles para ayudar a los sobrevivientes. En 1954 se gradúa de Doctora en Pedagogía. Desde esta época, se vincula a Frank País y al grupo que constituye el núcleo inicial que posteriormente se integra al Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba bajo la dirección de este. A partir de ese momento se le asignan diversas tareas que cumple responsablemente. Junto a Vilma y otros compañeros, participa en los preparativos para las acciones armadas del 30 de noviembre en Santiago de Cuba, específicamente, en la organización de las casa-botiquines para auxiliar a los heridos.

Durante todo el periodo insurreccional cumplió diferentes responsabilidades, entre ellas el traslado, junto con Vilma, desde Santiago de Cuba a Manzanillo de los compañeros que formaron el primer contingente de hombres y de armas que se incorporó a las guerrillas comandadas por Fidel en la Sierra Maestra. De manera permanente trabaja en todo lo relacionado con el avituallamiento de armas, uniformes, medicinas, etc., para el Primer Frente.

En el año 1958 (enero-agosto) realizó junto a un grupo de compañeras, una serie de viajes entre Miami y Cuba para traer armas bajo las faldas; las cuales introducían por los aeropuertos de La Habana, Varadero y Camagüey.

En agosto de 1958 se incorpora al Ejército Rebelde en el II Frente Oriental Frank País dirigido por el Comandante Raúl Castro Ruz. Allí se le asigna la responsabilidad de dirigir el Departamento de Educación, llevando consigo a colaborar en esta tarea a republicanos españoles provenientes del claustro de profesores de la Universidad de Oriente como el Dr. Julio López Rendueles. Como parte del Programa Nacional Revolucionario de la Educación en el Segundo Frente Oriental “Frank País”, se pusieron en funcionamiento y se crearon para los niños más de 400 escuelas y se formaron grupos para la alfabetización de combatientes en los diferentes campamentos.

¿Qué se entendía por escuela primaria fundamental? Al respecto, en el citado documento quedó explicado que:

“… una escuela breve en cuanto a su período de duración, económica en cuanto a la formación de maestros, el uso de materiales y adaptación de locales; una escuela que evite lo superfluo en favor de lo necesario, que ofrezca con el alfabeto conocimientos sencillos para conservar la salud, dignificar el hogar, afirmar la democracia y embellecer la vida; una escuela, en fin que sea modesta y eficaz”.

Como se aprecia, esta manifestación educativa que se desarrolló en el territorio libre de Cuba, se acercaba en lo esencial a la corriente funcional comenzada a desarrollarse en diferentes países de América Latina, impulsada por la UNESCO y otras instituciones internacionales. Por otra parte, definía como función de la Universidad “…hacer converger hacia determinados fines el trabajo de los institutos y facultades: fijar principios, direcciones, ideales que permitan organizar la cultura superior en servicio de la sociedad. Coordinar la síntesis sobre la especialización, en busca de una educación integral. La Universidad ha de ser una entidad viva, pensante, actuante. El conflicto actual universitario, es la lucha de la sociedad feudal y la cultura teológica contra la sociedad democrática y la cultura científica.” “La Universidad —decía— debe ser una escuela de acción social; un instrumento colectivo apropiado para aumentar la capacidad humana frente a la naturaleza, aumentando el bienestar de todos. Las ciencias deben ser, estudiadas como técnica de economía social. En su organización interna, las universidades modernas necesitan dirigir y orientar sus estudios de acuerdo con los intereses de todos los que enseñan y aprenden, debiendo todos los interesados tener representación en el gobierno universitario. Será estéril seguir escuchando a sofistas y escépticos, envenenados por la ideología del pasado; conviene escuchar a los optimistas iluminados por la ideología del porvenir. Pensar es la única manera de obrar con eficacia.’’

Estos criterios conservan aún su frescura y su vigencia en el ámbito de la educación superior latinoamericana.

Esta experiencia educativa que, como expresara su autora, apuntó hacia lo que sería más tarde una de las obras más hermosas y humanas de la Revolución Cubana: la educación para todos, fue recogida posteriormente por Asela en el libro: “Visión de futuro”, texto que habla de la educación de maestros, de escuelas y de combatientes, “de la vida de aquella gente preocupada porque sus hijos aprendieran y por hacerlo ellos”.

