Afroestética: El arte de la resistencia

Por: Claudia Bravet, Alejandra Brito Blanco y Laura Patricia Ruiz Ledón

Amanda ha pasado por todo: peine caliente, diferentes tipos de desrizado, queratina, plancha de cabello, trenzas africanas… Si de experiencias con pelo se trata, no hay quien le haga un cuento. Hace poco más de un año decidió lucir el afro y no se arrepiente de su elección.

«En algún momento he pensado en ponerme trenzas para variar el look», confiesa mientras acomoda en su cabeza un turbante hecho por ella misma, «pero para el desriz no vuelvo». Después de que ella diera el primer paso, varias de sus compañeras de facultad han seguido el ejemplo de rizarse el pelo o dejarlo de forma natural.

La actitud de esta joven estudiante de Derecho, lejos de figurar como un caso aislado, representa una tendencia cada vez más popular. Diversos especialistas señalan que durante las últimas décadas las expresiones culturales afrocubanas han ganado mayor aceptación entre los pobladores de la Isla, con énfasis en las manifestaciones corporales de la estética.

¿Por qué afro?

La afroestética está asociada a la aceptación de nuestra apariencia como afrodescendientes, explica Adriana Heredia. Para la creadora de Beyond Roots, la primera tienda cubana de productos afro, abarca desde llevar el cabello natural hasta el uso de «trenzas, turbantes, así como accesorios y vestuario con influencia africana».

Con más de medio centenar de naciones, el llamado continente negro destaca por su diversidad étnica y artística. Roberto «El Ninho» Álvarez, director del proyecto Barber Street, pone énfasis en la variedad de países que lo conforman, cada uno con su forma de vestir. «La cultura de África es vastísima, más en lo ornamental, lo corporal», recalca el estilista y rapero, «representa la historia de nuestros ancestros, la primera línea de defensa antes de penetrar en la identidad de una persona».

Oscar y Laura, ambos de piel negra, ven en sus rizos naturales una fuente de orgullo. Ella, estudiante de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte «Manuel Fajardo», opina: «ahora mismo los tiempos del desriz están pasando. Lo afro trata de resaltar lo bueno de ser auténticamente negro, de expresarte al máximo con tu pelo bien crudo. Además, es práctico». Óscar también lo luce por comodidad. Graduado de Derecho hace dos años en la Universidad de La Habana, incursionó en el estilo debido al modelaje. Ahora lo lleva porque le queda bien y combina con su ideología de vida. «Represento a mis ancestros, son mis raíces. No puedo renegar de ellas», afirma.

Según el criterio de la investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Geydis Fundora, en América Latina estamos bastante mediados por visiones colonialistas y eurocéntricas de la realidad, a pesar de haber superado ese sistema. En el caso de Cuba «existen espacios legitimados de la identidad afro, como la música, la danza, la religión. En otros más rezagados, no se asume de forma plena y quienes la defienden constituyen un por ciento muy poco significativo, teniendo en cuenta su impronta en nuestra cultura. Ahí se incluye el tema de lo estético, la moda».

Aunque el recelo respecto a lo afro varía atendiendo a contextos y resultados históricos específicos, un estudio realizado en 2017 en Estados Unidos muestra algunas corrientes de opinión muy valiosas para poder entender un poco el asunto.

El trabajo, titulado Estudio Pelo Bueno: Las actitudes explícitas e implícitas hacia el pelo de las mujeres negras, detectó actitudes negativas hacia la melena de las afrodescendientes en la mayoría de los participantes, sin importar la raza. Por otro lado, solo una proporción mínima de las entrevistadas blancas no lo estimaban menos bello, menos atractivo y menos profesional.

«Estos cabellos desde el siglo XVI se han considerado enemigos de la belleza ¡Son únicos en el mundo!»

«Estos cabellos desde el siglo XVI se han considerado enemigos de la belleza ¡Son únicos en el mundo!», grita bien alto Erlys Pennycook, estilista y peluquera, cuando habla de los «rizos apretados». La artífice del proyecto Q´ Negra divulga el valor histórico de estos en la comunicación de las comunidades africanas y la lucha por los derechos civiles. Sin embargo «en Cuba la mayoría de la población negra desconoce mucho esas verdades. Nuestros niños y niñas crecen así, ya con complejos, porque les dicen que tienen el pelo malo», manifiesta la también creadora de una línea cosmética para el cuidado capilar.

Persiste en los últimos años la percepción de los tonos de piel oscuros y las características físicas asociadas a ellos como un canto al exotismo y la sensualidad. Así lo confirma el estudio Modelos estéticos hegemónicos, subalternos o alternativos: una perspectiva étnico-racial de clase y género, de la investigadora colombiana Vanesa Ortiz. En la misma línea, el informe de la CEPAL Mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe. Deudas de igualdad, explica que este y otros estereotipos, unidos a diferentes tipos de discriminación, pueden estimular el rechazo hacia los cuerpos y rasgos fenotípicos. Hieren la autoestima de los individuos y provocan intentos de «suavizar, blanquear, ocultar o encubrir su negritud».

