El abrazo del Héroe

En “centrar nuestro hacer al deber sencillo que hace las grandes obras”, encuentra Antonio Guerrero Rodríguez, el profesional, el padre, el hijo, el cubano, el Héroe, la mejor manera de servir a su patria y a los suyos.

Sea quizás por esta suerte de axioma muy personal, aprehendido de la prédica martiana y fidelista, que el ingeniero en construcción de aeródromos no se negó a la tarea de formar a jóvenes que, desde la Facultad de Construcciones de la Universidad de Oriente, acudían fascinados por una materia desconocida en medio de las obras de ampliación del aeropuerto internacional Antonio Maceo, a finales de la década del 80 del pasado siglo.

De esa experiencia “santiaguera y universitaria”, Tony compartió los retazos que la memoria, la emoción y la premura le permitían recordar ante estudiantes y trabajadores de la UO, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Frank País García, de la Universidad de Ciencias Médicas y de la Facultad de Cultura Física “Manuel Fajardo” de Santiago de Cuba; que colmaron las capacidades del Teatro Universitario en la tarde del 9 de abril.

Del anecdotario del Héroe salieron los datos de contexto. Hace 25 años, la profesora Tamara Wanton Miró, -presente en el Teatro-, acudió a él con la idea de impartir una asignatura, sin muchas pretensiones, que pegó a sus pupitres a los futuros ingenieros civiles en un horario de la tarde-noche. El horario les permitía no interrumpir sus quehaceres en el aeropuerto.

Allí mismo fue confeccionando los folletos para actualizar la bibliografía y coordinó actividades prácticas. Su colaboración como profesor adjunto apenas sobrevivió un curso pero dejó en él la certeza de que tenía vocación para enseñar. Esa aptitud para la entrega le permitió, desde el año 2003, instruir sobre matemática e inglés a sus compañeros de prisión en el Departamento de Educación de la Penitenciaría de Florence, Colorado. Rodeado por hombres violentos y muy peligrosos, Tony logró “conectar” con la humanidad de aquellos reos, hijos de la desesperanza, con amplias condenas sobre sus hombros.

“El profesor que no se conecte con la gente no es un buen profesor”, dijo con la evidencia de que aquellos presos establecieron un vínculo con él más allá del interés por aprender algo nuevo, al percatarse de que alguien se preocupaba por ellos.

Compartió la idea de que los cuadros del Estado y dirigentes políticos del país, “si tienen la capacidad y la oportunidad, deben dar clases, por la importancia del contacto con la juventud para que haya una formación humana, de valores, de ejemplo, más allá de la instrucción”.

“En mi época decíamos que le debíamos nuestra educación a la Revolución, y era un convencimiento. Pero hoy la juventud lo ve de otra forma, como un merecimiento. Eso es legítimo, pero debe existir una formación que potencie el sentido del deber, de luchar por la Revolución; por defender el país, las causas justas. Si todo el mundo se convierte en egoísta, qué sería de nuestro mundo y del futuro. No puede haber mayor felicidad que la de entregar, la de dar lo mejor de sí independientemente de lo que te den”, reflexionó.

La voz entrecortada reflejó su tribulación cuando no encontraba las palabras exactas para definir el momento en que tuvo que ir cortando los vínculos con Santiago, con la Universidad, con Cuba, con su familia, “para que diera tiempo para lo que venía después”. Pero ahora, al regresar a la ciudad heroica, manifiesta que al comprobar el afecto auténtico del pueblo santiaguero parece más genuina la sensación de que nunca se fue de Cuba; gracias a estos días que calificó como de “intensos y emotivos”.

Un momento especial fue propiciado el profesor Silvio Pérez Socarrás, del Departamento de Ingeniería Civil, cuando este mostró al auditorio parte del intercambio epistolar que sostuvo con Tony durante sus años de injusto encarcelamiento. De esas cartas extrajo algunos de los retratos de líderes revolucionarios que el antiterrorista le dedicó, y leyó los poemas “Yo sé” y “Lo más imprescindible” poco antes de concretar la promesa que en una de sus cartas Antonio le había hecho: la de compartir un abrazo en suelo patrio, ya libre.