La Revolución en marcha a partir de enero de 1959 comenzó a enfrentar el problema de la educación inspirada en el pensamiento martiano: “Ser culto es el único modo de ser libre”, y en la tesis política de que “no puede haber cultura si antes no hay sensibilidad, no puede haberla si antes no existe capacidad para la comprensión de nuestros problemas sociales”,[4] asumió la responsabilidad de orientar y organizar la transformación radical de la educación en Cuba.[5] A partir del 3 de febrero se instalaron de manera provisional y simbólicamente las oficinas centrales del MINED dirigido por el Dr. Armando Hart en la Universidad de Oriente, y se anunció el comienzo del “Plan Urgente de Alfabetización de Cuba”. Para ello, hacía falta tener una buena escuela pública. Hart se rodeó de los más prestigiosos técnicos y profesionales de la pedagogía y la educación de nuestro país, entre los que se encontraban varios profesores de la Universidad de Oriente, convirtiéndose esta en el centro más trascendente del país en relación con estos propósitos. Los profesionales calificados nombraron los mejores técnicos y pedagogos de todo el país; y ellos mismos constituyeron el núcleo inicial de especialistas que ayudaron a forjar las directrices del Ministerio de Educación, así mismo fueron los encargados de crear los nuevos programas que se emprendieron para la transformación de la educación cubana.[6]

En 1959, la Dra. Asela de los Santos, asume la responsabilidad de la Superintendencia Provincial de Educación en Oriente. Durante ese período y en cumplimiento del principio de la revolución de convertir los cuarteles en escuelas, el 28 de enero de 1960 con la presencia del Comandante Raúl Castro, Ministro de las FAR, y del Dr. Armando Hart, Ministro de Educación fue inaugurada La Ciudad Escolar “26 de Julio”. También, se inició, en la sede del Gobierno Municipal, la Escuela Nocturna para Adultos “Josué País”; que contaba con un curso de tres a cuatro meses de duración, de forma intensiva, bajo la dirección del soldado rebelde Orlando Fernández.[7]

Ese mismo año, participa junto a Vilma en la creación de la Federación de Mujeres Cubanas, integrando su Buró Nacional, primero como Organizadora y después como Secretaria General; responsabilidad que ocupó hasta 1966 en que pasa al MINFAR, asumiendo el puesto de Jefa de la Dirección de Enseñanza y Escuelas Militares Camilo Cienfuegos del Estado Mayor General. Allí es ascendida al grado de Capitán.

En 1970 fue designada Directora General de Formación de Personal Docente del Ministerio de Educación, siendo promovida a diferentes responsabilidades, incluyendo la de Ministra.

Por toda su destacada labor en el campo de la educación pública, es considerada como una de las fundadoras de la Pedagogía revolucionaria cubana y una de sus principales protagonistas. En 2017 se le concedió el Premio Nacional de Pedagogía conferido por la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC). Asimismo, la Universidad de Oriente le confirió en 2015 el título de Doctor Honoris Causa de esta casa de altos estudios.

Laboró como analista de la Oficina de Historia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Al cumplir 80 años de edad le fue otorgada la Orden Playa Girón, una de las máximas condecoraciones que concede el Consejo de Estado; entregada por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. Recibió asimismo el homenaje de las Fuerzas Armadas Revolucionarias al concedérsele la Réplica del Yate Granma por el General de Cuerpo de Ejército Julio Casas Regueiro, ex Ministro de las FAR; así como por parte del Ministerio del Interior, entregándosele también un cuadro del Che de manos del General de Cuerpo de Ejército Abelardo Colomé Ibarra, quien fuera Ministro del Interior. Oportunamente y de igual forma la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana reconoció la labor de esta pedagoga.

Referencias


[1] Testimonio publicado en Una revolución que comienza Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1983, que a su vez fue tomado de revista Santiago, número 18-19, junio-septiembre de 1975, p. 53

[2] “Tía Rosa está grave”, en Santiago, revista de la Universidad de Oriente, no. 18-19, junio-septiembre de 1975, pp. 277-278, citado por Poveda: Propaganda y revolución en Santiago de Cuba 1952-1958, p. 129

[3] Citado por Una revolución que comienza, p. 54, en Revista Santiago, no. 18-19, junio-sept de 1975,

[4]Eloísa Carreras Varona: Un revolucionario cubano. Apuntes para un esbozo biográfico. Tomo I (1930-1965) Centro de Estudios Crónicas Plaza y Valdés Editores Fondo Personal Armando Hart Dávalos, 2018, p. 125

[5]Ibídem

[6] Carreras Varona, ob. Cit, p. 126-127 Entre ellos destacan los nombres de los doctores Herminio Almendros, José Antonio Aguilera Maceiras, Gabriel León Bicet, Max Figueroa Araújo, Agustina Esteva Lora, Pedro Cañas Abril, María A. Figueroa, Héctor Ferrán Toirac, María Ruiz Bravo, Rafael Dujarric, Asela de los Santos, entre otros.

[7]Sierra Maestra, 20 de febrero de 1960, p. 2

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