«suavizar, blanquear, ocultar o encubrir su negritud»

El surgimiento paulatino de iniciativas de empoderamiento, la comercialización creciente de prendas de vestir y productos para el cuidado de la melena de los negros, entre otros, favorece que poco a poco vayan cambiando las reglas del juego. Aunque muchos jóvenes siguen la tendencia con el afán de llevar «lo último» en el vestir, algunos expertos ven en el fenómeno un enfrentamiento a patrones hegemónicos de belleza. ¿Se trata solo de una moda? ¿Lleva en sí una trasformación más profunda?

Entre la moda y la conciencia

Cristian, estudiante de Medicina, de piel muy blanca y ojos azules, encuentra en este estilo el placer visual de lo bello y además, una toma de conciencia social: «Adoro los T-shirts con afro print, las pantalonetas de wax, los dreadlocks y la bisutería, porque se salen de lo mainstream de la moda preponderante». Además de lo colorido del diseño incorporan «simbolismos de las regiones más oprimidas del mundo. Es una forma de decir que esas personas están ahí».

Para Adriana Heredia, de Beyond Roots, adherirse a esta tendencia no siempre implica cambios en el plano personal. Pudiera poseer implicaciones negativas si, como moda al fin, denota un proceso pasajero. Pone como ejemplo el movimiento Black is Beautiful, iniciado en Estados Unidos en la década de 1970. Aunque la corriente puede comenzar como un grito de rebeldía o vindicación racial, «pierde fortaleza cuando quienes se suman no tienen entendimiento de las causas que la provocaron en primer lugar».

«Mucha gente está aceptando y, sobre todo, publicando sus raíces por pura moda, sin conciencia del significado de ser negro en Cuba y el mundo», valora Lusmila Lamothe, propietaria de una tienda virtual de productos para el cabello afro. «Hacerse visible en redes sociales no es una mala estrategia, al contrario, si quieres vender, ser más rentable y tener más ganancias, lo necesitas. Lo malo está, a mi parecer, cuando promocionan el “estoy orgullosa de ser negra” sin saber las implicaciones».

«Esto no se usa, esto es lo que somos. Lo estamos rescatando»

Esta visualidad representa «algo súper fuerte dentro de la historia y la identidad de los pueblos negros», dice el director de Barber Street. En la actualidad «queremos lucir así porque se usa… Esto no se usa, esto es lo que somos. Lo estamos rescatando», sentencia.

Geidy Fundora, de FLACSO, opina que el acercamiento a esta forma de vestir por motivos de moda o prácticas religiosas puede ir generando conciencia. «No siempre va a ser así. Por supuesto, va a haber quien lo asuma como algo pasajero», agrega.

Elección para el vestir, motivo de responsabilidad social… cómo identificarse con la afroestética queda en manos de quienes la llevan. A fin de cuentas, usarlo es cuestión de gusto, pero discriminarlo, violencia.

Ya no es antes

Suena el clic de la cámara cuando se toma una fotografía. Luego presionan el obturador de nuevo. Ha llegado el turno de los turbantes y la melena rizada en la pasarela, en la calle. No parece que vaya a detenerse pronto. «Es una cosa global, no se puede aguantar», dice Dam Blem, modelo de la agencia ACTUAR dedicado en exclusivo a las tendencias afro. «Actualmente toma fuerza. Están considerando trabajar más con modelos negros, eso no lo veíamos tanto. Una parte importante de los desfiles a nivel mundial son con tendencias africanas, sus coloridos y diseños».

La marea desborda el mundo de La Maison y la alta costura. Viaja desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, piensa Blen Pomares, «porque gran parte de los cubanos somos mestizos». Va cambiando la mentalidad de «queratina y desrizado», sin dar la espalda al «boom de la moda». «He visto a blancos, amistades mías, gente de `pelo muerto´ que se lo han rizado».

Los jóvenes también quieren llevarlo como sus amigos, como los músicos, artistas u otras figuras públicas. Los expertos apuntan la incuestionable influencia de Internet, en particular de las redes sociales, como medio de interacción con experiencias de diversos lugares del mundo, así como canales de unión en la distancia entre promotores locales. Datos del citado Estudio Pelo Bueno… confirman actitudes significativamente más positivas hacia el cabello afro en las seguidoras de las publicaciones de blogueras negras que en otras mujeres. En este sentido sobresalieron las posturas explícitas de los millenialls.

Además del papel de las plataformas hipermediales en la reivindicación «otra estética, en una proporción aún ínfima con relación al poder de los medios hegemónicos», Fundora también destaca la importancia del trabajo local en el florecimiento de una visualidad otrora discriminada. «Proyectos comunitarios de descendientes de jamaicanos, haitianos, pueblos del Caribe en general, siempre han intentado mantener un espacio de construcción cultural contrahegemónica», declara.