La estudiante Dayamí Antúnez expuso la misiva que, junto a su compañera de aula, Bárbara Rachel Arcos, de tercer año de Ingeniería Civil, habían enviado tiempo atrás a Antonio, donde le comentaban sobre las acciones del estudiantado en la UO con el fin de contribuir a la excarcelación de Los Cinco, y de la investigación que llevaron a cabo sobre su paso por nuestra institución. Luis Francisco Delá Kindelán, trabajador de servicios generales, emocionó a más de uno con dos poemas nacidos de su vocación juglar, en los pasillos del Alma Mater oriental.

La profesora Aurora Duarte González contó sobre su experiencia como alumna de Antonio Guerrero, que catalogó como “un privilegio”; y afirmó que aunque se encontraban en un año terminal, y eran muy “fiesteros”, no había inasistencias a las clases de Tony, a pesar de recibir las lecciones entre las siete y las nueve de la noche. “Disfrutábamos las clases, aprendimos y muchos conservamos, con el color amarillo que les ha dado el paso del tiempo, los folletos que usted elaboró”.

El estudiante de segundo año de Economía, Héctor Licea Beatón, hurgó entre los resortes más inquietantes y humanos de Tony y le hizo la pregunta que más tiempo le tomó al Héroe responder, ante el imperativo de explicar, en pocos minutos, la fórmula para no ser presa del desaliento o la rendición con tanta soledad y castigo inmerecido.

“Para mantenernos firmes y, – aquí hablo por mis compañeros-, uno tiene que crearse convicciones; para eso no hay nada mejor que repetirse cada mañana la máxima martiana de que el hombre verdadero no mira de qué lado se vive mejor sino de qué lado está el deber. “Estar contento contigo mismo, saber que hiciste o estás haciendo algo útil te da esas fuerzas para resistir. El revolucionario sabe que tiene que levantarse cada día a resolver problemas. Cuando tienes definidos los valores que te hacen ser una persona altruista, y estás rodeado de amor, se logra una paz interior que muchas cosas materiales y otras comodidades no te dan. El que piensa en sí mismo no tiene paz interior”, aseguró.

Otras interrogantes indagaron sobre su percepción de la Cuba que encontró a su regreso, de la Cumbre de las Américas, de su vocación artística, de la significación del título de Doctor Honoris Causa entregado por la UO, del homenaje previo en el mausoleo dedicado a José Martí, o sobre su encuentro con Fidel.

Con la expectativa de que otros públicos ya le apuraban, Tony trató de complacer a todos, no sin antes dejar entrever que otras visitas a la UO se producirían en lo adelante.

“Cuando llegué a Cuba tuve que actualizarme y sincerarme con la realidad del país, cambiante, diferente. En La Habana hay muchos más problemas ante los que no podemos quedarnos impasibles los revolucionarios. Sin embargo, lo que veo en Santiago, que también enfrenta sus dificultades, me demuestra que tenemos mucho potencial humano, que podemos hacer las cosas bien. En estos tres meses he visto la Cuba de este tiempo, con sus matices, sus problemas, pero ustedes se levantaron de un huracán terrible. Es la mejor muestra de lo que podemos hacer los cubanos”.

“Queremos que vean en los Cinco a personas iguales a los demás, que detrás de nosotros hay gente de pueblo que asumió una tarea que muchos cubanos también hubieran hecho. Estar libres hoy los tiene que hacer reflexionar sobre la fortaleza de la Revolución”.

“La entrega del Título Honoris Causa que ustedes me confirieron me sorprendió mucho porque nada de lo que he hecho en mi vida ha sido pensando en reconocimientos y mucho menos en un título como ese. Los títulos no sirven de nada sino engendran un deber, un compromiso”.

Dijo Antonio Guerrero que esta es la única distinción, de las muchas que le han sido entregadas, antes y después de su regreso, que comparte un espacio en las paredes de su casa junto a las fotos familiares.

“Nuestra condena era una forma de castigar a Cuba; nosotros no le hacemos daño a nadie, pero tenemos que defendernos. En fin, que el tiro otra vez les salió por la culata”.

“Retornar a la tumba de Martí, que había visitado durante mi estancia de ocho años en Santiago, tiene esta vez una connotación más allá de la repercusión mediática o pública: los pensamientos martianos son una constante en mis poemas, lo que sentí fue indescriptible. Pero el mejor tributo es la acción”.

