En la “incertidumbre” de las redes sociales

Por: Pedro Manuel Tejera

Las redes sociales han contribuido notablemente a la socialización y comunicación entre los seres humanos. Desafortunadamente no siempre se emplean respetando los “cánones éticos” pre-establecidos por la sociedad contemporánea.

La utilidad de la intercomunicación es indudable. Sin embargo, hay algunas cuestiones preocupantes… por ejemplo, en las redes sociales prima el anonimato. Usted, la mayoría de las veces, no sabe con quién se está comunicando, ya que en muchos perfiles se opta por una imagen, que puede o no ser propia, – un símbolo, un seudónimo, una marca, etc.


Lo cierto es que, por lo que usted ve, no puede juzgar con quién se está comunicando, a menos que conozca personalmente al individuo. Por otra parte, se prestan para el engaño, para las extravagancias y hasta para las aberraciones.


Las redes sociales se usan también en términos políticos y estos modos se incrementan, en tanto muestran su efectividad. Por ejemplo, en las campañas electorales, en la actividad subversiva, en la devaluación de los oponentes políticos y sobre todo en la fabricación de noticias falsas (FAKE NEWS). En las redes sociales usted puede decir lo que quiera, trucar imágenes, componer panoramas, suplantar identidades … bueno, esto tal vez no tanto; porque, siempre hay cierto control. Verdad y falsedad están mezcladas en este “ambiente comunicativo”.

Lo cierto es que, aunque también existen herramientas para comprobar la veracidad de las publicaciones, no hay mucho tiempo para eso. Aunque se logre establecer la falsedad de una noticia, siempre aparece alguien que si la cree o le surge la duda al respecto. La credibilidad es uno de los componentes confusos de las redes sociales.


Cuando las personas convocan, utilizan un lenguaje que invita, que familiariza, de tal manera que usted no sabe quién o por qué lo está convocando. Por ejemplo, en una convocatoria alguien se identifica como “un cubano de los de a pie“. Eso, en nuestro país, tiene un significado concreto. Ya usted sabe que sí se trata de un cubano, pero ciertamente ¿es de a pie? Uno se pregunta, ¿y este, dónde está, salió de Cuba? ¿Fue de los que robó una lancha, o de los que abandonó una misión de trabajo, o un evento competitivo? ¿Tramitó legalmente su salida? ¿Quién realmente me está convocando?


El otro tema es ¿para qué me están convocando? ¿En qué circunstancias? La ausencia de libertad, o de democracia, o las carencias materiales o la represión constituyen causas manidas en el caso de la Cuba de hoy. La libertad y la democracia son consignas vagas, generales, pero las carencias materiales sí son inmediatas y concretas.


El bloqueo, ciertamente, no existe para quiénes han abandonado el territorio bloqueado, tal y como no se considera que la guerra exista cuando se sale de un territorio bombardeado. A veces hay que pensar en estas cosas, cuando uno escucha una convocatoria por las redes sociales.


Por otra parte, la libertad es una aspiración de la sociedad a través de la historia, con énfasis en la modernidad y la contemporaneidad. En busca de libertad se ha derramado mucha sangre en el mundo, lo cual indica que es un bien muy costoso. Por la libertad nuestros patriotas se fueron a la manigua, tal y como hicieron otros pueblos y, por alcanzar la libertad, una generación de cubanos asaltó el Moncada.


En 1959 Cuba logró desprenderse del dominio de la metrópoli neocolonial que era EE.UU, pero este país nunca ha abandonado la intención de ocupar nuevamente nuestra Isla. De hecho, se comporta, como si el archipiélago fuera de su propiedad. Tiene una base naval en territorio de la Isla de Cuba y no se digna a retirarla, aunque hace muchos años que se le exige.


Dicta leyes para afectar al Estado Cubano, algunas con carácter extraterritorial. Sanciona a dirigentes y personal cubanos (científicos, deportistas, artistas, y hasta funcionarios y cuerpos funcionales del Estado cubano dentro de nuestro territorio soberano), haciendo caso omiso a una Constitución que rige nuestro Estado y que reconoce que la soberanía radica en el pueblo. Todo eso, además del bloqueo.


Para la mayoría de los cubanos no hay otra libertad que aquella que conquistamos en 1959 y hemos defendido al costo de un gran sacrificio, incluyendo privaciones durante más de medio siglo. La libertad no se pide, no se mendiga, cuesta una cuota de sacrificio, que aportamos cotidianamente los que estamos en la Isla y otros muchos que apoyan, desde donde estén.


La libertad que inspiró la lucha de los franceses en el siglo XVIII, estaba acompañada de la fraternidad y la igualdad, que no ha conseguido aún la mayor parte del mundo.


Hemos sido libres, desde 1959, de compartir entre cubanos los problemas; de distribuir equitativamente con la mayor justicia social posible, en las circunstancias en que nos ha tocado vivir. Hemos logrado hacer florecer la fraternidad, escasa en el mundo, con casi todos los pueblos, con la conciencia de que saldamos una deuda con la humanidad.


Es con esta claridad de pensamiento que se deben utilizar las redes sociales y así vencer sus incertidumbres.

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