Para Robe «El Ninho» Álvarez, la efervescencia de iniciativas trabajando en el país habla de un claro antes y después en la percepción de la estética afro en nuestra sociedad. El activismo «ha mantenido en pie el movimiento generado de un tiempo para acá. Le ha dado un gran empuje a esta comunidad que está creciendo en Cuba, en un ciclo de empoderamiento», valora el rapero, quien también trasmite con su música mensajes vinculados al orgullo afrodescendiente y la deconstrucción de estereotipos.

Una sencilla búsqueda revela gran número de páginas de Facebook, chats de Telegram o grupos de WhatsApp dedicados al debate y socialización de tópicos vinculados a la afroestética. Si bien muchos ven en el activismo un espacio para el emprendimiento económico, con la consiguiente relación con nichos de mercado emergentes, también se constata una vocación de responsabilidad social. Casi todas estas iniciativas «tienen en paralelo un conjunto de actividades, un espacio gratuito de instrucción y educación», considera la académica de FLACSO.

Lusmila Lamothe concibió desde el inicio su tienda virtual como un negocio potencialmente lucrativo. Relata su experiencia: «Teniendo en cuenta la poca disponibilidad de lugares donde existe la oferta ―Beyond Roots es el único, pero bueno, aquí hay otra opción― la demanda crece cada vez más». Sí es un negocio rentable «mientras cubras el poder adquisitivo de los diferentes segmentos de compradores».

Creó la página de Facebook Comunidad Afro con el objetivo de promocionar los artículos en venta «pero se extendió a consejos para el cuidado del cabello, información e historia sobre la “negritud” en el mundo».

«No son modelos, ellas son cubanas como tú, lo llevan afro y son mujeres hermosas»

La tienda Beyond Roots también cuenta con una comunidad de más de 9000 integrantes en esta plataforma. Según Heredia, tratan de ofrecer «un espacio integrador donde encontrar no solo productos, sino también asesoría especializada y una comunidad de apoyo. Nos esforzamos en comunicar a través de imágenes, promover un patrón de belleza afrocubana. Comparto fotos de los propios miembros del grupo. Es mi forma de decirles: no son modelos, ellas son cubanas como tú, lo llevan afro y son mujeres hermosas».

Crecer hacia el cielo

«El prejuicio siempre existirá, más si tienes dreadlocks y tatuajes como yo», opina Andy, fotógrafo de Beyond Roots. «La mayor parte del tiempo es disimulado, nunca lo van a hacer evidente, pero cuando llego a un lugar demuestro ser un profesional para callar a la gente. También me han contactado por teléfono y se retractan cuando me ven o cosas así», cuenta.

Durante años, la negritud ha llevado a cuestas un hálito de marginalidad, perpetuado en el imaginario social. «Eso es una negrá», «es un negrito decente, parece blanco», «negra tenía que ser», «adelantar la raza», son solo algunas de las frases despectivas desprendidas de la cotidianidad. Encierran rezagos de siglos de opresión.

Deconstruir estereotipos arraigados tan profundamente en la idiosincrasia es una tarea bien difícil. Supone liberarnos de prejuicios, desaprender costumbres y concepciones supuestamente inamovibles. Las manifestaciones discriminatorias en torno a la afroestética penetran, incluso, en la comunidad afrocubana.

«En Cuba yo siempre he notado una dicotomía muy interesante ―valora Adriana Heredia―. De un lado, una parte significativa de la población practica religiones afrocubanas y en ese sentido vemos un fuerte orgullo por nuestras raíces. Sin embargo, del otro lado vemos a esas mismas personas adoptar patrones eurocentristas porque asocian la estética afro con algo atrasado, poco profesional y marginal. Vemos una desconexión entre identidad y raza».

«Amén de qué tan clara tengas la piel serás considerada “negra verdadera”» explica Lusmila Lamothe. También ganan popularidad las técnicas de definición, en la búsqueda de un estándar de rizos largos y bien marcados porque «según cuánto se noten, da un estatus mayor o no».

Cada modelo de belleza, alternativo o no, trae sus cánones. Eso es lo constante de las modas. En un tema tan polémico como este, con tanta divergencia de opiniones, solo nos queda la certeza del largo camino por recorrer. Pero si hablamos de identidad, una noción tan plural, tan individual, tan manida, la única alternativa válida está en el respeto a la imagen escogida por cada cual para mostrarse al mundo.

«Que tu cabello siga creciendo hacia el cielo»

«Una vez que los jóvenes adquieren esos conocimientos sobre sí mismos, esa reafirmación de su identidad, el poder que obtienen es muy grande, porque no van a vivir diezmados a la sombra de nadie ni de nada», dice Robe «El Ninho». Tú decides si quieres pelo lacio o, como canta el rapero, que tu cabello siga creciendo hacia el cielo.

Tomado de Alma Máter

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