“La experiencia del encuentro con Fidel fue inmensa, es como si lo hubiéramos visitado toda la vida la sala de su casa. Nos sentimos en un ambiente familiar, afable, de confianza, una alegría de más de cuatro horas. Muchos se preguntaban qué haríamos al regresar a Cuba. Del relato que hizo el Comandante sobre ese día en su casa muchas personas entendieron que seríamos científicos, como sugirió Fidel, pero su exhortación es realmente un llamado a todos a superarnos, a ir la raíz de las cosas, a no ver el mundo estrecho”.

Si su apretada agenda en territorio indómito no le limitara el tiempo, el intercambio hubiera durado muchas horas ante el ávido deseo de seguir conversando que se percibía, tanto desde el púlpito, que le parecía incómodo al hombre sencillo, como de los miembros del auditorio.

El presidente de la Federación Estudiantil Universitaria en el centro, Josué Hernández Pozo, le obsequió a Antonio un pulóver con la identificación de la UO. Por su parte, la Dra.C. Diana Sedal Yanes, rectora en funciones, entregó al Héroe un Reconocimiento por su entrega a la causa justa del pueblo cubano y su legado a las nuevas generaciones.

Previamente, en el Salón del Rectorado, Antonio Guerrero Rodríguez compartió con parte de la dirección de la Universidad y de la Facultad de Construcciones, dedicó dos textos de la editorial Pathfinder: “Voces desde la Cárcel” y “Absueltos por la historia” que se encuentran en los fondos de la Biblioteca Central, así como el expediente docente que recoge su firma, evaluaciones y proceder durante el periodo en que impartió clases en la UO y que, actualmente, forma parte del patrimonio de nuestra Casa de Altos Estudios.

Fotogalería

Fotografías de Rovier Mesa Rodríguez

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Antes de su intercambio con la comunidad universitaria, Antonio Guerrero fue recibido por la Dr.C. Diana Sedal Yanes, rectora en funciones, y la Dra.C. Elsi López Arias. Se encontraban presentes, además, miembros del Consejo de Dirección de la Universidad y la Facultad de Construcciones

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El Héroe cubano estampó su firma en el expediente docente que recoge su proceder durante el periodo en que fue profesor de esta institución

Teatro Universitario

El Teatro Universitario acogió miembros de la comunidad universitaria santiaguera

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El profesor Silvio Pérez Socarrás, del Departamento de Ingeniería Civil, mostró durante el intercambio con Antonio Guerrero, en el Teatro Universitario, una parte del intercambio epistolar que sostuvieron ambos durante los años de injusto encarcelamiento

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Fueron muchos los que, tras el intercambio de vivencias y emociones, procuraron el abrazo del Héroe

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Asistieron a dialogar con Tony, en nuestra institución, estudiantes y trabajadores de las universidades del territorio

dedicatoria libro antonio

El libro Absueltos por la solidaridad, que contiene 16 acuarelas de Antonio Guerrero y forma parte del fondo editorial de la Biblioteca Francisco Martínez Anaya, fue dedicado por su autor a la comunidad universitaria

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4 comentarios

  1. Siento no haber podido asistir,pues tengo la certeza que fue un momento sensacional e inolvidable haber estado cerca de unos de los grandes héroes que ha parido la revolución cubana.

  2. Cuantos deseos tenia la comunidad universitaria de encontrarse con Antonio Guerrero Rodríguez, Tony, con el profede nuevo aquí. Verlo,abrazarlo,contarle anecdotas, sonreir a viejos colegas,escuchar sus vivencias y reflexiones, que de bien han servido para nuestros jóvenes,además de sus principios para con la patria.
    Haber enseñado al héroe que no lo olvidamos,y que a traves de la historia, y de nuestras luchas por el regreso de él y sus 4 hermanos siempre nos hemos sentido orgullosos de su aporte para Santiago de Cuba.
    Bienvenido.

  3. No pude asistir, pero me hubiera gustado ir. Creo que ahora falta que vengan los cinco juntos a nuestra universidad.

  4. feliz regreso a santiago tony este centro se enorgullese de ti y de tus hermanos,de lucha que prestigian a cuba america y a nuestra universidad,adelante la patria, os contempla orgullosa y te asignara nuevas tareas para seguir conquistando un futuro prospero y sostenible con todos y para el bien de todos

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